El giro de Cristina Fernández
El 23 de octubre pasado Cristina Fernández de Kirchner era reelegida como presidenta de Argentina con casi el 54% de los votos, un aplastante triunfo que mostró un fuerte aval a su primer mandato.
Sólo pasaron siete semanas desde esa contundente victoria, pero entre esa fecha y este 10 de diciembre, en que la mandataria asume por segunda vez el cargo, ha habido un significante cambio en algunos de los principales lineamientos del gobierno.
Mientras que los primeros cuatro años de gestión estuvieron marcados por el apoyo a los sindicatos y movimientos sociales, la confrontación con los empresarios industriales, las tensiones con Estados Unidos y un creciente gasto público, el gobierno que se avecina promete ser muy diferente.
Los primeros cambios empezaron a notarse a días de la reelección presidencial, cuando Fernández de Kirchner se reunió con su par estadounidense, Barack Obama, con quien intercambió elogios.
Atrás quedaron las gélidas relaciones entre Buenos Aires y Washington que se tornaron conflictivas a partir del llamado “clic caso del maletín”, que salpicó la primera campaña electoral de Fernández, en 2007.
Pero EE.UU. no fue el único que pasó de integrar la “lista negra” a convertirse en aliado del gobierno de cara al próximo período presidencial.
Empresarios vs. sindicatos
A finales de noviembre, la presidenta sorprendió a más de uno cuando cerró la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) con un claro mensaje de respaldo a los empresarios.
Hasta entonces, la jefa de Estado había mantenido una relación fría con los industriales, caracterizada por una desconfianza mutua.
Pero en su discurso ante la UIA la presidenta anunció que dará marcha atrás con un proyecto de ley para repartir las ganancias de las empresas entre los trabajadores, un reclamo de los sindicatos que era rechazado por los empresarios pero contaba con el aval del oficialismo.
Además, Fernández aseguró que su gobierno no prohibirá que se giren utilidades al exterior, otro temor de los hombres de la industria.
Y, por primera vez, reconoció públicamente que el país afronta un problema de inflación, algo que hasta entonces había sido negado sistemáticamente por las autoridades.
La presidenta no sólo se empezó a mostrar más cercana a los empresarios. También empezó a alejarse de los sindicatos, en particular del principal líder gremial de Argentina, Hugo Moyano, secretario general de la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT).
Pronóstico complicado
Según muchos analistas, el giro de Fernández no responde a un cambio ideológico o político, sino a una coyuntura económica crecientemente desfavorable.
“Tiene que ver con el contexto internacional, que presenta un panorama muy complicado”, dijo a BBC Mundo Miguel de Luca, presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP).
La mayoría de los observadores coincide en que 2012 será un año de crisis para la economía mundial, quizás aún peor que la última debacle financiera de 2008-2009.
Por eso, muchos creen que la presidenta está “abriendo el paraguas” y preparando el terreno para un año duro.
“La economía argentina tiene un déficit cada vez mayor y el gobierno tiene que contener a los sindicatos y limitar las alzas salariales para que la inflación no siga creciendo”, detalló Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol).
Además de un déficit que según la asesora financiera Prefinex en 2011 alcanzaría los US$5.000 millones (equivalente al 1% del Producto Interno Bruto), Argentina también enfrenta una grave clic fuga de capitales, que de acuerdo con cálculos privados este año oscilará entre los US$18.000 millones y US$24.000 millones.
Ajuste
Estos problemas explican por qué a fines de noviembre el gobierno sorprendió con otro anuncio inesperado: un drástico clic recorte a los subsidios al consumo de gas, electricidad y agua, para los sectores más acaudalados del país.
La eliminación de los subsidios había sido propuesta por diversos opositores al gobierno durante la última campaña presidencial, pero no hacía parte de la plataforma electoral del oficialismo.
Novaro dijo a BBC Mundo que el amplio triunfo logrado por la mandataria le dio el capital político necesario para implementar esta medida, muy poco popular entre aquellos afectados (que no forman parte de su base electoral).
Según el experto, ahora Fernández buscaría invertir su capital para tratar de evitar un enfriamiento de la economía argentina, que en la última década creció un 54%, de acuerdo con los cálculos de Prefinex.
Más allá del giro en la retórica presidencial (y un estilo más conciliador que muchos atribuyen a la muerte en 2010 de Néstor Kirchner, marido y antecesor de la jefa de Estado), algunos advierten que hay que matizar la dimensión de los cambios anunciados.
“Por ahora no ha habido muchos cambios en la práctica, sólo las palabras y el discurso son diferentes”, observó De Luca.