En los tribunales con Carlos "El Chacal"

Magali Lagrange

La justicia acusaba al venezolano de estar detrás de cuatro atentados cometidos en Francia en 1982 y 1983, con el fin de lograr la liberación de su compañera de entonces, la alemana Magdalena Kopp y del suizo Bruno Breguet. Estos ataques mataron a 11 personas e hirieron a alrededor de 150.

Es la segunda vez que Francia condena al venezolano de 62 años, que se encuentra encarcelado en una prisión francesa desde el año 1994 por otra condena a cadena perpetua pronunciada en su contra en el año 1997.

Antes de escuchar el fallo del tribunal, Ilich Ramírez Sánchez tomó la palabra durante toda la tarde. Detrás de un cristal y vigilado por dos guardas, Carlos emprendió un altisonante y teatral monólogo. "Sí, soy hablador. Es una característica de los políticos", dijo. Durante más de cinco horas, el ya condenado que se definió como un "mártir vivo" criticó su juicio.

Después de alabar las calidades de varios hombres como el rumano Nicolae Ceaucescu o el saudí Osama bin Laden, Carlos –convertido al Islam– terminó leyendo con sollozos en la voz lo que presentó como el testamento de Muamar Gadafi.

Apoyo

En los banquillos del fondo de la sala, unos jóvenes se levantaron, alzando el puño para demostrarle su apoyo. "¡Liberen a Carlos!", gritó una mujer. "Para mí, es el último revolucionario de Francia", explicó. "Lo que me gusta de él es que quiso defender a los Palestinos, sin ser uno de ellos", añadió Sayf, un joven que estuvo presente toda la tarde.

En la sala, la actitud del acusado exasperó a las víctimas. En abril del 82, Alain Poupaux se encontraba en un edificio de la calle Marbeuf, cuando la ventana estalló y le dejó cortes en las manos, algunos profundos. Tenía 29 años. "Es algo que te cambia la vida para siempre. Después, ya no puedes ni caminar en la calle sin tener miedo", le explicó a BBC Mundo.

Para él, El Chacal demostró indiferencia hacia las víctimas. "Yo no veo en él nada de humanidad, ni nada de arrepentimiento. Para mí, es un hombre muy carismático y también muy peligroso. Esperamos que sea condenado nuevamente para que no pueda salir y volver a hacer lo mismo", aclaró Poupaux.

El veredicto fue pronunciado a las 11 de la noche de Francia, después de cuatro horas de deliberaciones. El silencio se hizo durante su lectura. El público pudo recordar los hechos y los nombres de las víctimas. Cuando lo escuchó, Marie-Laure Riols se sintió aliviada. "Casi 30 años después de los hechos, es aún mejor de lo que me esperaba", comentó.

Por su parte, Isabelle Coutant-Peyre, la abogada y compañera de Carlos, subrayó la falta de pruebas en el caso. Para ella, la justicia francesa demostró que no es suficientemente independiente. "¡Es un escándalo! Son magistrados profesionales, y no entiendo cómo pueden condenar a una persona sin pruebas. Yo pido que mi cliente sea repatriado a Venezuela de inmediato", declaró.

En su primer juicio, al conocer el veredicto, Carlos había gritado: "¡Viva la revolución! ¡Allah Akhbar!". Esta vez, se levantó para hablar pero no le dieron tiempo. Su abogada no se desanimó. Ya informó que iban a apelar la decisión del tribunal.

Entradas populares