Cardoso: Claves del Brasil de hoy

Por: Salvador Camarena

El semanario británico The Economist publicó la semana pasada una entrevista con el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. La conversación, en inglés, se puede consultar aquí. A continuación algunos fragmentos de ese material periodístico.

* En nuestra mente, los brasileños éramos un país gigante. Pero por mucho tiempo nuestro tamaño era una ilusión. No teníamos aún la capacidad para desempeñar un rol importante. Siempre aspiramos a tener un papel importante.

* Al final del siglo pasado, la economía se volvió vigorosa, establecimos tradiciones democráticas y redescubrimos nuestras peculiaridades culturales. Esto nos dio la noción de que quizá podíamos jugar un papel de liderazgo con un poder suave: no sólo por nuestra fortaleza económica sino también por nuestra capacidad de aceptar a otros, de ser tolerantes.

* Comparemos Estados Unidos y Brasil. Ambas son naciones de inmigrantes, pero en Brasil los migrantes se mezclaron más, y lo que es más impresionantes es que las culturas se mezclaron también. En Brasil no tenemos una cultura negra y una cultura blanca. Es un sinsentido hablar en Brasil acerca de una cultura negra: es nuestra cultura.

* Es difícil combinar estos hechos: tenemos instituciones y simultáneamente estamos listos para desobedecerlas. Es esa flexibilidad, el jeitinho. Esto es bueno y malo. En algunos aspectos nuestra legislación es buena, pero en la práctica es un desastre. Por ejemplo, tenemos reglas muy estrictas en cuanto al comportamiento de los servidores públicos y los políticos con respecto al dinero público. Y a pesar de eso ahí está la corrupción.

* (Sobre si la corrupción va al alza) Siempre hemos tenido algún grado de corrupción aquí o allá, pero el sistema no era corrupto. Ahora el sistema permite la corrupción como un ingrediente normal. Todo mundo sabe que cuando armas un gabinete de gobierno tienes que compartir el poder con otros partidos. Pero ahora no estás compartiendo el poder, estás compartiendo oportunidades para tener buenos contratos. (Niega que eso fuera el caso de manera sistémica en su gobierno) Ahora el sistema entero está basado en eso. Eso es nuevo. Ha derivado en una cosa muy mala. En la cultura política flexibilidad se ha convertido... no en flexibilidad sino tolerancia del crimen. Tienes instituciones, tienes tribunales, pero nadie está en la prisión.

* Quizá en el futuro la nueva clase media sí va a protestar (en contra de la corrupción), porque ellos no son un producto de la misma sino de los mercados. Ellos están subiendo en la escala social gracias al trabajo, gracias a sus propios esfuerzos. Así que quizá con el tiempo, espero, reaccionarán. Pero va a depender de la situación en general. Porque hoy a nadie le importa. Están en contra de la corrupción, pero no se movilizan porque la situación está bien, ellos siguen avanzando.

* (Sobre qué rol debe tomar la oposición hoy en Brasil) Si imaginara una oposición más fuerte, probablemente tendría que ser una que se basara en ideas más allá de la economía: justicia; seguridad personal; republicanismo en contraste con corrupción; respeto a la ley; calidad de vida. En la vida cotidiana de Brasil lo que está ganando espacios es el mercado. El gobierno es muy fuerte e importante, pero el espíritu del mercado está también infiltrando al gobierno.

* Tuve un sueño anoche en el cual Lula y yo propusimos juntos un Consenso Nacional (la revista consigna que hubo risas del ex presidente al decir eso). Es tan obvio que Brasil necesita concentrarse en algunas cosas importantes. ¿Qué hacemos con respecto a la energía? ¿Qué hacemos en educación? ¿Cómo creamos mejores oportunidades para nuestra infraestructura, con el gobierno y la iniciativa privada trabajando juntos? ¿Cómo llegamos a un consenso en temas de medio ambiente? Es tan obvio. Estas no son preguntas partidistas, sino preguntas nacionales.

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