Los partidos griegos negocian un Gobierno que evite la bancarrota
El principal partido opositor rechaza el pacto, que deja fuera a Papandreu
Atenas, El País
Se busca Gobierno que evite bancarrota. Tiene que sumar 180 escaños en el Parlamento para aprobar cuanto antes el plan de rescate financiero acordado en Bruselas. Imprescindible consenso salvar la zona euro. Razón: Grecia.
Yorgos Papandreu ha puesto este sábado en marcha el proceso para formar un Gabinete de unidad nacional que sea capaz de sacar adelante el plan de salvamento económico acordado la semana pasada con Europa. Se presentó por la mañana ante el presidente de la República, Karolos Papoulias, para anunciarle el inicio inmediato de las negociaciones. “La falta de acuerdo preocuparía a nuestros socios europeos sobre nuestra permanencia en la Eurozona”. Pero la oposición, con el partido de centro derecha Nueva Democracia en primera fila, pide su cabeza antes de pactar. “No estoy pegado a la silla”, dice Papandreu, asumiendo que tiene un pie fuera del Gobierno.
Atenas es una lavadora política que se mueve a mil revoluciones y el problema es que la ropa no sale limpia. Papandreu sobrevivió el viernes a una moción de confianza tras arañar el apoyo de algunos diputados de su propio partido, el socialista Pasok, que habían amenazado con votar en su contra. Les convenció para que le ratificaran como primer ministro al prometer que se marcharía y cedería el paso a ese Ejecutivo de emergencia.
Los sucesos de este sábado apuntan a que Papandreu ha pactado que el ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, tome el relevo en este periodo transitorio. El presidente ha convocado a los partidos a una reunión este domingo para acercar posturas y por otro lado el primer ministro ha convocado al Gobierno. Venizelos ya ha comenzado los contactos con los partidos de forma discreta. Algunas fuentes apuestan a que Papandreu dimitirá el lunes y así desbloquear el proceso.
Este domingo el primer ministro se verá con el líder de Nueva Democracia, Antoni Samaras. “Insistimos en la petición de inmediatas elecciones para salir lo antes posible de esta pesadilla”, dijo este sábado Samaras. “Cada vez que hay posibilidad de acuerdo, el binomio Papandreu-Venizelos lo echa a perder”, se quejó. “Nuestra propuesta sigue encima de la mesa”. Samaras asegura que su partido respaldaría así el rescate griego: una inyección de 180.000 millones hasta 2014 y una quita del 50% de la deuda que tiene contraída con la banca, a cambio de más ajustes sociales.
El tiempo corre en contra y estos serán días de ego y aritmética. Las conversaciones ya están fraguándose los despachos. Yorgos Karatzefiris, líder del partido radical ortodoxo Laos, con 16 disputados, discrepa de la postura de Nueva Democracia, con 86 representantes. “Debemos darnos cuenta de que no tenemos un primer ministro. Es una formalidad. Papandreu dimitió ayer en el Parlamento, y los aplausos que recibió fueron igual por su discurso que por su despedida”. La coalición de izquierdas Syrizia, con nueve diputados, y el Partido Comunista griego, con 21, también exigen la dimisión.
El Pasok, desde este sábado con 154 de los 300 miembros del Parlamento, confía en acabar por convencer a dos de los grupos pequeños, Izquierda Democrática (ID) y Alianza Democrática (AD), una vez liquidado Papandreu, según explicaron a este diario fuentes cercanas al proceso. Con ellos, y algunos diputados socialistas desertados que esperan recuperar, alcanzarían esos 180 votos necesarios. Pero el proyecto, de salir adelante, dejaría muy en entredicho el espíritu de lo que es un Gobierno de unidad nacional: deja fuera el gran partido de la oposición y, además, se basa en el apoyo de una suerte de partidos artificiales que jamás se ha presentado a las elecciones. Ambos se han creado hace menos de dos años: Alianza como una escisión de Nueva Democracia, e Izquierda Democrática con diputados que rompieron con el izquierdista Syrizia.
El poder de Papandreu lleva debilitándose en la calle y su partido desde que comenzó la crisis de deuda soberana. Pero el disparo en la pierna se lo pegó al convocar un referéndum sobre el rescate que ponía lo ponía en peligro. “Si dejo el poder, al menos, lo haré como alguien antiautoritario”, dijo el viernes en el Congreso.
Esto es Grecia, la tierra que inventó las palabras democracia y caos. El su fiesta nacional se le llama popularmente La fiesta del No. Se conmemora que el dictador Ionnanis Metaxas impidió la entrada de las tropas de Mussolini el 28 de octubre de 1940.
El exministro Stefanos Manikas reflexionaba sobre lo que vio el viernes en el Parlamento: “Llevo 40 años en política y creo que Grecia está en el peor momento de su historia, la política no está a la altura de la sociedad”. Algo muy similar expresaba Michiail Michailidis, que es el director de la Banda de Música Ciudad de Atenas y está llenando de música alegre las calles que la noche anterior estaban llenas de manifestantes. “Tiene que llegar a un acuerdo ya, esto es demasiado”, dijo. Es el sentir general. Un sondeo del periódico Proto Thema señala que el 52% de los consultados quiere un pacto y el 32% prefiere comicios.
