Socialismo en el siglo XXI implica eficiencia y calidad
Pedro Rioseco
Quito,PL
El gran reto actual en Ecuador es avanzar en la calidad con nivel muy alto de compromiso, pues el socialismo moderno en el siglo XXI implica eficiencia y calidad, afirmó el secretario de Planificación y Desarrollo (Senplades), Fander Falconí.
En entrevista con Prensa Latina, el excanciller y actual miembro de la dirección nacional del gobernante Movimiento Alianza PAIS, precisó que es necesaria la calidad para que el ciudadano reciba mejores prestaciones de servicios.
Calidad, agregó, para que las empresas públicas no sean deficitarias, para que funcione una reforma administrativa del Estado en los territorios, y para que se incorporen todos los ciudadanos al proceso transformador.
Lo que aspira un ciudadano de la estrategia de desarrollo de un gobierno es el acompañamiento que le pueda dar en la búsqueda de trabajo, en la mejora de su calidad de vida, en la seguridad en su acepción amplia, señaló.
Entonces, recalcó, un Estado y un gobierno lo que tiene que hacer es garantizar esos elementos en función de un interés social, lo cual significa que el Estado debe ocupar un sitio en esta estrategia de desarrollo, pero no la puede abarcar en su conjunto.
Tiene que buscar para ello los mecanismos virtuosos y las articulaciones con el sector privado, la economía popular y solidaria, las pequeñas y medianas empresas, es decir, el Estado tiene que facilitar las garantías de un conjunto de derechos.
Derechos, acotó Falconí, que permitan al ciudadano mejorar su calidad de vida y acercarse a esa noción del Buen Vivir que persigue la Revolución Ciudadana.
En ese sentido, dijo, el rol de la Senplades es la planificación de esa estrategia de desarrollo, pues no somos ejecutores de la política pública pero sí impulsamos lo que podría ser la gran estrategia de un rol fundamental de la priorización de la inversión pública.
Si hay una gran masa de recursos públicos se pueden malgastar, dedicar al pago de la deuda externa, a veces ilegítimas, odiosas, inmorales, como sucedió en épocas pasadas, o se pueden poner al servicio de la gente, reflexionó el también académico.
¿Cuáles son los grandes vehículos transformadores en las sociedades que han hecho cambios importantes en la mejora de sus condiciones de vida?, preguntó, para responderse de inmediato al citar las inversiones en educación y salud.
Destacó que la ejecución del Presupuesto del Estado, y cerca de un 95 por ciento del programa anual de inversiones, están focalizados en dos áreas estratégicas: la construcción de capacidades humanas y la construcción de inversiones en capital.
Es la verdadera economía política sustantiva del cambio, y donde están las prioridades bien marcadas que van a redundar en mejoras del sistema de salud, educación e infraestructura, recalcó Falconí.
Tenemos, afirmó, como objetivo la construcción de un Estado Plurinacional y este es un gran reto, un gran desafío, pues significa que primero debemos recuperar las facultades que fueron derruidas por el neoliberalismo.
No sólo, recordó, se destruyó la capacidad de planificar, distribuir y regular los procesos económicos, sino que se impuso una ideología que desestructuró al Estado, y liquidó o dejó postradas a las empresas públicas, arma fundamental en términos de financiamiento.
Además, no tuvo ningún tipo de solidaridad con la plurinacionalidad, y la construcción de un Estado Plurinacional solidario es un gran objetivo para este relanzamiento del sistema de planificación, recalcó.
Al responder una pregunta sobre la consolidación de la Revolución Ciudadana en tanto proceso de cambio irreversible, señaló Falconí como un aspecto clave la creación de oportunidades.
Tenemos, subrayó, un pueblo educado, saludable, que recrea aspectos de ciencia y tecnología, que innova, genera nuevas iniciativas productivas y construye una capilaridad productiva y social, con muchas opciones para hacer irreversible el proceso de cambio.
Hay un gran momento que tiene que ver con la equidad, dijo, y precisó que el otro gran aspecto es generación de mecanismos redistributivos.
Si el diagnóstico es que América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta por sus malas composiciones en la distribución de ingresos, de activos y propiedad, es evidente que hay que poner un énfasis fuerte en esos aspectos.
La gran diferencia, precisó, entre el momento actual y el año 2007 cuando comenzó el actual gobierno, es que hay ya todo un marco normativo diferente, la nueva Constitución del 2008 y un conjunto de leyes que le dan coherencia jurídica a ese proceso de cambios.
Es el momento, enfatizó, de aprovechar estos procesos de cambio, que ciertamente son muy convulsos, no hay que engañarse.
Estamos en un momento de transición, puntualizó, donde construimos los pilares del post neoliberalismo y hay fuerzas que actúan en forma contraria en todos los procesos latinoamericanos.
Por eso, enfatizó Falconí, creo importantísimo como ciudadanos, como latinoamericanos que creemos en un proceso de cambios, arrimemos el hombro para que estos sean irreversibles en los aspectos positivos.
