La UE pone el foco en combatir el paro
Merkel y Sarkozy propondrán en la próxima cumbre europea la creación de un plan de “crecimiento y competitividad” para afrontar el desempleo juvenil
Bruselas, El País
El nuevo tratado para reforzar la gobernanza económica y la disciplina de la zona euro establecerá sanciones económicas a los países de la moneda única que no incluyan adecuadamente en sus Constituciones o normas similares la llamada regla de oro, según el cuarto borrador. Esta regla exige a los Estados del euro mantener el equilibrio presupuestario o un déficit máximo del 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB). En caso de que el Tribunal de la UE estime que la regla no se haya incluido de forma adecuada, el Estado infractor podrá ser sancionado con una multa de hasta el 0,1% del PIB. El nuevo marco legal entrará en vigor el 1 de enero de 2013 si para entonces ha sido aprobado por al menos 12 Estados.
Este último borrador, en cuya elaboración han participado representantes de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Banco Central Europeo y los Estados, señala que “la concesión de asistencia en el marco de los nuevos programas bajo el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) estará condicionada, a partir del 1 de marzo de 2013, a la ratificación del tratado por las partes”.
El texto del nuevo tratado, que será debatido en la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de Bruselas el próximo día 30, establece un mayor protagonismo de la Comisión, que será la institución que impulsará los procedimientos para llevar al Tribunal de la Unión Europea a los países que no inscriban en su Constitución la regla de oro. No obstante, esta facultad de iniciativa se mantiene también para cualquier Estado que estime que el tratado no se aplica correctamente.
Junto a este documento, los líderes europeos analizarán otro texto elaborado por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el que se proponen seis medidas para afrontar la crisis. El objetivo fundamental de esta nueva estrategia es “un esfuerzo renovado para afrontar el desempleo, especialmente el juvenil”.
Los 27 socios europeos han sido invitados por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy a “compartir sus experiencias de reformas del mercado de trabajo” para favorecer la creación de empleo en la UE. Su idea común es que todas las agencias nacionales de empleo se vean en condiciones de hacer en un reducido periodo “una oferta concreta a cada parado: empleo, contrato de aprendizaje o formación”. Precisamente, esta medida fue acordada ayer a nivel nacional en Francia durante una cumbre de urgencia entre el presidente, Nicolas Sarkozy, y los agentes sociales.
Para luchar contra las desbocadas cifras del desempleo juvenil, la pareja germano-francesa impulsará además en Bruselas la firma de un “plan europeo para el aprendizaje”, y propugnará “la reducción de las cargas que pesan sobre el trabajo, reforzar la lucha contra el dumping social y dar mayores facilidades a la movilidad transfronteriza de quienes buscan empleo”.
El documento elaborado por Alemania y Francia quiere compaginar el rigor presupuestario, que ha sido endurecido con la inclusión de sanciones económicas, con la lucha contra el desempleo, la gran rémora que afecta ya más de 23 millones de personas en la Unión Europea. Sobre el papel, París y Berlín llaman a los socios a reflexionar sobre la creación de un fondo para el crecimiento y la competitividad que en principio estaría destinado a estimular la actividad en Grecia, Portugal e Irlanda, los tres países que reciben asistencia financiera. Con esta medida, los dirigentes de las dos mayores economías de la eurozona dan forma a la voluntad del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, de agotar los fondos europeos no gastados, como los de cohesión, para destinarlos a los países afectados por los recortes.
París y Berlín quieren además aprobar medidas de apoyo a las pymes, entre otras el documento cita la simplificación de las reglas contables, la mejora del acceso a los mercados públicos y la inversión de los fondos de capital riesgo.
La convergencia fiscal europea es otro de los grandes objetivos de la pareja conocida como Merkozy. Ambos muestran su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea para poner en marcha “un sistema común de tasa sobre las transacciones financieras”, y piden una mayor cooperación fiscal de las empresas.
Aunque este deseo cuenta con la intransigente oposición de Irlanda, que se niega a tocar su reducido impuesto de sociedades, Merkel y Sarkozy quieren “acelerar la coordinación fiscal de las empresas europeas”. En todo caso, Berlín y París están determinados a avanzar solos en ese camino. El lunes próximo, en París, los ministros de Economía, François Baroin y Wolfgang Schäuble, mantendrán una reunión económico-financiera bilateral de la que saldrá un libro verde sobre la convergencia de sus impuestos de sociedades. Ahora, Alemania grava con un 29,8% a sus empresas, y Francia recauda un 34,4%.
En este campo, Berlín y París, con el objeto de reforzar la coordinación económica, han expresado su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea de “establecer un sistema común de una tasa de transacciones financieras” y para finales de febrero presentarán una propuesta sobre la convergencia del impuesto de sociedades.
El eje franco-alemán también quiere impulsar la modernización de las Administraciones públicas y mejorar el acceso a terceros mercados, expresando su voluntad política de reforzar “las relaciones transatlánticas a través de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea”.
