Sarkozy, Merkel y Monti se sientan para discutir el papel BCE en la crisis
Francia, cada vez más alejada de las tesis de Alemania sobre el papel a jugar por el Banco Central Europeo, sigue pensando que los tratados europeos permiten una intervención masiva del BCE en el mercado secundario. París cree que el Banco Central debe ser el prestamista de último recurso, y que solo eso puede ayudar a resolver de forma rápida la crisis de la deuda soberana. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, está reunido con la canciller Angela Merkel con este tema como principal asunto durante una minicumbre a la que también asiste el nuevo primer ministro italiano, Mario Monti, en Estrasburgo. El encuentro es el primero entre los tres líderes de las mayores economías de la zona euro tras el cambio de Ejecutivo en Italia.
El encuentro ha comenzado con unos minutos de retraso por una avería del avión en el que tenía que viajar la misión alemana. "Siento haber llegado tarde, pero el avión se ha estropeado", ha explicado la canciller a su llegada a la sede del Ejecutivo francés en Estrasburgo. Preocupado, Sarkozy le ha preguntado cómo ha sucedido, pero Merkel le ha tranquilizado revelando que, en el momento de la avería, no estaban dentro del aparato.
Sobre la postura francesa, el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, ha insistido hoy en que la intervención del BCE "es urgente". Además, ha adelantado que "se discutirá hoy mismo en Estrasburgo". "Creo y espero que se desarrollará el punto de vista de que el BCE debe desempeñar un papel esencial en la restauración de la confianza", ha explicado Juppé.
París busca desesperadamente frenar la lenta agonía de su triple A, de nuevo baqueteada ayer, esta vez por la agencia Fitch. La agencia recordó que la máxima nota crediticia francesa "está justificada actualmente", pero advirtió de que corre serio peligro si la parálisis de la eurozona se prolonga. Fitch aludió al riesgo concreto que plantea la posible intensificación de la crisis de la eurozona, en relación con el "apoyo financiero al sector bancario". "El aumento de la deuda pública ha agotado prácticamente la capacidad de Francia de absorber eventuales shocks, minando su estatus de AAA", afirma el documento.
Unas horas después de conocerse la nota, la portavoz del Gobierno francés, Valérie Pécresse, subrayó que París sigue siendo favorable a una intervención del BCE en el mercado de deuda. "A día de hoy, el papel del BCE no es el de socorrer a países en dificultades; tenemos al FMI y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera", admitió Pécresse, que además de portavoz es la ministra de Hacienda. "Pero es exacto que el BCE, en el marco de su independencia, debe dar todo su apoyo a los Estados para defender la solidez de la zona euro".
París matizó además, de forma significativa, que "no hay necesariamente relación entre la modificación de los tratados y el papel del BCE", una lanza dirigida a Angela Merkel, que se escuda en que los textos de referencia europeos prohíben a Fráncfort ser el último garante de las deudas de los Estados europeos.
En París se especulaba ayer con que la reunión trilateral de hoy puede servir para presentar en detalle la reforma de los tratados acordada por Francia y Alemania el pasado 9 de octubre. El propio Sarkozy avanzó el martes esa posibilidad, al decir: "Con la señora Merkel propondremos próximamente la modificación de los tratados para impedir que los distintos países puedan divergir en los campos presupuestario, económico y fiscal".
Sarkozy está dispuesto, por tanto, a ceder un poco más de soberanía, pero intenta a toda costa que, a cambio de esa concesión, Berlín permita al BCE poner a resguardo su triple A, indispensable para optar a la reelección en primavera. Tras reírse en público de Silvio Berlusconi hace unas semanas, quizá el respetado profesor Monti pueda ayudar ahora a Merkozy a cerrar la cuadratura del círculo.
"Estamos buscando un acuerdo. No siempre nos ponemos de acuerdo en todo desde el principio pero al final llegamos a un acuerdo", ha admitido hoy Juppé. "Francia nunca ha estado en contra de revisar los tratados, solamente decimos que tarda mucho tiempo. Veintisiete parlamentarios tienen que ratificarlo y eso puede tardar años", ha insistido.