Copa Davis: Ferrer venció a Del Potro, Argentina al borde del abismo
Sevilla, Espn
Otro partido, otra historia, con el ganador del mismo equipo y el delirio repetido del público local. En un duelo tremendo, emotivo, dramático y extenuante, David Ferrer remontó una desventaja de 1-2 en sets, derrotó a Juan Martín del Potro luego de cuatro horas y 44 minutos y puso a España con ventaja de 2-0 frente a Argentina, en la final de la Copa Davis.
Cuantas cosas pasaron y cuantas hay para contar de un partido realmente de película, una batalla propia de las canchas de arcilla, con dos gladiadores coperos, que terminó con triunfo de Ferrer contra Del Potro por 6-2, 6-7 (2-7), 3-6, 6-4 y 6-3. El local, N° 5 del mundo, terminó con una imagen ganadora, entero, efusivo, frente a un visitante extenuado, sin aire.
Así, ahora el equipo anfitrión, apoyado por muchísima gente en el estadio Olímpico de La Cartuja, buscará el sábado ponerle el moño a esta definición y ganar por quinta vez la tradicional ensaladera de plata. El mismo trofeo que Argentina aún no pudo conquistar, luego de haber perdido sus tres finales. El sueño albiceleste de quebrar esa racha queda otra vez lejos, al menos eso parece, con un 0-2 que obliga a que ocurra un milagro para poder dar vuelta esta historia.
El sábado llega entonces el partido de dobles, desde las 16 hora de España, las 12 en Argentina, con los dueños de casa Feliciano López y Fernando Verdasco contra David Nalbandian y Eduardo Schwank -éste último, debutante en una final de la Davis-. Puede ser la gloria para los españoles o bien una reacción para la visita, aún sabiendo que igual quedará mucho por recorrer si descuenta.
Vayamos por partes y no perdamos de vista que, lejos de la fácil victoria del primer punto de la serie, cuando Rafael Nadal barrió con Juan Mónaco, en el segundo individual se vio el partido que se presumía en los papeles. Es decir, se dio el encuentro que uno pensaba ver, más allá del ganador y el perdedor, un gran choque, muy parejo, con patrones de juego casi iguales, con altibajos a lo largo de las casi cinco horas de lucha. Si uno creía que jugarían un mínimo de cuatro sets, al final dejaron el alma y debieron ir hasta el quinto parcial.
Así, se consumó un duelo memorable, de esos que dejan huella en la rica y estupenda historia copera. El segundo individual arrancó a las 17:18 hora local, con un poco de sol que ingresaba por un costado del estadio sevillano, para terminar con frío, de noche, con muchísima gente con gorro o sombrero para combatir la baja temperatura, aunque el clima aportado por los jugadores y el público fue de extrema tensión y calor.
Ferrer y Del Potro son dos tenistas de máxima categoría mundial, reconocidos y respetados en el mundo entero. De hecho, el primero es top-5 actualmente y viene de ser semifinalista de la Copa Masters de Londres, en tanto que el sudamericano ahora figura 11° y fue 4° en 2010. Y ofrecieron un espectáculo de tenis de alto vuelo, en todo sentido, con altos y bajos, lógicos, por otra parte, tras semejante batalla.
Ambos tienen un patrón similar, ya que buscan pegar duro con la derecha, siendo Ferrer más "ladrillero", utilizando top-spin, y Del Potro más potente y contundente, además de manejar muy bien el revés de dos manos paralelo. Con un saque en líneas general mejor del albiceleste, aunque le jugó ese golpe una mala pasada en momentos claves del cuarto set. Y una ventaja, exigua, pero desisiva, fue que el español tuvo más oportunismo que su rival. Eso, en un partido tan cerrado, pesó.
Ferrer ganó el set inicial en 44 minutos de juego. Logró el primer quiebre del encuentro, para la primera explosión de su público, en el cuarto game. Luego el local estuvo dos veces con break abajo en el séptimo juego y lo levantó, en el primer caso con un muy buen saque. Y lo selló el español con otro rompimiento, en el 8°, en 0.
