Conmoción en México por ola de suicidios de indígenas
México, AFP
Ante la sequía y falta de alimentos, que habrían llevado al suicidio a medio centenar de indígenas rarámuris, los ciudadanos mexicanos se organizaron para brindar ayuda a las comunidades afectadas por la hambruna.
México se aprestó a enviar ayuda a los indígenas de la Sierra Tarahumara, en el norte del país, luego de que un funcionario local dijo que decenas de tarahumaras se suicidaron porque no podían alimentar a sus hijos debido a la hambruna y al gélido clima que azotan la región.
Por mucho tiempo, los tarahumaras han sido símbolo de orgullo, fortaleza e independencia en México. Son conocidos por correr largas distancias en las montañas, equipados con poco más que sandalias, como parte de celebraciones ancestrales.
COLECTAS Y AYUDA
La idea de que un pueblo tan altivo pudiera estar perdiendo el temple sacudió a los mexicanos y los llevó a organizar colectas de comida y ropa para ellos.
El residente de la Ciudad de México, Samuel López, se presentó en una recolección de ayudas establecida en la principal plaza de la capital con arroz, frijoles, galletas y atún enlatado en los brazos. "Son nuestros hermanos", dijo al dejar sus donaciones.
El esfuerzo de ayuda surgió de forma espontánea el fin de semana, cuando se publicó un video en las redes sociales de internet que muestra a un funcionario de la ciudad de Carichi, un pueblo en la Sierra de Tarahumara del norteño estado de Chihuahua, diciendo que los indígenas se ven empujados a la desesperación y el suicidio después de que sus cosechas se estropearon debido a una combinación de frío intenso y la peor sequía en al menos 70 años.
"Cuando no tienen qué dar de comer a sus hijos, las mujeres indígenas se ponen tristes y es tanto el sufrimieto que hasta el mes de diciembre, 50 mujeres y hombres se arrojaron al barranco y otros se ahorcan", dice en el video Ramón Gardea, dirigente del Frente Organizado de Campesinos Indígenas.
OLA DE SUICIDIOS
Trabajadores de servicios de salud y emergencia de la región dijeron que las versiones de que hay suicidios en masa son falsas, pero nadie niega que la hambruna es real en las escarpadas montañas, donde los tarahumaras en ocasiones viven en cuevas durante el invierno para aprovechar el calor de la tierra.
Rafael González, portavoz de la Cruz Roja Mexicana, dijo que "lo consideramos como una emergencia alimentaria por la sequía que se ha extendido y ha sido mas fuerte que en años pasados".
En el 2011, la Cruz Roja realizó dos expediciones a las montañas para llevar comida, pero este año habrá tres, y la entrega más reciente consistió en 270 toneladas métricas de alimentos y 5.000 mantas. El gobierno asegura que ha enviado millones de dólares en ayuda.
González comparte con la mayoría de los mexicanos el respeto hacia los Tarahumara, "gente que camina cinco o seis horas para llegar adonde se reparte la ayuda". Pero nunca había oído hablar de suicidios por hambruna entre los 250.000 tarahumaras.
El padre jesuita Guadalupe Gasca, que supervisa la Clínica Teresita en la montañosa población tarahumara de Creel, Chihuahua, tampoco da crédito a las versiones de los suicidios. "(Los jesuitas) tenemos casi 400 años de trabajar en esta región, y podemos decir que desde su cosmovisión, el suicidio no es una opción".
Ante la sequía y falta de alimentos, que habrían llevado al suicidio a medio centenar de indígenas rarámuris, los ciudadanos mexicanos se organizaron para brindar ayuda a las comunidades afectadas por la hambruna.
México se aprestó a enviar ayuda a los indígenas de la Sierra Tarahumara, en el norte del país, luego de que un funcionario local dijo que decenas de tarahumaras se suicidaron porque no podían alimentar a sus hijos debido a la hambruna y al gélido clima que azotan la región.
Por mucho tiempo, los tarahumaras han sido símbolo de orgullo, fortaleza e independencia en México. Son conocidos por correr largas distancias en las montañas, equipados con poco más que sandalias, como parte de celebraciones ancestrales.
COLECTAS Y AYUDA
La idea de que un pueblo tan altivo pudiera estar perdiendo el temple sacudió a los mexicanos y los llevó a organizar colectas de comida y ropa para ellos.
El residente de la Ciudad de México, Samuel López, se presentó en una recolección de ayudas establecida en la principal plaza de la capital con arroz, frijoles, galletas y atún enlatado en los brazos. "Son nuestros hermanos", dijo al dejar sus donaciones.
El esfuerzo de ayuda surgió de forma espontánea el fin de semana, cuando se publicó un video en las redes sociales de internet que muestra a un funcionario de la ciudad de Carichi, un pueblo en la Sierra de Tarahumara del norteño estado de Chihuahua, diciendo que los indígenas se ven empujados a la desesperación y el suicidio después de que sus cosechas se estropearon debido a una combinación de frío intenso y la peor sequía en al menos 70 años.
"Cuando no tienen qué dar de comer a sus hijos, las mujeres indígenas se ponen tristes y es tanto el sufrimieto que hasta el mes de diciembre, 50 mujeres y hombres se arrojaron al barranco y otros se ahorcan", dice en el video Ramón Gardea, dirigente del Frente Organizado de Campesinos Indígenas.
OLA DE SUICIDIOS
Trabajadores de servicios de salud y emergencia de la región dijeron que las versiones de que hay suicidios en masa son falsas, pero nadie niega que la hambruna es real en las escarpadas montañas, donde los tarahumaras en ocasiones viven en cuevas durante el invierno para aprovechar el calor de la tierra.
Rafael González, portavoz de la Cruz Roja Mexicana, dijo que "lo consideramos como una emergencia alimentaria por la sequía que se ha extendido y ha sido mas fuerte que en años pasados".
En el 2011, la Cruz Roja realizó dos expediciones a las montañas para llevar comida, pero este año habrá tres, y la entrega más reciente consistió en 270 toneladas métricas de alimentos y 5.000 mantas. El gobierno asegura que ha enviado millones de dólares en ayuda.
González comparte con la mayoría de los mexicanos el respeto hacia los Tarahumara, "gente que camina cinco o seis horas para llegar adonde se reparte la ayuda". Pero nunca había oído hablar de suicidios por hambruna entre los 250.000 tarahumaras.
El padre jesuita Guadalupe Gasca, que supervisa la Clínica Teresita en la montañosa población tarahumara de Creel, Chihuahua, tampoco da crédito a las versiones de los suicidios. "(Los jesuitas) tenemos casi 400 años de trabajar en esta región, y podemos decir que desde su cosmovisión, el suicidio no es una opción".