Los socialistas españoles se replantean su futuro tras la derrota electoral
Madrid, EFE
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) abrió hoy el camino para la renovación de su dirección y de su proyecto político, horas después de haber sufrido su mayor derrota desde el inicio de la democracia, en las elecciones generales celebradas ayer en España.
La Ejecutiva Federal del partido, reunida hoy en Madrid con la asistencia de sus 37 miembros, entre ellos el presidente del Gobierno y secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, y el candidato derrotado, Alfredo Pérez Rubalcaba, propuso la celebración de un Congreso ordinario del partido, probablemente la primera semana de febrero de 2012.
"Es lo que procede, es lo que corresponde, que el PSOE afronte una nueva etapa, que la democracia y los compañeros diseñen el proyecto para el futuro de los próximos años", afirmó Zapatero, al comparecer ante la prensa después de la reunión.
La Ejecutiva, según Zapatero, coincidió de manera unánime con el análisis efectuado anoche por Rubalcaba tras reconocer el fracaso: los resultados son malos y el PSOE ha sufrido "un fuerte deterioro en su respaldo popular".
Pero "teníamos todo el viento en contra", recalcó el presidente del Gobierno en funciones, al recordar que los comicios se han celebrado en circunstancias "muy especiales", en plena crisis económica y con "muy preocupantes tensiones" en los mercados financieros.
El líder socialista, que hace meses decidió no presentarse a las elecciones consciente de su enorme desgaste, justificó las medidas impopulares que adoptó a lo largo del último año para capear la crisis.
"Hay momentos en la vida política" en los que un gobierno "procura poner los intereses generales por encima de los que puedan ser los de partido. Así lo hemos hecho en esta legislatura", señaló Zapatero.
El ejecutivo socialista recortó los sueldos de los funcionarios, congeló las pensiones y acordó con el opositor y ahora vencedor por mayoría absoluta de los comicios, el conservador Partido Popular, una reforma de la Constitución para introducir la obligación de disciplina presupuestaria a las administraciones, entre otras medidas.
Una de las decisiones importantes que deberá tomar el Congreso del partido en su particular "travesía del desierto" que inicia tras el varapalo electoral es quién asumirá el liderazgo del PSOE.
Zapatero -que accedió a la secretaria general en 2000, en el 35 congreso, dijo que la decisión sobre su sucesor corresponde a los militantes y que ningún miembro de la Ejecutiva pidió hoy su dimisión.
Tampoco el aspirante socialista a la presidencia del Gobierno, Rubalcaba, ha desvelado sus planes de futuro, mientras la ministra de Defensa en funciones, Carme Chacón, que compitió con Rubalcaba por esa candidatura y a la que se atribuyen ambiciones de poder, se mostró hoy prudente y solo dijo que "es tiempo de hacer juntos una reflexión profunda, tiempo de responsabilidad y tiempo de unidad".
La dirección socialista cerró filas hoy con Rubalcaba, que recibió los elogios de todos sus compañeros por su entrega durante la campaña electoral, pese a no haber podido evitar el hundimiento en las urnas.
Las elecciones de ayer arrojaron una mayoría absoluta para el conservador PP de Mariano Rajoy, que obtuvo 186 escaños en la cámara baja del Parlamento, frente a 110 para el PSOE, un resultado aún peor que en 1977, cuando Felipe Gónzalez logró 118 escaños en las primeras elecciones de la democracia.
El imparable ascenso del desempleo en España, que ya afecta a casi cinco millones de personas -el 21 por ciento de la población activa, tasa que sube hasta el 45 por ciento en los jóvenes- ha sido uno de los factores determinantes en la pérdida de confianza de los electores en el PSOE.