Atenas, El País
Se busca Gobierno que evite bancarrota. Tiene que sumar 180 escaños en el Parlamento para aprobar cuanto antes el plan de rescate financiero acordado en Bruselas. Imprescindible consenso salvar la zona euro. Razón: Grecia.
Yorgos Papandreu ha puesto este sábado en marcha el proceso para formar un Gabinete de unidad nacional que sea capaz de sacar adelante el plan de salvamento económico acordado la semana pasada con Europa. Se presentó por la mañana ante el presidente de la República, Karolos Papoulias, para anunciarle el inicio inmediato de las negociaciones. “La falta de acuerdo preocuparía a nuestros socios europeos sobre nuestra permanencia en la Eurozona”. Pero la oposición, con el partido de centro derecha Nueva Democracia en primera fila, pide su cabeza antes de pactar. “No estoy pegado a la silla”, dice Papandreu, asumiendo que tiene un pie fuera del Gobierno.
Atenas es una lavadora política que se mueve a mil revoluciones y el problema es que la ropa no sale limpia. Papandreu sobrevivió el viernes a una moción de confianza tras arañar el apoyo de algunos diputados de su propio partido, el socialista Pasok, que habían amenazado con votar en su contra. Les convenció para que le ratificaran como primer ministro al prometer que se marcharía y cedería el paso a ese Ejecutivo de emergencia.
Los sucesos de este sábado apuntan a que Papandreu ha pactado que el ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, tome el relevo en este periodo transitorio. El presidente ha convocado a los partidos a una reunión este domingo para acercar posturas y por otro lado el primer ministro ha convocado al Gobierno. Venizelos ya ha comenzado los contactos con los partidos de forma discreta. Algunas fuentes apuestan a que Papandreu dimitirá el lunes y así desbloquear el proceso.
Este domingo el primer ministro se verá con el líder de Nueva Democracia, Antoni Samaras. “Insistimos en la petición de inmediatas elecciones para salir lo antes posible de esta pesadilla”, dijo este sábado Samaras. “Cada vez que hay posibilidad de acuerdo, el binomio Papandreu-Venizelos lo echa a perder”, se quejó. “Nuestra propuesta sigue encima de la mesa”. Samaras asegura que su partido respaldaría así el rescate griego: una inyección de 180.000 millones hasta 2014 y una quita del 50% de la deuda que tiene contraída con la banca, a cambio de más ajustes sociales.
El tiempo corre en contra y estos serán días de ego y aritmética. Las conversaciones ya están fraguándose los despachos. Yorgos Karatzefiris, líder del partido radical ortodoxo Laos, con 16 disputados, discrepa de la postura de Nueva Democracia, con 86 representantes. “Debemos darnos cuenta de que no tenemos un primer ministro. Es una formalidad. Papandreu dimitió ayer en el Parlamento, y los aplausos que recibió fueron igual por su discurso que por su despedida”. La coalición de izquierdas Syrizia, con nueve diputados, y el Partido Comunista griego, con 21, también exigen la dimisión.
El Pasok, desde este sábado con 154 de los 300 miembros del Parlamento, confía en acabar por convencer a dos de los grupos pequeños, Izquierda Democrática (ID) y Alianza Democrática (AD), una vez liquidado Papandreu, según explicaron a este diario fuentes cercanas al proceso. Con ellos, y algunos diputados socialistas desertados que esperan recuperar, alcanzarían esos 180 votos necesarios. Pero el proyecto, de salir adelante, dejaría muy en entredicho el espíritu de lo que es un Gobierno de unidad nacional: deja fuera el gran partido de la oposición y, además, se basa en el apoyo de una suerte de partidos artificiales que jamás se ha presentado a las elecciones. Ambos se han creado hace menos de dos años: Alianza como una escisión de Nueva Democracia, e Izquierda Democrática con diputados que rompieron con el izquierdista Syrizia.
El poder de Papandreu lleva debilitándose en la calle y su partido desde que comenzó la crisis de deuda soberana. Pero el disparo en la pierna se lo pegó al convocar un referéndum sobre el rescate que ponía lo ponía en peligro. “Si dejo el poder, al menos, lo haré como alguien antiautoritario”, dijo el viernes en el Congreso.
Esto es Grecia, la tierra que inventó las palabras democracia y caos. El su fiesta nacional se le llama popularmente La fiesta del No. Se conmemora que el dictador Ionnanis Metaxas impidió la entrada de las tropas de Mussolini el 28 de octubre de 1940.
El exministro Stefanos Manikas reflexionaba sobre lo que vio el viernes en el Parlamento: “Llevo 40 años en política y creo que Grecia está en el peor momento de su historia, la política no está a la altura de la sociedad”. Algo muy similar expresaba Michiail Michailidis, que es el director de la Banda de Música Ciudad de Atenas y está llenando de música alegre las calles que la noche anterior estaban llenas de manifestantes. “Tiene que llegar a un acuerdo ya, esto es demasiado”, dijo. Es el sentir general. Un sondeo del periódico Proto Thema señala que el 52% de los consultados quiere un pacto y el 32% prefiere comicios.