En un choque de este tipo, entre dos grandes jugadores, uno puede estar acertado con la táctica a usar, pero a veces falla en la toma de decisiones, no agarrando a contrapierna al adversario, o simplemente pegando largo un tiro, y parece que está fuera de foco, aunque se trata de saber ser preciso y tener esa cuota siempre necesaria de oportunismo.
En el segundo parcial, Del Potro se impuso en tie-break, después de una hora y 17 minutos. Ya en el segundo game, apareció nada menos que Nadal en la cancha, con campera roja y azul, como el resto de los compañeros, para alentar a su amigo, en una acción clara y contundente del trabajo en equipo, de la unión del grupo. Y generó una gran reacción en el público, con varios hinchas que se levantaron de sus asientos para aplaudirlo y corear su nombre.
En ese juego, Del Potro levantó al público argentino, cuando igualó 1-1, en un game peleado, donde buscó cortar el ritmo de Ferrer desde la base y logró dos puntos seguidos con drops de revés paralelo. Ya en el quinto juego, el argentino consiguió su primer quiebre, en esa oportunidad en 0, para poner un toque de alerta para Ferrer. En el octavo, el visitante sacó 15-40 y levantó ambos breaks, el segundo jugando un punto tremendo, dominando y variando su potente derecha, hasta que desestabilizó al local.
Pero esa ventaja la cedió en el octavo game, al fallar una derecha, en este caso invertida. El 4-4 sembró ilusión en los locales, ya que los hinchas españoles volvieron a saltar y cantar, al ritmo del "Olé, olé, olé, olé..." Desde alli se mostraron firmes con sus servicios, pese a algún contratiempo, hasta desembocar en la muerte súbita. Se sabía que ese tie-break valió oro, ya no sólo para Del Potro, sino para todo el equipo argentino. Impuso respeto y martilló con el saque y el drive, se adelantó 4-1 y lo cerró 7-2.
El escenario cambió: se levantaron los simpatizantes visitantes, con gritos, agitando banderas, motivados por la igualdad, con hinchas con camisetas de Boca, San Lorenzo, Rosario Central y Newell's, entre otros equipos del fútbol albiceleste. Fue el alivio buscado por Del Potro y compañía. Y la inyección anímica suficiente para lo que se vendría en minutos más.
El tercer set también quedó en poder de Del Potro. Fue un 6-3 meritorio, en 57 minutos, pero tras ganar cinco games al hilo, porque llegó a estar 1-5. Es que ya en el primer game Ferrer le quebró el saque a su rival, aprovechando que el visitante bajó notoriamente su porcentaje de primeros saques, al punto de que en ese juego no conectó ninguno. Y, a este nivel, es demasiada ventaja, jugar siempre con el segundo intento.
El español, acto seguido, se recuperó de dos chances de rompimiento. Luego, en el siguiente juego de saque, el local quedó 0-30 luego de dos terribles derechas invertidas del argentino, ganó un gran punto Ferrer, se mantuvo a tiro, luego falló su oponente un drive invertido, que se fue ancho, y el local se salvó. El partido ya estaba mano a mano, durísimo, cuando un error se empezaba a pagar cada vez más caro.
En el sexto game Del Potro consiguió el rompimiento esperado, con una luz de suerte por una derecha que pegó en la red y cayó muerta del otro lado. Por entonces, el argentino jugaba más profundo y potente, forzando al español sobre el revés. Y en el octavo game el visitante conectó una derecha paralela impresionante de contraataque y enseguida logró el quiebre con un derechazo invertido fulminante. Lo cerró con su saque, llevándose cinco games seguidos.
Allí ya los españoles sufrían, confiaban en una recuperación de Ferrer, pero un poco preocupados. En tanto, los argentinos festejaban y soñaban con un posible 1-1 en la serie final, alimentado esperanzas para el dobles del sábado. Pero volvemos a decir que, entre semejantes tenistas, con experiencia y pergaminos de sobra, todo puede cambiar en cuestión de minutos, aún sin la obligación de que uno se derrumbe y le otorgue facilidades al otro.
