Occupy Wall Street vs. el Sueño Americano

Kate Dailey
BBC
El desalojo de los manifestantes del movimiento Occupy Wall Street pone de nuevo en primer plano un profundo debate en el seno de la sociedad estadounidense: esta clase de protestas, ¿van en contra del llamado Sueño Americano?
Grupos conservadores que se oponen al movimiento Occupy Wall Street argumentan que no son las manifestaciones, sino el trabajo duro lo que sacará a la gente de la pobreza.
A medida que el movimiento Occupy Wall Street ha ido creciendo, más y más estadounidenses están apareciendo para compartir sus historias y ventilar sus quejas.

Sin embargo no todo el mundo está enojado con Wall Street. La reacción conservadora al movimiento resultó en la aparición de grupos en contra de las protestas como, por ejemplo, el nuevo sitio de internet del columnista conservador Erick Erickson, We are The 53% (Somos el 53%).

La página es una respuesta a We are The 99 Percent (Somos el 99%), que permite a los ciudadanos subir fotos mostrando una pancarta con su historia, tales como demasiada deuda estudiantil, problemas para conseguir un trabajo o carencia de una poliza de salud.

Sus colaboradores argumentan que hacen frente al 1% de los estadounidenses que controlan la mayor parte de la riqueza del país, además de las grandes corporaciones y los sistemas gubernamentales que, según ellos, permitieron la caída de la economía.

Prueba de personalidad

Los que se oponen no defienden ninguna de estas instituciones. No defienden los bonos para los banqueros o justifican la baja tasa de impuestos que pagan los ricos. El 53% se refiere al porcentaje de estadounidenses que actualmente pagan impuestos federales. El tema unificador del sitio es un rechazo al derecho a recibir ayuda.

Ambas páginas de internet cuentan historias de largas horas de trabajo, de la decadencia de los valores del hogar y de un tambaleante futuro económico; de personas haciendo múltiples trabajos para poder ir a la universidad, y de encontrarse fuertemente endeudados y agobiados al terminar la carrera.

Los colaboradores de los dos sitios resaltan el valor del trabajo y quieren ser parte de una sociedad productiva.

"Se presume que quienes tienen una gran riqueza la merecen porque se la han ganado. Se supone que la otra cara de la moneda es verdad, que quienes están en la parte más baja del sistema son vistos como indignos de merecerla"

Stephen McNamee, autor de The Meritocracy Myth (El Mito de la Meritocracia)

Para el 99% estas historias ejemplifican los actuales problemas de la economía estadounidense. "Quienes están manifestando dicen que 'no se trata de nada que yo haya hecho individualmente' sino una razón sistemática más grande, dice Lauren Duncan, profesora de Sociología en el Smith College de Massachussetts.

Los del 53%, sin embargo, ven sus vicisitudes como pruebas de carácter y ya han podido salir adelante o creen que, con suficiente trabajo duro, lo conseguirán.

Para ellos "el sistema es fundamentalmente justo y ustedes (los del 99%) han hecho algo mal y necesitan levantarse por sus propios medios", dice Duncan.

La idea de salir adelante por los propios medios o de que los individuos son responsables de su éxito económico y de sus fracasos está muy arraigada en la cultura estadounidense. La noción de que si uno trabaja los suficientemente duro, recogerá los frutos, es uno de los principios básicos del sueño estadounidense.

Y es el futuro del Sueño Americano lo que están defendiendo tanto el movimiento del 53% como el del 99%.

"La gente realmente no está tanto en desacuerdo sobre lo que se merece. Las personas piensan que trabajar duro y estudiar, estar dispuestos a asumir algunos riesgos son todas cosas asociadas con ser dignos de merecer las cosas", señala Samuel Bowles, un economista del Instituto de Santa Fe.

"Otras cosas no cuentan para ser merecedor de algo", agrega, como recibir dinero sin ganárselo, recibir oportunidades basado en la raza o la buena suerte.

Sueño borroso

No obstante, si bien la narrativa del sistema estadounidense es estrictamente basada en el mérito, la realidad es menos clara.

El mayor indicador de éxito en EE.UU. no es un nivel de mérito o de trabajo duro, sino la cantidad de riqueza heredada de miembros de la familia, apunta Bowles.

Pero, por supuesto, no se trata del único factor. Barack Obama no es otra cosa que el sueño americano personificado: de raza mixta, hijo de una madre soltera y que trabajó para merecer todo lo que ha conseguido

Los del 53%, sin embargo, ven sus vicisitudes como pruebas de carácter y creen que con perseverancia se puede salir adelante.

"El mérito en sí mismo no es un mito", señala Stephen McNamee, autor de The Meritocracy Myth (El Mito de la Meritocracia).

"El mérito realza las posibilidades para el ascenso social, pero sigue teniendo que ver con las probabilidades de vencer las adversidades. Algunas personas sí consiguen avanzar a través del sistema sobre las bases del mérito, otras a través de la suerte y de medios que no tiene que ver con el mérito", dice. Y agrega: otros puede que hagan los méritos necesarios para merecerlo y sin embargo no lo consigan.

"Hay una desconexión entre lo que gente percibe como el funcionamiento del sistema y la realidad".

"Es muy ambiguo... Si existe la posibilidad de empezar algo, de tratar de pasar de la pobreza a la riqueza, entonces la presunción es que le puede pasar a cualquiera".

Esa presunción ha impulsado la innovación y la ambición. También ha llevado a una renuencia a confrontar problemas estructurales cuando las cosas salen mal.

"Cuando las cosas no funcionan, ellos han tenido la tendencia a culparse a sí mismos por lo sucedido en vez de buscar soluciones estructurales", sostiene Jim Cullen, autor de The American Dream.

Eso puede resultar en conclusiones peligrosas.

"Se presume que quienes tienen una gran riqueza la merecen porque se la han ganado. Se supone que la otra cara de la moneda es verdad, que quienes están en la parte más baja del sistema, son vistos como indignos de merecerla", afirma McNamee.

Eso, añade, facilita descartar a quienes están sufriendo con la economía como personas de poco mérito.

A la inversa, podría argumentarse que eso puede llevar a algunas personas a decidir que el trabajo honesto es difícil y no vale la pena el esfuerzo.

Eso no significa que el Sueño Americano es algo malo. De hecho, es justo lo opuesto. La idea de que trabajar duro debería tener su recompensa es un ideal estadounidense y algo que vale la pena pelear. La pregunta es ¿cómo?

Entradas populares