Quito,PL
El gran reto actual en Ecuador es avanzar en la calidad con nivel muy alto de compromiso, pues el socialismo moderno en el siglo XXI implica eficiencia y calidad, afirmó el secretario de Planificación y Desarrollo (Senplades), Fander Falconí.
En entrevista con Prensa Latina, el excanciller y actual miembro de la dirección nacional del gobernante Movimiento Alianza PAIS, precisó que es necesaria la calidad para que el ciudadano reciba mejores prestaciones de servicios.
Calidad, agregó, para que las empresas públicas no sean deficitarias, para que funcione una reforma administrativa del Estado en los territorios, y para que se incorporen todos los ciudadanos al proceso transformador.
Lo que aspira un ciudadano de la estrategia de desarrollo de un gobierno es el acompañamiento que le pueda dar en la búsqueda de trabajo, en la mejora de su calidad de vida, en la seguridad en su acepción amplia, señaló.
Entonces, recalcó, un Estado y un gobierno lo que tiene que hacer es garantizar esos elementos en función de un interés social, lo cual significa que el Estado debe ocupar un sitio en esta estrategia de desarrollo, pero no la puede abarcar en su conjunto.
Tiene que buscar para ello los mecanismos virtuosos y las articulaciones con el sector privado, la economía popular y solidaria, las pequeñas y medianas empresas, es decir, el Estado tiene que facilitar las garantías de un conjunto de derechos.
Derechos, acotó Falconí, que permitan al ciudadano mejorar su calidad de vida y acercarse a esa noción del Buen Vivir que persigue la Revolución Ciudadana.
En ese sentido, dijo, el rol de la Senplades es la planificación de esa estrategia de desarrollo, pues no somos ejecutores de la política pública pero sí impulsamos lo que podría ser la gran estrategia de un rol fundamental de la priorización de la inversión pública.
Si hay una gran masa de recursos públicos se pueden malgastar, dedicar al pago de la deuda externa, a veces ilegítimas, odiosas, inmorales, como sucedió en épocas pasadas, o se pueden poner al servicio de la gente, reflexionó el también académico.
¿Cuáles son los grandes vehículos transformadores en las sociedades que han hecho cambios importantes en la mejora de sus condiciones de vida?, preguntó, para responderse de inmediato al citar las inversiones en educación y salud.
Destacó que la ejecución del Presupuesto del Estado, y cerca de un 95 por ciento del programa anual de inversiones, están focalizados en dos áreas estratégicas: la construcción de capacidades humanas y la construcción de inversiones en capital.
Es la verdadera economía política sustantiva del cambio, y donde están las prioridades bien marcadas que van a redundar en mejoras del sistema de salud, educación e infraestructura, recalcó Falconí.
Tenemos, afirmó, como objetivo la construcción de un Estado Plurinacional y este es un gran reto, un gran desafío, pues significa que primero debemos recuperar las facultades que fueron derruidas por el neoliberalismo.
No sólo, recordó, se destruyó la capacidad de planificar, distribuir y regular los procesos económicos, sino que se impuso una ideología que desestructuró al Estado, y liquidó o dejó postradas a las empresas públicas, arma fundamental en términos de financiamiento.
Además, no tuvo ningún tipo de solidaridad con la plurinacionalidad, y la construcción de un Estado Plurinacional solidario es un gran objetivo para este relanzamiento del sistema de planificación, recalcó.
Al responder una pregunta sobre la consolidación de la Revolución Ciudadana en tanto proceso de cambio irreversible, señaló Falconí como un aspecto clave la creación de oportunidades.
Tenemos, subrayó, un pueblo educado, saludable, que recrea aspectos de ciencia y tecnología, que innova, genera nuevas iniciativas productivas y construye una capilaridad productiva y social, con muchas opciones para hacer irreversible el proceso de cambio.
Hay un gran momento que tiene que ver con la equidad, dijo, y precisó que el otro gran aspecto es generación de mecanismos redistributivos.
Si el diagnóstico es que América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta por sus malas composiciones en la distribución de ingresos, de activos y propiedad, es evidente que hay que poner un énfasis fuerte en esos aspectos.
La gran diferencia, precisó, entre el momento actual y el año 2007 cuando comenzó el actual gobierno, es que hay ya todo un marco normativo diferente, la nueva Constitución del 2008 y un conjunto de leyes que le dan coherencia jurídica a ese proceso de cambios.
Es el momento, enfatizó, de aprovechar estos procesos de cambio, que ciertamente son muy convulsos, no hay que engañarse.
Estamos en un momento de transición, puntualizó, donde construimos los pilares del post neoliberalismo y hay fuerzas que actúan en forma contraria en todos los procesos latinoamericanos.
Por eso, enfatizó Falconí, creo importantísimo como ciudadanos, como latinoamericanos que creemos en un proceso de cambios, arrimemos el hombro para que estos sean irreversibles en los aspectos positivos.