Vale la pena destacar la frialdad característica de Del Potro, quien ya demostró que tiene pasta copera, mucho corazón, aunque a veces no transmita tanto y no sea un "tribunero". Tiene una gran cabeza y mucha convicción para poder seguir un plan de juego con criterio, presencia y pimienta en sus disparos desde la base. Pero finalmente al campeón del US Open 2009 lo que le faltó fue resto físico.
Llegó el cuarto set, que marcó una notoria igualdad y pudo revertir el argentino la derrota final. Se lo adjudicó Ferrer por 6-4 en una hora y un minuto de juego. Ferrer se salvó con lo justo, remontó y se puso 2-1. El cuarto juego fue parecido, pero distinto en su desenlace, ya que Del Potro, sin meter el primer servicio, perdió el saque con una doble falta.
Pero rápidamente logró el visitante otro break, para descontar: 2-3. Es más: igualó al game siguiente. Y el famoso séptimo game pudo marcar, al fin de cuentas, el principio del fin para Del Potro y el comienzo de la remontada para Ferrer. Es que el anfitrión llegó a sacar 0-30, lo empató con dos puntos definidos fácil tras primeros saques abiertos, muy buenos. Se adelantó 4-3.
Aparecieron en escena los capitanes, Albert Costa y Modesto Vázquez, tras los gritos adelantados de la gente, que cantaban los puntos antes de que terminasen. Del Potro levantó e igualó 4-4. La clave del game anterior fue aquella ventaja parcial del argentino, que no pudo rematar, más el aporte heroico de Ferrer saliendo adelante con inteligencia y tomando riesgo, consciente de que no había otra salida que jugarsela, como lo venía haciendo el argentino en otros pasajes.
El local quebró en el décimo juego, pegando golpes más largos, presionando. Se repitió la historia del cuarto game, cuando Del Potro cedió su saque cometiendo otra doble falta. Fue mucha ventaja. Y, como si fuera poco, Ferrer, otra vez alentado por Nadal a escasos metros, empezó a escaparse en el quinto y último set.
Ya por entonces, era previsible que pudieron surgir inconvenientes físicos. Y los padeció el argentino. En resumen, Ferrer ganó ese capítulo 6-3, en 45 minutos, sobre las 22:02. Del Potro fue atendido por el fisioterapeuta en el muslo izquierdo luego del tercer game y ya se lo notaba algo molesto, haciendo gestos y moviendo su muñeca izquierda. Se quedaba sin gasolina. El español quebró en el cuarto game, se soltó con la ventaja, tomó más riesgos y forzó a un Del Potro que ya no pegaba el drive punzante y casi no lograba meter primeros servicios.
Ferrer volvió a romperle en el sexto juego y se puso 5-1. Apenas un stop en el camino, ya que en el octavo juego Del Potro, pese a mostrarse muy estático, casi sin movilidad, tiró un poco más y quebró. Otra vez el fisio atendió al argentino. Pero enseguida lo definió Ferrer con una derecha profunda y provocó el delirio total de la gente. Eran caras de éxtasis de los locales y pura decepción de los hinchas visitantes. cara y ceca, al fin de cuentas.
La gente, que había cantado mucho al ritmo de "Yo soy español, español, español, yo soy español...", aplaudió y celebró ese 2-0 parcial como si se tratase ya del 5° título en la Copa Davis. En un día que empezó con llovizna, con la cancha con un poco de agua por algunas filtraciones del techo, que luego salió el sol y se terminó con frío y de noche, la ventaja de España tiene olor a una ventaja casi letal.
Así, Ferrer desniveló el historial corto ante Del Potro, poniéndose 3-2, en el primer partido entre ambos en cancha lenta. Además, el español mejoró a 12-0 su marca en singles en la Davis como local, siempre en arcilla. Otra muestra de su potencial y de que ambos españoles top-5 son de una categoría superlativa. Argentina quedó contra las cuerdas. Todavía puede recuperarse, pero realmente será una misión tan dura que la mayoría ya la tilda de utópica. Veremos cómo sigue esta historia.
