Fidel, al infierno; los republicanos, en el limbo

Cuba es un ejemplo de una política republicana estancada y que no conecta con el electorado hispano

Miami, El País
En su primera aproximación al voto hispano, los principales candidatos presidenciales del Partido Republicano dejaron patente en el debate de Florida, no ya que se encuentran muy lejos de los intereses de esa comunidad, sino que ni siquiera conocen su pensamiento actual.

Newt Gingrich y Mitt Romney cruzaron en el debate un par de ironías de mal gusto sobre el futuro de Fidel Castro que quizá satisfaga a un arcaico y minoritario sector del exilio, pero que en absoluto es la respuesta a las preocupaciones que hoy tienen los cubanos en este país.

El moderador, Brian Williams, preguntó, con buen criterio, cuál sería su reacción en el caso de que la muerte de Fidel Castro provocase una salida masiva de cubanos hacia EE UU. En lugar de responder, Romney dijo que lo primero que haría sería “agradecer al cielo que Fidel Castro haya vuelto con su creador y sea enviado a otra tierra”. Gingrich tomo el relevó para precisar: “No creo que Fidel vaya a encontrarse con su creador; creo que más bien va a ir a otro lugar”.

Ja, ja, ja. Es posible que el comentario provocase algunas sonrisas entre los abuelos que juegan al dominó en la Calle Ocho, pero difícilmente va a satisfacer a decenas de miles de jóvenes cubanos que hoy luchan por un difícil futuro en Florida y a los que Fidel Castro, con quien no simpatizan, les preocupa más bien poco.

Barack Obama ha puesto en marcha durante su presidencia una política de acercamiento entre cubanos de la isla y del exilio que, en general, está bien aceptada en Florida. Los cubanos norteamericanos quieren libertad y democracia para su patria, por supuesto, pero quieren también que sus familiares allí puedan comer y comunicarse y, en la medida de lo posible, prosperar. Existe un sector muy conservador del exilio, pero existe también de forma creciente un grupo de cubanos moderados que desean otra política hacia Cuba.

Los hispanos representan el 11% del voto republicano de Florida. Es una gran proporción. Pero en los últimos años, ante el inmovilismo de la política republicana hacia Cuba y tras la llegada al estado de otras comunidades de habla española, ya son más los demócratas que los republicanos. Y cada día crece esa diferencia porque cada día hay más hispanos que se hacen demócratas.

Cuba es un ejemplo de una política estancada que no conecta con los hispanos. La posición de los candidatos ante la inmigración o su insistencia en hacer del inglés idioma oficial único son otras pruebas aún más contundentes.

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