El partido perdió en estas elecciones a unos tres millones de votantes, de los diez que le habían dado su confianza en 2008, y los análisis coinciden en que estos votos se fueron mayoritariamente a la abstención o a formaciones como Izquierda Unida, que ha experimentado un fuerte crecimiento.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) abrió hoy el camino para la renovación de su dirección y de su proyecto político, horas después de haber sufrido su mayor derrota desde el inicio de la democracia, en las elecciones generales celebradas ayer en España.
La Ejecutiva Federal del partido, reunida hoy en Madrid con la asistencia de sus 37 miembros, entre ellos el presidente del Gobierno y secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, y el candidato derrotado, Alfredo Pérez Rubalcaba, propuso la celebración de un Congreso ordinario del partido, probablemente la primera semana de febrero de 2012.
"Es lo que procede, es lo que corresponde, que el PSOE afronte una nueva etapa, que la democracia y los compañeros diseñen el proyecto para el futuro de los próximos años", afirmó Zapatero, al comparecer ante la prensa después de la reunión.
La Ejecutiva, según Zapatero, coincidió de manera unánime con el análisis efectuado anoche por Rubalcaba tras reconocer el fracaso: los resultados son malos y el PSOE ha sufrido "un fuerte deterioro en su respaldo popular".
Pero "teníamos todo el viento en contra", recalcó el presidente del Gobierno en funciones, al recordar que los comicios se han celebrado en circunstancias "muy especiales", en plena crisis económica y con "muy preocupantes tensiones" en los mercados financieros.
El líder socialista, que hace meses decidió no presentarse a las elecciones consciente de su enorme desgaste, justificó las medidas impopulares que adoptó a lo largo del último año para capear la crisis.
"Hay momentos en la vida política" en los que un gobierno "procura poner los intereses generales por encima de los que puedan ser los de partido. Así lo hemos hecho en esta legislatura", señaló Zapatero.
El ejecutivo socialista recortó los sueldos de los funcionarios, congeló las pensiones y acordó con el opositor y ahora vencedor por mayoría absoluta de los comicios, el conservador Partido Popular, una reforma de la Constitución para introducir la obligación de disciplina presupuestaria a las administraciones, entre otras medidas.
Una de las decisiones importantes que deberá tomar el Congreso del partido en su particular "travesía del desierto" que inicia tras el varapalo electoral es quién asumirá el liderazgo del PSOE.
Zapatero -que accedió a la secretaria general en 2000, en el 35 congreso, dijo que la decisión sobre su sucesor corresponde a los militantes y que ningún miembro de la Ejecutiva pidió hoy su dimisión.
Tampoco el aspirante socialista a la presidencia del Gobierno, Rubalcaba, ha desvelado sus planes de futuro, mientras la ministra de Defensa en funciones, Carme Chacón, que compitió con Rubalcaba por esa candidatura y a la que se atribuyen ambiciones de poder, se mostró hoy prudente y solo dijo que "es tiempo de hacer juntos una reflexión profunda, tiempo de responsabilidad y tiempo de unidad".
La dirección socialista cerró filas hoy con Rubalcaba, que recibió los elogios de todos sus compañeros por su entrega durante la campaña electoral, pese a no haber podido evitar el hundimiento en las urnas.
Las elecciones de ayer arrojaron una mayoría absoluta para el conservador PP de Mariano Rajoy, que obtuvo 186 escaños en la cámara baja del Parlamento, frente a 110 para el PSOE, un resultado aún peor que en 1977, cuando Felipe Gónzalez logró 118 escaños en las primeras elecciones de la democracia.
El imparable ascenso del desempleo en España, que ya afecta a casi cinco millones de personas -el 21 por ciento de la población activa, tasa que sube hasta el 45 por ciento en los jóvenes- ha sido uno de los factores determinantes en la pérdida de confianza de los electores en el PSOE.
El partido perdió en estas elecciones a unos tres millones de votantes, de los diez que le habían dado su confianza en 2008, y los análisis coinciden en que estos votos se fueron mayoritariamente a la abstención o a formaciones como Izquierda Unida, que ha experimentado un fuerte crecimiento.