Otro partido, otra historia, con el ganador del mismo equipo y el delirio repetido del público local. En un duelo tremendo, emotivo, dramático y extenuante, David Ferrer remontó una desventaja de 1-2 en sets, derrotó a Juan Martín del Potro luego de cuatro horas y 44 minutos y puso a España con ventaja de 2-0 frente a Argentina, en la final de la Copa Davis.
Cuantas cosas pasaron y cuantas hay para contar de un partido realmente de película, una batalla propia de las canchas de arcilla, con dos gladiadores coperos, que terminó con triunfo de Ferrer contra Del Potro por 6-2, 6-7 (2-7), 3-6, 6-4 y 6-3. El local, N° 5 del mundo, terminó con una imagen ganadora, entero, efusivo, frente a un visitante extenuado, sin aire.
Así, ahora el equipo anfitrión, apoyado por muchísima gente en el estadio Olímpico de La Cartuja, buscará el sábado ponerle el moño a esta definición y ganar por quinta vez la tradicional ensaladera de plata. El mismo trofeo que Argentina aún no pudo conquistar, luego de haber perdido sus tres finales. El sueño albiceleste de quebrar esa racha queda otra vez lejos, al menos eso parece, con un 0-2 que obliga a que ocurra un milagro para poder dar vuelta esta historia.
El sábado llega entonces el partido de dobles, desde las 16 hora de España, las 12 en Argentina, con los dueños de casa Feliciano López y Fernando Verdasco contra David Nalbandian y Eduardo Schwank -éste último, debutante en una final de la Davis-. Puede ser la gloria para los españoles o bien una reacción para la visita, aún sabiendo que igual quedará mucho por recorrer si descuenta.
Vayamos por partes y no perdamos de vista que, lejos de la fácil victoria del primer punto de la serie, cuando Rafael Nadal barrió con Juan Mónaco, en el segundo individual se vio el partido que se presumía en los papeles. Es decir, se dio el encuentro que uno pensaba ver, más allá del ganador y el perdedor, un gran choque, muy parejo, con patrones de juego casi iguales, con altibajos a lo largo de las casi cinco horas de lucha. Si uno creía que jugarían un mínimo de cuatro sets, al final dejaron el alma y debieron ir hasta el quinto parcial.
Así, se consumó un duelo memorable, de esos que dejan huella en la rica y estupenda historia copera. El segundo individual arrancó a las 17:18 hora local, con un poco de sol que ingresaba por un costado del estadio sevillano, para terminar con frío, de noche, con muchísima gente con gorro o sombrero para combatir la baja temperatura, aunque el clima aportado por los jugadores y el público fue de extrema tensión y calor.
Ferrer y Del Potro son dos tenistas de máxima categoría mundial, reconocidos y respetados en el mundo entero. De hecho, el primero es top-5 actualmente y viene de ser semifinalista de la Copa Masters de Londres, en tanto que el sudamericano ahora figura 11° y fue 4° en 2010. Y ofrecieron un espectáculo de tenis de alto vuelo, en todo sentido, con altos y bajos, lógicos, por otra parte, tras semejante batalla.
Ambos tienen un patrón similar, ya que buscan pegar duro con la derecha, siendo Ferrer más "ladrillero", utilizando top-spin, y Del Potro más potente y contundente, además de manejar muy bien el revés de dos manos paralelo. Con un saque en líneas general mejor del albiceleste, aunque le jugó ese golpe una mala pasada en momentos claves del cuarto set. Y una ventaja, exigua, pero desisiva, fue que el español tuvo más oportunismo que su rival. Eso, en un partido tan cerrado, pesó.
Ferrer ganó el set inicial en 44 minutos de juego. Logró el primer quiebre del encuentro, para la primera explosión de su público, en el cuarto game. Luego el local estuvo dos veces con break abajo en el séptimo juego y lo levantó, en el primer caso con un muy buen saque. Y lo selló el español con otro rompimiento, en el 8°, en 0.