Bruselas, El País
El nuevo tratado para reforzar la gobernanza económica y la disciplina de la zona euro establecerá sanciones económicas a los países de la moneda única que no incluyan adecuadamente en sus Constituciones o normas similares la llamada regla de oro, según el cuarto borrador. Esta regla exige a los Estados del euro mantener el equilibrio presupuestario o un déficit máximo del 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB). En caso de que el Tribunal de la UE estime que la regla no se haya incluido de forma adecuada, el Estado infractor podrá ser sancionado con una multa de hasta el 0,1% del PIB. El nuevo marco legal entrará en vigor el 1 de enero de 2013 si para entonces ha sido aprobado por al menos 12 Estados.
Este último borrador, en cuya elaboración han participado representantes de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Banco Central Europeo y los Estados, señala que “la concesión de asistencia en el marco de los nuevos programas bajo el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) estará condicionada, a partir del 1 de marzo de 2013, a la ratificación del tratado por las partes”.
El texto del nuevo tratado, que será debatido en la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de Bruselas el próximo día 30, establece un mayor protagonismo de la Comisión, que será la institución que impulsará los procedimientos para llevar al Tribunal de la Unión Europea a los países que no inscriban en su Constitución la regla de oro. No obstante, esta facultad de iniciativa se mantiene también para cualquier Estado que estime que el tratado no se aplica correctamente.
Junto a este documento, los líderes europeos analizarán otro texto elaborado por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el que se proponen seis medidas para afrontar la crisis. El objetivo fundamental de esta nueva estrategia es “un esfuerzo renovado para afrontar el desempleo, especialmente el juvenil”.
Los 27 socios europeos han sido invitados por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy a “compartir sus experiencias de reformas del mercado de trabajo” para favorecer la creación de empleo en la UE. Su idea común es que todas las agencias nacionales de empleo se vean en condiciones de hacer en un reducido periodo “una oferta concreta a cada parado: empleo, contrato de aprendizaje o formación”. Precisamente, esta medida fue acordada ayer a nivel nacional en Francia durante una cumbre de urgencia entre el presidente, Nicolas Sarkozy, y los agentes sociales.
Para luchar contra las desbocadas cifras del desempleo juvenil, la pareja germano-francesa impulsará además en Bruselas la firma de un “plan europeo para el aprendizaje”, y propugnará “la reducción de las cargas que pesan sobre el trabajo, reforzar la lucha contra el dumping social y dar mayores facilidades a la movilidad transfronteriza de quienes buscan empleo”.
El documento elaborado por Alemania y Francia quiere compaginar el rigor presupuestario, que ha sido endurecido con la inclusión de sanciones económicas, con la lucha contra el desempleo, la gran rémora que afecta ya más de 23 millones de personas en la Unión Europea. Sobre el papel, París y Berlín llaman a los socios a reflexionar sobre la creación de un fondo para el crecimiento y la competitividad que en principio estaría destinado a estimular la actividad en Grecia, Portugal e Irlanda, los tres países que reciben asistencia financiera. Con esta medida, los dirigentes de las dos mayores economías de la eurozona dan forma a la voluntad del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, de agotar los fondos europeos no gastados, como los de cohesión, para destinarlos a los países afectados por los recortes.
París y Berlín quieren además aprobar medidas de apoyo a las pymes, entre otras el documento cita la simplificación de las reglas contables, la mejora del acceso a los mercados públicos y la inversión de los fondos de capital riesgo.
La convergencia fiscal europea es otro de los grandes objetivos de la pareja conocida como Merkozy. Ambos muestran su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea para poner en marcha “un sistema común de tasa sobre las transacciones financieras”, y piden una mayor cooperación fiscal de las empresas.
Aunque este deseo cuenta con la intransigente oposición de Irlanda, que se niega a tocar su reducido impuesto de sociedades, Merkel y Sarkozy quieren “acelerar la coordinación fiscal de las empresas europeas”. En todo caso, Berlín y París están determinados a avanzar solos en ese camino. El lunes próximo, en París, los ministros de Economía, François Baroin y Wolfgang Schäuble, mantendrán una reunión económico-financiera bilateral de la que saldrá un libro verde sobre la convergencia de sus impuestos de sociedades. Ahora, Alemania grava con un 29,8% a sus empresas, y Francia recauda un 34,4%.
En este campo, Berlín y París, con el objeto de reforzar la coordinación económica, han expresado su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea de “establecer un sistema común de una tasa de transacciones financieras” y para finales de febrero presentarán una propuesta sobre la convergencia del impuesto de sociedades.
El eje franco-alemán también quiere impulsar la modernización de las Administraciones públicas y mejorar el acceso a terceros mercados, expresando su voluntad política de reforzar “las relaciones transatlánticas a través de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea”.