América Latina insiste en la necesidad de integrarse para luchar contra la crisis
Los jefes de Estado que participan en la cumbre de América Latina y el Caribe insisten en la necesidad de blindar el crecimiento de la región
Caracas, El País
Los 33 presidentes, de derechas e izquierdas, reunidos durante el viernes y sábado en Caracas, se despidieron con la creación de un nuevo foro de integración que los agrupa: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Un organismo del que han sido excluidos Estados Unidos y Canadá y que se ha fijado como principal objetivo construir una “arquitectura financiera” propia y común que le permita a la región blindarse de la crisis económica que sacude a Estados Unidos y a Europa. La Celac, de momento, complementará el trabajo de otras alianzas regionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), pese a las propuestas de Ecuador y Venezuela a favor de que, con el tiempo, esta nueva comunidad desplace al sistema interamericano.
La idea de fundar una Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se estuvo madurando durante tres años. Justo cuando los mercados del mundo comenzaron a desmoronarse, en diciembre de 2008, el entonces presidente de Brasil, Luíz Inácio Lula da Silva, convocó a sus pares de estos 33 países a la primera Cumbre de América Latina y en el Caribe (Calc) para discutir estrategias encaminadas a salvaguardar a la región de la crisis. Luego, en febrero de 2010, la Calc volvió a reunirse en Cancún, México, y allí acordaron la fundación de la Celac, que nace hoy en Caracas.
Durante el último año de preparación de la cumbre, el presidente venezolano Hugo Chávez hizo pública su expectativa de que la Celac reemplazara a la “vieja” Organización de Estados Americanos que, a su juicio, “ya no sirve”. Pero durante las reuniones de cancilleres previas a la cumbre, esta opinión no contó con el apoyo de la mayoría de los países, que se fijaron como prioridades: en lo económico, la integración comercial y la creación de una “estructura financiera” común; y, en lo político, la protección de sus Gobiernos contra los golpes de Estado, tal y como ya se había establecido en la Cumbre Iberoamericana de 2010.
Solo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, planteó la necesidad de hacer reformas concretas el actual sistema interamericano en lo que refiere a la discusión y sanción de las violaciones a los derechos humanos y, especialmente, a la libertad de prensa. “¿Por qué tenemos que ir a discutir nuestros problemas a Washington (…) La sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos está en Washington, pese a que Estados Unidos no reconoce el Pacto de San José ni a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, ha dicho Correa en su intervención del viernes. Sus críticas a la OEA han sido más duras desde que, en octubre, fue citado por la Comisión a causa de una demanda que cursa contra Ecuador por la violación de la libertad de prensa. Los presidentes de Guatemala y Honduras, Álvaro Colom y Porfirio Lobo, coincidieron con Correa al decir que sus gobiernos también sufren “el acoso de los medios (de comunicación)”.
El Gobierno de Washington, excluido junto a Canadá de este foro, miró los debates con atención, aunque sin emitir comentarios que de antemano le otorgaran beligerancia a la Celac. “Hay muchas organizaciones subregionales en el hemisferio, a algunas de las cuales pertenecemos y a otras, como esta, no. Obviamente nosotros continuamos trabajando a través de la OEA, como la organización multilateral preeminente que habla por el hemisferio”, ha dicho el viernes el portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Mark Toner, según reportaron las agencias de noticias.
Además de debatir su preocupación por la economía, los presidentes de América Latina y el Caribe aprovecharon el foro buscar la solidaridad de la región respecto a asuntos internos. El presidente Evo Morales pidió ayuda para que Bolivia obtenga una salida al mar. Y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, abogó por una política concertada para atacar el problema del narcotráfico.
Desde la periferia de la cumbre, las guerrillas colombianas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) pidieron también la intervención de la Celac en el conflicto armado. Al respecto Santos dijo a los presidentes: "Por ahora, la mejor forma de ayudar es no hacer nada” y aseguró estar dispuesto a buscar una solución política a la violencia, siempre y cuanto vea voluntad de la contra parte.