En un choque de este tipo, entre dos grandes jugadores, uno puede estar acertado con la táctica a usar, pero a veces falla en la toma de decisiones, no agarrando a contrapierna al adversario, o simplemente pegando largo un tiro, y parece que está fuera de foco, aunque se trata de saber ser preciso y tener esa cuota siempre necesaria de oportunismo.
En el segundo parcial, Del Potro se impuso en tie-break, después de una hora y 17 minutos. Ya en el segundo game, apareció nada menos que Nadal en la cancha, con campera roja y azul, como el resto de los compañeros, para alentar a su amigo, en una acción clara y contundente del trabajo en equipo, de la unión del grupo. Y generó una gran reacción en el público, con varios hinchas que se levantaron de sus asientos para aplaudirlo y corear su nombre.
En ese juego, Del Potro levantó al público argentino, cuando igualó 1-1, en un game peleado, donde buscó cortar el ritmo de Ferrer desde la base y logró dos puntos seguidos con drops de revés paralelo. Ya en el quinto juego, el argentino consiguió su primer quiebre, en esa oportunidad en 0, para poner un toque de alerta para Ferrer. En el octavo, el visitante sacó 15-40 y levantó ambos breaks, el segundo jugando un punto tremendo, dominando y variando su potente derecha, hasta que desestabilizó al local.
Pero esa ventaja la cedió en el octavo game, al fallar una derecha, en este caso invertida. El 4-4 sembró ilusión en los locales, ya que los hinchas españoles volvieron a saltar y cantar, al ritmo del "Olé, olé, olé, olé..." Desde alli se mostraron firmes con sus servicios, pese a algún contratiempo, hasta desembocar en la muerte súbita. Se sabía que ese tie-break valió oro, ya no sólo para Del Potro, sino para todo el equipo argentino. Impuso respeto y martilló con el saque y el drive, se adelantó 4-1 y lo cerró 7-2.
El escenario cambió: se levantaron los simpatizantes visitantes, con gritos, agitando banderas, motivados por la igualdad, con hinchas con camisetas de Boca, San Lorenzo, Rosario Central y Newell's, entre otros equipos del fútbol albiceleste. Fue el alivio buscado por Del Potro y compañía. Y la inyección anímica suficiente para lo que se vendría en minutos más.
El tercer set también quedó en poder de Del Potro. Fue un 6-3 meritorio, en 57 minutos, pero tras ganar cinco games al hilo, porque llegó a estar 1-5. Es que ya en el primer game Ferrer le quebró el saque a su rival, aprovechando que el visitante bajó notoriamente su porcentaje de primeros saques, al punto de que en ese juego no conectó ninguno. Y, a este nivel, es demasiada ventaja, jugar siempre con el segundo intento.
El español, acto seguido, se recuperó de dos chances de rompimiento. Luego, en el siguiente juego de saque, el local quedó 0-30 luego de dos terribles derechas invertidas del argentino, ganó un gran punto Ferrer, se mantuvo a tiro, luego falló su oponente un drive invertido, que se fue ancho, y el local se salvó. El partido ya estaba mano a mano, durísimo, cuando un error se empezaba a pagar cada vez más caro.
En el sexto game Del Potro consiguió el rompimiento esperado, con una luz de suerte por una derecha que pegó en la red y cayó muerta del otro lado. Por entonces, el argentino jugaba más profundo y potente, forzando al español sobre el revés. Y en el octavo game el visitante conectó una derecha paralela impresionante de contraataque y enseguida logró el quiebre con un derechazo invertido fulminante. Lo cerró con su saque, llevándose cinco games seguidos.
Allí ya los españoles sufrían, confiaban en una recuperación de Ferrer, pero un poco preocupados. En tanto, los argentinos festejaban y soñaban con un posible 1-1 en la serie final, alimentado esperanzas para el dobles del sábado. Pero volvemos a decir que, entre semejantes tenistas, con experiencia y pergaminos de sobra, todo puede cambiar en cuestión de minutos, aún sin la obligación de que uno se derrumbe y le otorgue facilidades al otro.
