Mariano Rajoy, cara a cara con la crisis como nuevo presidente del Gobierno español
Madrid, EFE
El líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, es desde hoy el nuevo presidente del Gobierno español, un puesto desde el que deberá enfrentarse cara a cara con la grave crisis económica que vive el país y tratar de acabar con el galopante desempleo.
Rajoy fue investido presidente en el Congreso de los Diputados por 187 votos a favor, 149 en contra y 14 abstenciones, un respaldo por mayoría absoluta que, sin embargo, sólo provino de los 185 parlamentarios "populares" a quienes se sumaron dos legisladores de sendas formaciones afines al PP, el de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y el de Foro Asturias.
El resto de los grupos parlamentarios, o bien votaron en contra, como los 110 diputados del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), los representantes de la coalición Izquierda Unida, o los nacionalistas catalanes de centroderecha Convergencia i Unió, o se abstuvieron por distintas razones.
Entre estos últimos, la abstención más sorprendente fue la de los siete diputados de la coalición independentista vasca Amaiur, quienes explicaron que optaron por ese voto, en vez de por el "no", para dejar constancia de que no participan en la elección de "un presidente español".
También se abstuvieron los cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y los dos diputados de Coalición Canaria.
Rajoy, que llega a la jefatura del Gobierno español después de perder dos elecciones frente al líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, es el sexto presidente de la democracia española, y el segundo del Partido Popular, después de José María Aznar, que gobernó España entre 1996 y 2004.
Como dijo a los periodistas en los pasillos del Congreso nada más ser elegido, llega con "ganas, ilusión y determinación para llevar a España adelante".
Pero el líder "popular" se enfrenta a una de las crisis más graves en décadas, tanto a nivel nacional como en el escenario de la Unión Europea, y por ello anunció ayer, en el primer día del debate de investidura, que una de sus prioridades será la contención del déficit público, con una reducción de 16.500 millones de euros en 2012.
Según los datos difundidos hoy por el Gobierno socialista saliente, el déficit del Estado se situó el 30 de noviembre en el 4,84 % del PIB, lo que supone una reducción interanual del 4,9 % que está en línea con el objetivo de no superar el 4,8 % en todo 2011.
Para profundizar en ese camino y lograr la reducción de 16.500 millones de euros que se propone en 2012, Rajoy ya dejó claro en este debate que sólo actualizará la partida de las pensiones -que fueron congeladas este año por el Gobierno socialista- mientras que todas las demás son susceptibles de ser revisadas a la baja.
Pero el líder conservador no reveló hasta ahora los detalles de los recortes que se avecinan, como tampoco ha revelado, ni dado pistas, sobre la composición de su gabinete.
El secreto de los ministros lo revelará Rajoy, finalmente mañana, después de haber jurado su cargo ante el Rey Juan Carlos.
Junto a las medidas económicas que marcarán su mandato, Rajoy también se refirió hoy a otra tarea que quiere concluir, la de "arreglar definitivamente" la desaparición de la banda terrorista ETA, que el pasado octubre anunció el abandono de las armas.
Como muestra de la normalidad democrática en el traspaso del poder, el socialista Rodríguez Zapatero fue hoy uno de los primeros en felicitar a Rajoy por su investidura.
Antes, el nuevo presidente del Gobierno había mostrado su respeto a su antecesor públicamente, y en un tono muy distinto al de los agrios debates que protagonizaron en numerosas ocasiones, le dijo que "como todos", tuvo aciertos y equivocaciones.
El líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, es desde hoy el nuevo presidente del Gobierno español, un puesto desde el que deberá enfrentarse cara a cara con la grave crisis económica que vive el país y tratar de acabar con el galopante desempleo.
Rajoy fue investido presidente en el Congreso de los Diputados por 187 votos a favor, 149 en contra y 14 abstenciones, un respaldo por mayoría absoluta que, sin embargo, sólo provino de los 185 parlamentarios "populares" a quienes se sumaron dos legisladores de sendas formaciones afines al PP, el de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y el de Foro Asturias.
El resto de los grupos parlamentarios, o bien votaron en contra, como los 110 diputados del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), los representantes de la coalición Izquierda Unida, o los nacionalistas catalanes de centroderecha Convergencia i Unió, o se abstuvieron por distintas razones.
Entre estos últimos, la abstención más sorprendente fue la de los siete diputados de la coalición independentista vasca Amaiur, quienes explicaron que optaron por ese voto, en vez de por el "no", para dejar constancia de que no participan en la elección de "un presidente español".
También se abstuvieron los cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y los dos diputados de Coalición Canaria.
Rajoy, que llega a la jefatura del Gobierno español después de perder dos elecciones frente al líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, es el sexto presidente de la democracia española, y el segundo del Partido Popular, después de José María Aznar, que gobernó España entre 1996 y 2004.
Como dijo a los periodistas en los pasillos del Congreso nada más ser elegido, llega con "ganas, ilusión y determinación para llevar a España adelante".
Pero el líder "popular" se enfrenta a una de las crisis más graves en décadas, tanto a nivel nacional como en el escenario de la Unión Europea, y por ello anunció ayer, en el primer día del debate de investidura, que una de sus prioridades será la contención del déficit público, con una reducción de 16.500 millones de euros en 2012.
Según los datos difundidos hoy por el Gobierno socialista saliente, el déficit del Estado se situó el 30 de noviembre en el 4,84 % del PIB, lo que supone una reducción interanual del 4,9 % que está en línea con el objetivo de no superar el 4,8 % en todo 2011.
Para profundizar en ese camino y lograr la reducción de 16.500 millones de euros que se propone en 2012, Rajoy ya dejó claro en este debate que sólo actualizará la partida de las pensiones -que fueron congeladas este año por el Gobierno socialista- mientras que todas las demás son susceptibles de ser revisadas a la baja.
Pero el líder conservador no reveló hasta ahora los detalles de los recortes que se avecinan, como tampoco ha revelado, ni dado pistas, sobre la composición de su gabinete.
El secreto de los ministros lo revelará Rajoy, finalmente mañana, después de haber jurado su cargo ante el Rey Juan Carlos.
Junto a las medidas económicas que marcarán su mandato, Rajoy también se refirió hoy a otra tarea que quiere concluir, la de "arreglar definitivamente" la desaparición de la banda terrorista ETA, que el pasado octubre anunció el abandono de las armas.
Como muestra de la normalidad democrática en el traspaso del poder, el socialista Rodríguez Zapatero fue hoy uno de los primeros en felicitar a Rajoy por su investidura.
Antes, el nuevo presidente del Gobierno había mostrado su respeto a su antecesor públicamente, y en un tono muy distinto al de los agrios debates que protagonizaron en numerosas ocasiones, le dijo que "como todos", tuvo aciertos y equivocaciones.