El Partido Liberal alemán, al borde de la liquidación
Los socios de la canciller Merkel pasan del 14% al 2% en las encuestas
Berlín, El País
Cada vez que parecen tocar fondo, los liberales del FDP se las arreglan para demostrar que todo puede salirles aún peor. Los socios minoritarios en la coalición de centro-derecha que gobierna Alemania han dado un paso más senda de autoliquidación que enfilaron poco después del histórico triunfo del 14,6% en las generales de 2009. El acto más reciente del drama liberal tuvo un escenario a su altura: la Ópera de Stuttgart, donde el presidente del partido y vicecanciller federal Philipp Rösler intentaba levantar los ánimos de la militancia durante la reunión anual del Partido en el Día de Reyes. Apenas llevaba 10 minutos hablando cuando en la platea empezó a difundirse que se había roto el Gobierno tripartito en el Estado vecino de Sarre. El FDP se quedará fuera de ese Ejecutivo regional. Los socios de la canciller democristiana Angela Merkel (CDU) ya sólo tienen representación parlamentaria en 11 de los 16 Estados federados. Su intención de voto se ha hundido hasta el 2%, bien por debajo del umbral del 5% que se requiere para acceder al Parlamento (Bundestag).
La primera ministra regional de Sarre, Annegret Kramp-Karrenbauer (CDU), explicó la ruptura por los problemas internos del FDP regional. Democristianos, Verdes y FDP gobernaban allí en una novedosa coalición tripartita desde 2009. No contenta con echar la culpa de la crisis al FDP, Kramp-Karrenbauer la anunció en el peor momento posible. Nadie esperaba que se produjese tan pronto ni que la CDU pusiera de ese modo en evidencia la mala situación de su socio de Gobierno federal. Justo mientras Rösler intentaba transmitir determinación y confianza a cientos liberales que se congregaban en la Ópera.
La decisión de Kramp-Karrenbauer levantó suspicacias en el FDP federal. La primera ministra de Sarre no pertenece al círculo de confianza de Merkel, pero no cabe duda de que tiene línea directa con la cúpula del partido y también con la canciller. ¿No se informó de que estaba torpedeando directamente al vicecanciller y ministro de Economía Rösler?
El aspecto y la voz juvenil del jefe liberal, así como su trato amable, ha contribuido a su imagen de debilidad dentro y fuera del partido. No ha sabido sobreponerse a estas críticas. Para muchos alemanes, el FDP se ha convertido en un apéndice de la CDU sin perfil, programa ni ideas. La modesta rebaja de impuestos pactada con la CDU antes de navidad no les ha servido de nada.
Los liberales tienen abierto un debate interno marcado por el miedo a caer en la insignificancia en 2013. El liderazgo de Rösler, precario desde que en mayo derrocó sin mucho entusiasmo a su predecesor Guido Westerwelle, se tambalea ahora peligrosamente. Tras el reciente abandono del secretario general Christian Lindner, el “relevo generacional” que los liberales se propusieron en mayo ha quedado definitivamente enterrado. Rösler, de 38 años, tendría dificultades para capear una nueva derrota regional en Schleswig-Holstein en las elecciones de mayo. El veterano Rainer Brüderle suena como posible sucesor.
Mientras tanto, a Merkel le toca evaluar cuántos de estos problemas liberales amenazan para la pervivencia de su Gobierno hasta 2013.
Berlín, El País
Cada vez que parecen tocar fondo, los liberales del FDP se las arreglan para demostrar que todo puede salirles aún peor. Los socios minoritarios en la coalición de centro-derecha que gobierna Alemania han dado un paso más senda de autoliquidación que enfilaron poco después del histórico triunfo del 14,6% en las generales de 2009. El acto más reciente del drama liberal tuvo un escenario a su altura: la Ópera de Stuttgart, donde el presidente del partido y vicecanciller federal Philipp Rösler intentaba levantar los ánimos de la militancia durante la reunión anual del Partido en el Día de Reyes. Apenas llevaba 10 minutos hablando cuando en la platea empezó a difundirse que se había roto el Gobierno tripartito en el Estado vecino de Sarre. El FDP se quedará fuera de ese Ejecutivo regional. Los socios de la canciller democristiana Angela Merkel (CDU) ya sólo tienen representación parlamentaria en 11 de los 16 Estados federados. Su intención de voto se ha hundido hasta el 2%, bien por debajo del umbral del 5% que se requiere para acceder al Parlamento (Bundestag).
La primera ministra regional de Sarre, Annegret Kramp-Karrenbauer (CDU), explicó la ruptura por los problemas internos del FDP regional. Democristianos, Verdes y FDP gobernaban allí en una novedosa coalición tripartita desde 2009. No contenta con echar la culpa de la crisis al FDP, Kramp-Karrenbauer la anunció en el peor momento posible. Nadie esperaba que se produjese tan pronto ni que la CDU pusiera de ese modo en evidencia la mala situación de su socio de Gobierno federal. Justo mientras Rösler intentaba transmitir determinación y confianza a cientos liberales que se congregaban en la Ópera.
La decisión de Kramp-Karrenbauer levantó suspicacias en el FDP federal. La primera ministra de Sarre no pertenece al círculo de confianza de Merkel, pero no cabe duda de que tiene línea directa con la cúpula del partido y también con la canciller. ¿No se informó de que estaba torpedeando directamente al vicecanciller y ministro de Economía Rösler?
El aspecto y la voz juvenil del jefe liberal, así como su trato amable, ha contribuido a su imagen de debilidad dentro y fuera del partido. No ha sabido sobreponerse a estas críticas. Para muchos alemanes, el FDP se ha convertido en un apéndice de la CDU sin perfil, programa ni ideas. La modesta rebaja de impuestos pactada con la CDU antes de navidad no les ha servido de nada.
Los liberales tienen abierto un debate interno marcado por el miedo a caer en la insignificancia en 2013. El liderazgo de Rösler, precario desde que en mayo derrocó sin mucho entusiasmo a su predecesor Guido Westerwelle, se tambalea ahora peligrosamente. Tras el reciente abandono del secretario general Christian Lindner, el “relevo generacional” que los liberales se propusieron en mayo ha quedado definitivamente enterrado. Rösler, de 38 años, tendría dificultades para capear una nueva derrota regional en Schleswig-Holstein en las elecciones de mayo. El veterano Rainer Brüderle suena como posible sucesor.
Mientras tanto, a Merkel le toca evaluar cuántos de estos problemas liberales amenazan para la pervivencia de su Gobierno hasta 2013.