Las fuerzas de seguridad sirias denuncian ataques diarios de grupos insurgentes en Homs
Homs, EP
Unos cuatro o cinco miembros de las fuerzas de seguridad sirias mueren cada día en la ciudad de Homs (oeste), según denunciaron este martes efectivos del Ejército y la Policía sirias que controlan dicha ciudad, que vive en un clima de miedo y desolación, según ha comprobado un grupo de periodistas que se encuentra de visita en Homs bajo la supervisión de funcionarios del Gobierno sirio.
Homs es una de las más afectadas por la represión de régimen del presidente, Bashar al Assad, en la que han muerto al menos 5.000 personas desde que comenzaron las manifestaciones en marzo de 2011.
"Cada día tenemos un funeral. Cada día recibimos entre cuatro o cinco muertos. Hubo un día en el que enterramos unos veinte cuerpos", explicó Haitham Othman, comandante en un hospital militar de la ciudad en el que el lunes entraron los cadáveres de tres soldados.
"Los grupos terroristas han ocupado dos terceras partes de la ciudad. Están armados y tienen apoyo de fuerzas extranjeras. Traen armas de Líbano y de Turquía. Están atacando a civiles y a las fuerzas de seguridad", explicó a los periodistas mientras realizaban una visita en Homs bajo el control del régimen.
Los ataúdes de los soldados muertos, todos con una bandera de Siria, son exhibidos en ambulancias por toda la provincia de Homs. Familiares y el personal sanitario les tiran arroz mientras se pone música.
Las autoridades enseñaron posteriormente a los periodistas los cuerpos de cuatro soldados que supuestamente murieron en un ataque de la insurgencia junto a otros tres uniformados mientras se dirigían a casa en autobús. Además, cuatro civiles murieron en dicho ataque.
El coronel Mohsen Ibrahim aseguró que el hospital militar recibe todos los días entre 10 y 15 miembros de las fuerzas de seguridad que han resultado heridos. "Estos días estamos recibiendo a personas con heridas más graves que han muerto ahora que los grupos armados utilizan armas más sofisticadas como morteros o lanza-granadas", destacó.
Durante el paseo realizado en compañía de funcionarios del régimen, el periodista de Reuters comprobó que las calles estaban vacías, aunque las autoridades les advirtieron de que los enfrentamientos podrían comenzar en cualquier momento. Los efectivos militares se colocan en cada esquina detrás de trincheras fabricadas con bolsas de arena.
TIENDAS CERRADAS Y CALLES VACÍAS
La mayor parte de las tiendas permanecen cerradas, y los comerciantes que deciden abrir aseguran que no venden nada. Un comerciante señaló que solo abren cuatro horas al día. "La gente está aterrorizada", indicó. En una de las paredes de la ciudad podía leerse "Abajo con Al Assad", mientras en el muro de enfrente aparecía el mensaje de "Siria es Al Assad".
Aunque la mayor parte de los comerciantes se negaron a hablar, en privado denuncian que están asustados ante las acciones del Gobierno mientras otros acusan a grupos armados.
"¿Sabes por qué la gente no habla? Están asustados por los hombres armados. Saben que están vigilando y si hablan sobre lo que está pasando de verdad, vendrán y les atacarán", señaló un estudiante de 21 años de nombre Tony.
"El Ejército está aquí para protegernos. Siguen atacando al Ejército. ¿Qué tipo de demócratas son si atacan a sus propios militares, al Ejército de su país?", explicó.
Una profesora de unos 50 años explicó que hay tiroteos a diario y que cuando se producen duran horas. "Nos hemos acostumbrado. Este es el tipo de vida que vivimos". La mujer se negó a facilitar su nombre. "No es seguro", añadió.
"NOS ROMPERÁN EL CUELLO"
"Si queréis saber qué está pasando solo tenéis que mirar a vuestro alrededor. Es obvio", señaló un comerciante. "Por favor no nos pregunten nada o nos hablen. Nos romperán el cuello", denunció. Al preguntarle quiénes, respondió: "Las personas con las que estáis".
Los periodistas no pudieron entrar en la mayor parte de los barrios de Homs debido a que están tomados por los insurgentes. A lo lejos, en una carretera que sale de Homs, se podía ver ondeando la bandera verde, blanca y negra, símbolo de los rebeldes.
En muchas zonas de la ciudad, los periodistas comprobaron los estragos de los enfrentamientos, con edificios quemados o marcas de balas. Un vehículo armado apareció destruido en una calle mientras algunas barricadas de arena estaban completamente rotas.