Caracas, El País
Los 33 presidentes, de derechas e izquierdas, reunidos durante el viernes y sábado en Caracas, se despidieron con la creación de un nuevo foro de integración que los agrupa: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Un organismo del que han sido excluidos Estados Unidos y Canadá y que se ha fijado como principal objetivo construir una “arquitectura financiera” propia y común que le permita a la región blindarse de la crisis económica que sacude a Estados Unidos y a Europa. La Celac, de momento, complementará el trabajo de otras alianzas regionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), pese a las propuestas de Ecuador y Venezuela a favor de que, con el tiempo, esta nueva comunidad desplace al sistema interamericano.
La idea de fundar una Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se estuvo madurando durante tres años. Justo cuando los mercados del mundo comenzaron a desmoronarse, en diciembre de 2008, el entonces presidente de Brasil, Luíz Inácio Lula da Silva, convocó a sus pares de estos 33 países a la primera Cumbre de América Latina y en el Caribe (Calc) para discutir estrategias encaminadas a salvaguardar a la región de la crisis. Luego, en febrero de 2010, la Calc volvió a reunirse en Cancún, México, y allí acordaron la fundación de la Celac, que nace hoy en Caracas.
Durante el último año de preparación de la cumbre, el presidente venezolano Hugo Chávez hizo pública su expectativa de que la Celac reemplazara a la “vieja” Organización de Estados Americanos que, a su juicio, “ya no sirve”. Pero durante las reuniones de cancilleres previas a la cumbre, esta opinión no contó con el apoyo de la mayoría de los países, que se fijaron como prioridades: en lo económico, la integración comercial y la creación de una “estructura financiera” común; y, en lo político, la protección de sus Gobiernos contra los golpes de Estado, tal y como ya se había establecido en la Cumbre Iberoamericana de 2010.
Solo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, planteó la necesidad de hacer reformas concretas el actual sistema interamericano en lo que refiere a la discusión y sanción de las violaciones a los derechos humanos y, especialmente, a la libertad de prensa. “¿Por qué tenemos que ir a discutir nuestros problemas a Washington (…) La sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos está en Washington, pese a que Estados Unidos no reconoce el Pacto de San José ni a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, ha dicho Correa en su intervención del viernes. Sus críticas a la OEA han sido más duras desde que, en octubre, fue citado por la Comisión a causa de una demanda que cursa contra Ecuador por la violación de la libertad de prensa. Los presidentes de Guatemala y Honduras, Álvaro Colom y Porfirio Lobo, coincidieron con Correa al decir que sus gobiernos también sufren “el acoso de los medios (de comunicación)”.
El Gobierno de Washington, excluido junto a Canadá de este foro, miró los debates con atención, aunque sin emitir comentarios que de antemano le otorgaran beligerancia a la Celac. “Hay muchas organizaciones subregionales en el hemisferio, a algunas de las cuales pertenecemos y a otras, como esta, no. Obviamente nosotros continuamos trabajando a través de la OEA, como la organización multilateral preeminente que habla por el hemisferio”, ha dicho el viernes el portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Mark Toner, según reportaron las agencias de noticias.
Además de debatir su preocupación por la economía, los presidentes de América Latina y el Caribe aprovecharon el foro buscar la solidaridad de la región respecto a asuntos internos. El presidente Evo Morales pidió ayuda para que Bolivia obtenga una salida al mar. Y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, abogó por una política concertada para atacar el problema del narcotráfico.
Desde la periferia de la cumbre, las guerrillas colombianas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) pidieron también la intervención de la Celac en el conflicto armado. Al respecto Santos dijo a los presidentes: "Por ahora, la mejor forma de ayudar es no hacer nada” y aseguró estar dispuesto a buscar una solución política a la violencia, siempre y cuanto vea voluntad de la contra parte.