Liga de Campeones: La cantera de Barcelona se presenta con goles
Barcelona, EFE
Barcelona ventiló el último trámite antes del trascendental partido del Bernabéu con una goleada en la Liga de Campeones (4-0) ante el BATE Borisov, un juguete en manos de la versión B del equipo azulgrana, la que hoy se vio en el Camp Nou y que se parece mucho más al filial que milita en Segunda División que al vigente campeón de Europa.
Con todas sus estrellas mirando el partido desde la grada -hoy prácticamente desierta- y con la mente ya puesta en el clásico ante el Real Madrid el próximo sábado, el Barcelona tiró de su inagotable cantera para solventar un inoportuno compromiso en el que ya no se jugaba nada, pues ya estaba matemáticamente clasificado como primero de grupo para los octavos de final.
Guardiola alineó un once con Pinto, Maxwell y nueve chavales formados en La Masía. Y "los niños" se pusieron a jugar. Fue un versión imberbe del Barça actual, pero tan parecido, tan reconocible al de los mayores que costaba encontrar diferencias.
Con Bartra haciendo de Piqué, Montoya de Alves, Dos Santos de Xavi, Sergi Roberto de Iniesta o Rafinha de Messi, los azulgrana dominaron al BATE de principio a fin.
Fieles al libro de estilo del 'Pep-Team', presionaron arriba, robaron en la línea de tres cuartos, se asociaron a uno o dos toques, tiraron las diagonales y ocuparon los espacios como solo este equipo sabe hacerlo.
A los veinte minutos, entre Cuenca, Thiago, Pedro y Rafinha ya habían fabricado media docena de ocasiones de gol, aunque solo éste último obligó a lucirse a Gutor en un disparo seco desde el vértice derecho.
El BATE, que debía ganar en el Camp Nou y esperar un tropiezo del Viktoria Plzen para quedar tercero de grupo y poder ser repescado en la Liga Europa, no cambió su guión, ni siquiera animado por la versión B del rival.
Con dos líneas de cuatro y cinco futbolistas y Renan Bressan como único referente arriba, se defendió bien y buscó su ocasión a la contra, pero solo en la primera mitad, cuando Bressan lo intentó en un par de rápidas transiciones fruto de dos ingenuas pérdidas de balón de los locales.
A diez minutos para el descanso, Sergi Roberto remató raso y al primer toque una combinación entre Thiago y Pedro, y el Barcelona se marchó con ventaja al descanso.
El propio Sergi Roberto pudo ampliar la cuenta a los diez minutos de la reanudación tras recibir una asistencia con la espuela de Rafinha, pero esta vez se encontró con la manopla de Gutor.
Esta jugada animó al Barcelona, que parecía haber salido demasiado contemporizador al inicio de esta segunda mitad y que, de repente, se desató.
Primero llegó un gol anulado a Fontàs por fuera de juego, luego una vaselina de Pedro que casi sorprende a Gutor y, a continuación, dos asistencias de Cuenca que acabaron en gol.
La primera, para Montoya, que se había incorporado como una flecha desde el lateral derecho y que fusiló la meta del conjunto bielorruso nada más controlar el balón. La segunda para que Pedro, de espuela, hiciera el golazo de la noche.
El extremo español cerraría la cuenta, de penalti -provocado, como no, por Cuenca- a dos minutos del final, ante un triste BATE Borisov, incapaz de chutar entre los tres palos durante todo el partido y que esta noche vio de lejos, muy de lejos, la meta defendida por Pinto.
Barcelona ventiló el último trámite antes del trascendental partido del Bernabéu con una goleada en la Liga de Campeones (4-0) ante el BATE Borisov, un juguete en manos de la versión B del equipo azulgrana, la que hoy se vio en el Camp Nou y que se parece mucho más al filial que milita en Segunda División que al vigente campeón de Europa.
Con todas sus estrellas mirando el partido desde la grada -hoy prácticamente desierta- y con la mente ya puesta en el clásico ante el Real Madrid el próximo sábado, el Barcelona tiró de su inagotable cantera para solventar un inoportuno compromiso en el que ya no se jugaba nada, pues ya estaba matemáticamente clasificado como primero de grupo para los octavos de final.
Guardiola alineó un once con Pinto, Maxwell y nueve chavales formados en La Masía. Y "los niños" se pusieron a jugar. Fue un versión imberbe del Barça actual, pero tan parecido, tan reconocible al de los mayores que costaba encontrar diferencias.
Con Bartra haciendo de Piqué, Montoya de Alves, Dos Santos de Xavi, Sergi Roberto de Iniesta o Rafinha de Messi, los azulgrana dominaron al BATE de principio a fin.
Fieles al libro de estilo del 'Pep-Team', presionaron arriba, robaron en la línea de tres cuartos, se asociaron a uno o dos toques, tiraron las diagonales y ocuparon los espacios como solo este equipo sabe hacerlo.
A los veinte minutos, entre Cuenca, Thiago, Pedro y Rafinha ya habían fabricado media docena de ocasiones de gol, aunque solo éste último obligó a lucirse a Gutor en un disparo seco desde el vértice derecho.
El BATE, que debía ganar en el Camp Nou y esperar un tropiezo del Viktoria Plzen para quedar tercero de grupo y poder ser repescado en la Liga Europa, no cambió su guión, ni siquiera animado por la versión B del rival.
Con dos líneas de cuatro y cinco futbolistas y Renan Bressan como único referente arriba, se defendió bien y buscó su ocasión a la contra, pero solo en la primera mitad, cuando Bressan lo intentó en un par de rápidas transiciones fruto de dos ingenuas pérdidas de balón de los locales.
A diez minutos para el descanso, Sergi Roberto remató raso y al primer toque una combinación entre Thiago y Pedro, y el Barcelona se marchó con ventaja al descanso.
El propio Sergi Roberto pudo ampliar la cuenta a los diez minutos de la reanudación tras recibir una asistencia con la espuela de Rafinha, pero esta vez se encontró con la manopla de Gutor.
Esta jugada animó al Barcelona, que parecía haber salido demasiado contemporizador al inicio de esta segunda mitad y que, de repente, se desató.
Primero llegó un gol anulado a Fontàs por fuera de juego, luego una vaselina de Pedro que casi sorprende a Gutor y, a continuación, dos asistencias de Cuenca que acabaron en gol.
La primera, para Montoya, que se había incorporado como una flecha desde el lateral derecho y que fusiló la meta del conjunto bielorruso nada más controlar el balón. La segunda para que Pedro, de espuela, hiciera el golazo de la noche.
El extremo español cerraría la cuenta, de penalti -provocado, como no, por Cuenca- a dos minutos del final, ante un triste BATE Borisov, incapaz de chutar entre los tres palos durante todo el partido y que esta noche vio de lejos, muy de lejos, la meta defendida por Pinto.