Rajoy se encierra para descartar la mitad de sus 20 ministrables

Rajoy guarda hasta el último minuto el secreto y desquicia a los aspirantes

Madrid, El País
El poder se expresa de muchas maneras. Pero ninguna tan evidente como la de nombrar a los subordinados. Mariano Rajoy, que siempre fue un hombre de poder y nunca de oposición —aunque ha estado allí casi ocho años—, ha decidido exhibirlo desde el primer minuto. Ayer aún no había llamado a los ministrables, según varios dirigentes, lo que ha mantenido a todo el partido, pero en especial a los aspirantes más claros, en un estado de tensión difícil de describir. Hoy le trasladará su decisión al Rey y posteriormente -en el PP se especula que incluso podría ser esta noche-, comunicará su primer Gobierno a la opinión pública. Todavía no se ha especificado cómo.

El calendario de Rajoy es muy secreto estos días y se va improvisando sobre la marcha. Esta mañana, a las 11.00, acudirá a La Zarzuela para jurar su cargo. A continuación se desplazará a La Moncloa para tomar posesión sobre las 11.45. Ese acto solo tendrá una cobertura para los medios gráficos. Por la tarde Rajoy volverá de nuevo a La Zarzuela para adelantar al Rey cuál será su Gobierno, los nombres de su gabinete. Luego, ya en La Moncloa, se presume que comparecerá públicamente para dar a conocer su gabinete. En principio, Rajoy había confirmado su asistencia esta noche en Getafe a la tradicional cena navideña que convoca el PP de Madrid. Ayer por la tarde el PP advirtió de que Rajoy ya no podrá ir a esa cita, que sí contará con la presencia obvia de Esperanza Aguirre pero también de Alberto Ruiz-Gallardón y de Ana Botella, que sería la candidata para suplir al actual alcalde de la capital si Rajoy le hace mañana ministro.

Rajoy lleva varios días de tremendo ajetreo. Ayer mismo, tras las emociones matinales, en las que fue elegido presidente tras ganar las elecciones al tercer intento, Rajoy se fue a su despacho en la calle Génova, sede del PP, a rematar su Gobierno. Según varias de las personas cercanas, el Ejecutivo no estaba cerrado hasta ayer. Rajoy lleva semanas barajando 20 nombres y pensando en los descartes, dicen los suyos. Y hasta el último minuto no los remató. Su entorno insiste en la posibilidad de que haga las llamadas pertinentes incluso hoy mismo, y no anoche, para evitar filtraciones a la prensa. Rajoy se puede permitir ese lujo con los ministrables que son del partido. Ninguno le dirá que no. Al contrario. Pero tiene más riesgos si espera hasta el final para llamar a algún independiente que pierda mucho dinero y condiciones de vida. Porque el sueldo de ministro es cinco o diez veces menor que el de casi cualquier ejecutivo de primer nivel. Aun así, los suyos insistían en que es difícil decir no al presidente, y en cualquier caso siempre hay varias opciones.

Mientras dilucidaba su Gobierno, Rajoy recibió la llamada de Barack Obama, el presidente de EE UU. No le había felicitado hasta ahora porque suele esperar a que los candidatos sean investidos. Hablaron unos 10 minutos —con intérpretes—. Obama lo llamó “para felicitarle por su triunfo electoral y para subrayar el apoyo de EE UU a su agenda de reformas económicas”, según la Casa Blanca. El PP dijo, además, que habían hablado de mantener unas “relaciones excelentes”. También llegó un mensaje de Angela Merkel. Su portavoz, Steffen Seibert, dijo: “El Gobierno Federal confía en la pronta implementación de las medidas para el refuerzo de la competitividad de España”, medidas que, reconoció, supondrán “un gran sacrificio”.

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