Reproches e intentos de reforma en el radicalismo tras la derrota electoral
Buenos Aires, EFE
Los encendidos debates, los reproches y las propuestas de reforma partidaria dominaron hasta esta madrugada la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, segunda fuerza parlamentaria de Argentina, en la primera reunión de al agrupación tras la derrota en las elecciones de octubre.
Los 400 militantes que participaron del encuentro, que se extendió durante unas 12 horas, no lograron acordar una reforma de la carta orgánica del centenario partido, cuyos dirigentes protagonizaron fuertes discusiones, dijeron fuentes partidarias.
Uno de los blancos de las críticas fue el excandidato presidencial Ricardo Alfonsín, hijo del exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989).
Ricardo Alfonsín obtuvo el tercer lugar en los comicios generales del pasado 23 de octubre con el 11,14 por ciento, una cifra inferior a la que había obtenido en las elecciones primarias de agosto, en las que se ubicó segundo con el 12,1 por ciento.
El diputado Alfonsín quedó así muy detrás del 54 por ciento logrado en los comicios generales por la presidenta argentina, la peronista Cristina Fernández, seguida por el socialista Hermes Binner, con el 16,8 por ciento de los sufragios.
Durante la convención, el excandidato prometió seguir trabajando "por la UCR" y admitió que fue "un error" su alianza con el peronista disidente Francisco de Narváez, quien se postuló a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, puesto para el que fue reelegido el actual mandatario del distrito, Daniel Scioli.
Alfonsín criticó de todas formas los reproches que recibió de varios sectores de su partido por la alianza con De Narváez.
"Muchos de los que hoy están silbando, acompañaban a otros candidatos que querían arreglar con (el conservador) Mauricio Macri", alcalde de Buenos Aires, dijo el diputado.
Para el dirigente Leopoldo Moreau, las discusiones forman parte de "un partido que vive", aunque lamentó las "contradicciones" que afronta la agrupación.
"El radicalismo se opuso" a que los fondos de jubilación y pensión pasaran a manos del Estado, pero "después reclamó el 82 por ciento (del salario mínimo) para jubilaciones, lo que es imposible sin la estatización de los fondos", ejemplificó Moreau.
La UCR afrontó una dura crisis interna luego de la renuncia del radical Fernando de la Rúa a la Presidencia de Argentina a finales de 2001, en medio de un estallido social y económico, lo que motivó que varios dirigentes del partido se pasaran a las filas de otras agrupaciones, como el oficialista Frente para la Victoria, una facción del peronismo.
Algunos de ellos retornaron luego de la fuerte crisis que el Gobierno de Fernández mantuvo con el campo en 2008, pero aún intentan superar las fragmentaciones internas, coinciden los analistas.
Los encendidos debates, los reproches y las propuestas de reforma partidaria dominaron hasta esta madrugada la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, segunda fuerza parlamentaria de Argentina, en la primera reunión de al agrupación tras la derrota en las elecciones de octubre.
Los 400 militantes que participaron del encuentro, que se extendió durante unas 12 horas, no lograron acordar una reforma de la carta orgánica del centenario partido, cuyos dirigentes protagonizaron fuertes discusiones, dijeron fuentes partidarias.
Uno de los blancos de las críticas fue el excandidato presidencial Ricardo Alfonsín, hijo del exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989).
Ricardo Alfonsín obtuvo el tercer lugar en los comicios generales del pasado 23 de octubre con el 11,14 por ciento, una cifra inferior a la que había obtenido en las elecciones primarias de agosto, en las que se ubicó segundo con el 12,1 por ciento.
El diputado Alfonsín quedó así muy detrás del 54 por ciento logrado en los comicios generales por la presidenta argentina, la peronista Cristina Fernández, seguida por el socialista Hermes Binner, con el 16,8 por ciento de los sufragios.
Durante la convención, el excandidato prometió seguir trabajando "por la UCR" y admitió que fue "un error" su alianza con el peronista disidente Francisco de Narváez, quien se postuló a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, puesto para el que fue reelegido el actual mandatario del distrito, Daniel Scioli.
Alfonsín criticó de todas formas los reproches que recibió de varios sectores de su partido por la alianza con De Narváez.
"Muchos de los que hoy están silbando, acompañaban a otros candidatos que querían arreglar con (el conservador) Mauricio Macri", alcalde de Buenos Aires, dijo el diputado.
Para el dirigente Leopoldo Moreau, las discusiones forman parte de "un partido que vive", aunque lamentó las "contradicciones" que afronta la agrupación.
"El radicalismo se opuso" a que los fondos de jubilación y pensión pasaran a manos del Estado, pero "después reclamó el 82 por ciento (del salario mínimo) para jubilaciones, lo que es imposible sin la estatización de los fondos", ejemplificó Moreau.
La UCR afrontó una dura crisis interna luego de la renuncia del radical Fernando de la Rúa a la Presidencia de Argentina a finales de 2001, en medio de un estallido social y económico, lo que motivó que varios dirigentes del partido se pasaran a las filas de otras agrupaciones, como el oficialista Frente para la Victoria, una facción del peronismo.
Algunos de ellos retornaron luego de la fuerte crisis que el Gobierno de Fernández mantuvo con el campo en 2008, pero aún intentan superar las fragmentaciones internas, coinciden los analistas.