Vale la pena destacar la frialdad característica de Del Potro, quien ya demostró que tiene pasta copera, mucho corazón, aunque a veces no transmita tanto y no sea un "tribunero". Tiene una gran cabeza y mucha convicción para poder seguir un plan de juego con criterio, presencia y pimienta en sus disparos desde la base. Pero finalmente al campeón del US Open 2009 lo que le faltó fue resto físico.
Llegó el cuarto set, que marcó una notoria igualdad y pudo revertir el argentino la derrota final. Se lo adjudicó Ferrer por 6-4 en una hora y un minuto de juego. Ferrer se salvó con lo justo, remontó y se puso 2-1. El cuarto juego fue parecido, pero distinto en su desenlace, ya que Del Potro, sin meter el primer servicio, perdió el saque con una doble falta.
Pero rápidamente logró el visitante otro break, para descontar: 2-3. Es más: igualó al game siguiente. Y el famoso séptimo game pudo marcar, al fin de cuentas, el principio del fin para Del Potro y el comienzo de la remontada para Ferrer. Es que el anfitrión llegó a sacar 0-30, lo empató con dos puntos definidos fácil tras primeros saques abiertos, muy buenos. Se adelantó 4-3.
Aparecieron en escena los capitanes, Albert Costa y Modesto Vázquez, tras los gritos adelantados de la gente, que cantaban los puntos antes de que terminasen. Del Potro levantó e igualó 4-4. La clave del game anterior fue aquella ventaja parcial del argentino, que no pudo rematar, más el aporte heroico de Ferrer saliendo adelante con inteligencia y tomando riesgo, consciente de que no había otra salida que jugarsela, como lo venía haciendo el argentino en otros pasajes.
El local quebró en el décimo juego, pegando golpes más largos, presionando. Se repitió la historia del cuarto game, cuando Del Potro cedió su saque cometiendo otra doble falta. Fue mucha ventaja. Y, como si fuera poco, Ferrer, otra vez alentado por Nadal a escasos metros, empezó a escaparse en el quinto y último set.
Ya por entonces, era previsible que pudieron surgir inconvenientes físicos. Y los padeció el argentino. En resumen, Ferrer ganó ese capítulo 6-3, en 45 minutos, sobre las 22:02. Del Potro fue atendido por el fisioterapeuta en el muslo izquierdo luego del tercer game y ya se lo notaba algo molesto, haciendo gestos y moviendo su muñeca izquierda. Se quedaba sin gasolina. El español quebró en el cuarto game, se soltó con la ventaja, tomó más riesgos y forzó a un Del Potro que ya no pegaba el drive punzante y casi no lograba meter primeros servicios.
Ferrer volvió a romperle en el sexto juego y se puso 5-1. Apenas un stop en el camino, ya que en el octavo juego Del Potro, pese a mostrarse muy estático, casi sin movilidad, tiró un poco más y quebró. Otra vez el fisio atendió al argentino. Pero enseguida lo definió Ferrer con una derecha profunda y provocó el delirio total de la gente. Eran caras de éxtasis de los locales y pura decepción de los hinchas visitantes. cara y ceca, al fin de cuentas.
La gente, que había cantado mucho al ritmo de "Yo soy español, español, español, yo soy español...", aplaudió y celebró ese 2-0 parcial como si se tratase ya del 5° título en la Copa Davis. En un día que empezó con llovizna, con la cancha con un poco de agua por algunas filtraciones del techo, que luego salió el sol y se terminó con frío y de noche, la ventaja de España tiene olor a una ventaja casi letal.
Así, Ferrer desniveló el historial corto ante Del Potro, poniéndose 3-2, en el primer partido entre ambos en cancha lenta. Además, el español mejoró a 12-0 su marca en singles en la Davis como local, siempre en arcilla. Otra muestra de su potencial y de que ambos españoles top-5 son de una categoría superlativa. Argentina quedó contra las cuerdas. Todavía puede recuperarse, pero realmente será una misión tan dura que la mayoría ya la tilda de utópica. Veremos cómo sigue esta historia.