La exclusión de Yavlinski facilita a Putin ganar en la primera vuelta
Con el multimillonario Prójorov son cinco los candidatos a las presidenciales
Moscú, El País
La exclusión de Grígori Yavlinski, un veterano político liberal y economista, de las elecciones presidenciales es interpretada como una medida para facilitar a Vladímir Putin el logro del 50% de los votos, el requisito para vencer en la primera vuelta electoral. En el Kremlin había partidarios de una segunda vuelta, lo que, desde su punto de vista, aumentaría la legitimidad del vencedor y la verosimilitud de su victoria para una sociedad cada vez más crítica. Putin sin embargo quiere vencer en primera vuelta, afirman medios próximos al Kremlin.
La Comisión Electoral Central de Rusia (CEC) ha excluido a Yavlinski forma oficial. El motivo alegado para esta decisión, ya anticipada a principios de semana, fueron las supuestas irregularidades en más de un 25% de los dos millones de firmas presentadas como aval de la candidatura. Yavlinski ha anunciado que recurrirá ante los tribunales y calificó de “puramente política” la posición de la CEC.
La práctica judicial rusa demuestra que en temas relacionados con las elecciones las quejas de la oposición no dan resultado. “Vladímir Putin y las autoridades temen el voto de los ciudadanos hartos del robo, la mentira y la corrupción”, ha dicho Yavlinski, que ha sido invitado a intervenir en el mitin organizado por la oposición el 4 de febrero. Así pues, serán cinco los contendientes en las presidenciales del 4 de marzo. De ellos, cuatro representan a partidos con escaños en el Parlamento y, por ello, no necesitan recoger firmas. Son el jefe del Gobierno, Vladímir Putin, por Rusia Unida (mayoritario en la Duma Estatal), Serguéi Mirónov, por Rusia Justa (de tendencia socialdemócrata), Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista, y el populista Vladímir Zhirinovski, por el Partido Liberal Democrático. El quinto contendiente es el oligarca Mijaíl Prójorov, cuyas firmas de aval fueron dadas por buenas por la CEC. Según el semanario New Times, el multimillonario inscribió su candidatura porque Putin se lo pidió cuando estaba a punto de expirar el plazo para ello. El multimillonario, que se perfila como un representante de la derecha liberal, ha dicho que espera obtener entre el 15% y el 20% de los votos.
Los tres partidos de oposición en la Duma intentaron debatir una moción de censura a Vladímir Chúrov, el jefe de la CEC. Sin embargo, dos de esas tres fuerzas políticas (los comunistas y los populistas de Zhirinovski) han acabado conformándose con mucho menos este viernes, cuando la Duma ha aprobado una declaración descafeinada sobre la necesidad de cambiar la legislación electoral para asegurar unas elecciones limpias y examinar cuidadosamente las quejas contra la CEC. Los partidos de oposición con escaños en la Duma a resultas de las elecciones legislativas de diciembre están en una posición ambivalente, entre el deseo de conservar los escaños que les atribuyeron y el riesgo de reclamar los que creen que les han robado.
El cese de Chúrov y la renovación de la CEC han sido reivindicaciones centrales de los mítines de diciembre contra el fraude electoral. A las reivindicaciones de entonces se sumarán el 4 de febrero la exigencia de nuevas elecciones generales y presidenciales por un periodo interino durante el cual se prepararía una reforma política. Esta vez, los organizadores del mitin han tenido grandes dificultades para que la alcaldía de Moscú autorizara un itinerario por el centro de la ciudad.
En el diario Védomosti, el periodista Mijaíl Fishman comenta que las autoridades se reprimen y evitan disolver o utilizar la fuerza contra los disidentes. Una de las razones es que “la opinión de Occidente preocupa a Vladímir Putin”. “[Basta] un enfrentamiento serio y le pueden equiparar a un tirano y eso es un desprestigio y es peligroso desde el punto de vista económico”, señala.
Moscú, El País
La exclusión de Grígori Yavlinski, un veterano político liberal y economista, de las elecciones presidenciales es interpretada como una medida para facilitar a Vladímir Putin el logro del 50% de los votos, el requisito para vencer en la primera vuelta electoral. En el Kremlin había partidarios de una segunda vuelta, lo que, desde su punto de vista, aumentaría la legitimidad del vencedor y la verosimilitud de su victoria para una sociedad cada vez más crítica. Putin sin embargo quiere vencer en primera vuelta, afirman medios próximos al Kremlin.
La Comisión Electoral Central de Rusia (CEC) ha excluido a Yavlinski forma oficial. El motivo alegado para esta decisión, ya anticipada a principios de semana, fueron las supuestas irregularidades en más de un 25% de los dos millones de firmas presentadas como aval de la candidatura. Yavlinski ha anunciado que recurrirá ante los tribunales y calificó de “puramente política” la posición de la CEC.
La práctica judicial rusa demuestra que en temas relacionados con las elecciones las quejas de la oposición no dan resultado. “Vladímir Putin y las autoridades temen el voto de los ciudadanos hartos del robo, la mentira y la corrupción”, ha dicho Yavlinski, que ha sido invitado a intervenir en el mitin organizado por la oposición el 4 de febrero. Así pues, serán cinco los contendientes en las presidenciales del 4 de marzo. De ellos, cuatro representan a partidos con escaños en el Parlamento y, por ello, no necesitan recoger firmas. Son el jefe del Gobierno, Vladímir Putin, por Rusia Unida (mayoritario en la Duma Estatal), Serguéi Mirónov, por Rusia Justa (de tendencia socialdemócrata), Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista, y el populista Vladímir Zhirinovski, por el Partido Liberal Democrático. El quinto contendiente es el oligarca Mijaíl Prójorov, cuyas firmas de aval fueron dadas por buenas por la CEC. Según el semanario New Times, el multimillonario inscribió su candidatura porque Putin se lo pidió cuando estaba a punto de expirar el plazo para ello. El multimillonario, que se perfila como un representante de la derecha liberal, ha dicho que espera obtener entre el 15% y el 20% de los votos.
Los tres partidos de oposición en la Duma intentaron debatir una moción de censura a Vladímir Chúrov, el jefe de la CEC. Sin embargo, dos de esas tres fuerzas políticas (los comunistas y los populistas de Zhirinovski) han acabado conformándose con mucho menos este viernes, cuando la Duma ha aprobado una declaración descafeinada sobre la necesidad de cambiar la legislación electoral para asegurar unas elecciones limpias y examinar cuidadosamente las quejas contra la CEC. Los partidos de oposición con escaños en la Duma a resultas de las elecciones legislativas de diciembre están en una posición ambivalente, entre el deseo de conservar los escaños que les atribuyeron y el riesgo de reclamar los que creen que les han robado.
El cese de Chúrov y la renovación de la CEC han sido reivindicaciones centrales de los mítines de diciembre contra el fraude electoral. A las reivindicaciones de entonces se sumarán el 4 de febrero la exigencia de nuevas elecciones generales y presidenciales por un periodo interino durante el cual se prepararía una reforma política. Esta vez, los organizadores del mitin han tenido grandes dificultades para que la alcaldía de Moscú autorizara un itinerario por el centro de la ciudad.
En el diario Védomosti, el periodista Mijaíl Fishman comenta que las autoridades se reprimen y evitan disolver o utilizar la fuerza contra los disidentes. Una de las razones es que “la opinión de Occidente preocupa a Vladímir Putin”. “[Basta] un enfrentamiento serio y le pueden equiparar a un tirano y eso es un desprestigio y es peligroso desde el punto de vista económico”, señala.