Tormenta dejó al menos 440 muertos en Filipinas (Cruz Roja)
Filipinas, AFP
El Ejército tiene una división, formada por unos 10.000 efectivos, y tres helicópteros colaborando en las operaciones de rescate en Cagayan de Oro y una segunda división en Iligan. Además, buques de la Armada, el Servicio de Guardacostas y la flota pesquera se coordinan para localizar a la mayoría de las personas dadas por desaparecidas. Decenas de miles de filipinos han buscado refugio de las riadas en zonas altas de Mindanao. Unas 20.000 personas se encontraban ya en centros de acogida abiertos en Cagayan de Oro, donde la ciudad amaneció sin servicio eléctrico.
El alcalde de Iligan, Lawrence Cruz, ha expresado que las inundaciones sorprendieron a los habitantes de su población mientras dormían y que el agua desbordó los sumideros en cuestión de minutos.
El director de la Policía de Iligan, Celso Regencia, ha apuntado que han tenido que acudir al rescate de muchas personas que se refugiaron en el tejado de sus casas y que luego se encontraron atrapadas allí por el agua.
Un total de 5.000 pasajeros, 143 autobuses, 82 camiones, numerosos vehículos y cerca de un centenar de embarcaciones se encuentran paralizados a causa de las inundaciones.
Estado de calamidad en Iligan
El Gobierno de Manila ha declarado el estado de calamidad en Iligan, de momento. 'Washi', con vientos de 90 kilómetros por hora y copiosas lluvias, ha cruzado Mindanao y mantiene su curso por el mar de Joló hacia la isla de Palawan, en el oeste de Filipinas.
El servicio meteorológico filipino prevé que la tormenta tropical se aleje por el Mar de China Meridional el domingo, si no varía su rumbo y velocidad actuales.
Más de un centenar de personas murió en Filipinas los pasados septiembre y octubre por el paso consecutivo de los tifones "Nesat" y "Nelgae" por la región septentrional del país.
Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo como el principal factor del gran número de víctimas que causan en Filipinas los desastres naturales y que evidencian el mal estado de las infraestructuras.
La incontrolada deforestación también favorece las riadas y avalanchas de tierra que son frecuentes durante la estación lluviosa que por lo general comienza en mayo y concluye en noviembre