Los bancos centrales toman de nuevo medidas para inyectar liquidez en los mercados
La Fed, el BCE y sus homólogos de Japón, Canadá y Suiza vuelven a actuar en el mercado de dinero dos meses después. -La medida apunta a más decisiones en las próximas jornadas para superar la crisis
Bruselas, El País
Los principales bancos centrales han acordado hoy una nueva intervención conjunta para inyectar liquidez en el sistema financiero con vistas a facilitar la financiación en dólares del sector financiero internacional. La última vez que llevaron a cabo este tipo de medida fue hace dos meses pero, para encontrar un antecedente anterior, hay que acudir a la caída de Lehman Brothers en 2008. Según explican las instituciones en un comunicado, el objetivo de esta medida es atajar las tensiones en los mercados de financiación y ayudar a mitigar las crecientes dificultades en la concesión de créditos a las familias y empresas, lo que es vital para sacar a la economía de las grandes potencias del estancamiento y afrontar los riesgos de recesión.
En concreto, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, así como sus homólogos de Suiza, Canadá, Japón y Reino Unido han acordado intervenir en el mercado de dinero con una rebaja en el precio de los contratos ya existentes de intercambio de divisas (swaps) en 50 puntos básicos sobre la tasa base, cuando hasta ahora esta prima era de 100 puntos básicos. Este abaratamiento de los costes que paga la banca para obtener dólares, que en cualquier caso tiene un impacto limitado, ofrece un incentivo para aumentar el dinero circulación, lo que debería facilitar al conjunto del sector la difícil tarea en las actuales condiciones del mercado de captar financiación. Esto, a su vez, debería dar más margen a la banca para conceder los créditos que necesita la economía con el objetivo de mantener la máquina de la actividad en marcha. La rebaja entrará en vigor a partir del 5 de diciembre y será efectiva hasta febrero.
La medida se explica por la necesidad de actuar contra la creciente falta de liquidez en el mercado de dinero y, aunque no es la medida definitiva contra la crisis, sí prepara el camino para futuros movimientos por parte de las autoridades monetarias de peso en el sistema financiero internacional, según coinciden en apuntar los expertos. En este sentido, los analistas apuntan a que, posiblemente, sea un primer paso con vistas a la reunión de la semana que viene del Consejo de Gobierno del BCE, en la que podrían adoptarse más medidas extraordinarias. De hecho, así lo ha entendido el mercado, donde las Bolsas han rebotado con fuerza tras conocerse la decisión.
Los inversores llevan días especulando -de ahí las subidas acumuladas desde el lunes- con que el instituto emisor del euro opte por volver a rebajar los tipos el próximo jueves desde el 1,25% actual. También se espera que aumente el plazo al que concede créditos a los bancos a tres años desde el máximo de ahora, que está en un año. Si finalmente cumplen con estos pronósticos, lanzarían otro salvavidas para no naufragar en la escasez de crédito, lo que reforzaría el arsenal con el que hacer frente al acechante riesgo de recesión en el Viejo Continente. Para más adelante, sin embargo, queda la opción de reforzar la compra de bonos de los países bajo presión en los mercados de deuda, una posibilidad que Alemania supedita a un pacto previo para reforzar la gobernanza económica de la eurozona.
De momento, como medida de contingencia paralela la rebaja de precios en los contratos sobre divisas, los bancos centrales han acordado al mismo tiempo establecer una línea swap de liquidez bilateral. Con ella prevén suministrar fondos en cualquiera de sus jurisdicciones y en cualquiera de sus monedas "mientras las condiciones de los mercados así lo aconsejen", según continúa el comunicado. "En estos momentos no existe necesidad, al margen de en dólares, de ofrecer liquidez en monedas distintas a las locales, pero los bancos centrales juzgan prudente hacer los preparativos necesarios para poder proporcionar este respaldo de liquidez tan rápidamente como surja la necesidad", precisan.
La falta de financiación en dólares es una medida derivada de la crisis de deuda de la eurozona, que a su vez está detrás de la posibilidad de una recaída en la recesión. En primer lugar, porque en las tripas de las entidades europeas hay grandes cantidades de deuda de estos Estados. También, porque si se sigue escarbando -en esta caso en el sector alemán y francés, principalmente- aparecen los activos tóxicos heredados de la crisis de las hipotecas en EE UU (subprime), que están denominados en divisa norteamericana. No obstante, todavía hay más: la posibilidad de una ruptura del euro tal y como existe actualmente. Todo este cúmulo de factores dificulta que los bancos del eurosistema salgan a pedir dinero en divisa estadounidense a entidades de otras regiones como las propias de EE UU o las asiáticas.
Prueba de las dificultades para captar financiación ante el cierre de los mercados, en este caso en euros, la apelación de la banca a las subastas extraordinarias de liquidez a siete días que realiza semanalmente el BCE marcó ayer un máximo de los últimos dos años.
Sobre la situación de sus colegas estadounidenses, en mejor situación que los europeos, de momento no tienen dificultares de financiación. Pese a ello, la Fed recuerda en un aviso a navegantes que cuenta con suficiente arsenal como para proporcionarles liquidez a corto plazo. "Si las condiciones se deterioraran, la Reserva Federal tiene una amplia gama de herramientas disponibles para proporcionar un respaldo eficaz de liquidez a estas instituciones, y está preparada para utilizarlas cuando sea necesario para apoyar la estabilidad financiera y promover la extensión del crédito a los hogares y a las empresas de EE UU".
El Nobel de Economía Paul Krugman, quien se ha mostrado muy crítico con las decisiones que han venido tomando las autoridades políticas -la última desde la UE es la de echarse en brazos del FMI- y económicas a ambos lados del Atlántico para superar la crisis, ha celebrado que la decisión de hoy de la Fed, el BCE y compañía supone que "al menos hacen algo, aunque no está claro el qué".
Bruselas, El País
Los principales bancos centrales han acordado hoy una nueva intervención conjunta para inyectar liquidez en el sistema financiero con vistas a facilitar la financiación en dólares del sector financiero internacional. La última vez que llevaron a cabo este tipo de medida fue hace dos meses pero, para encontrar un antecedente anterior, hay que acudir a la caída de Lehman Brothers en 2008. Según explican las instituciones en un comunicado, el objetivo de esta medida es atajar las tensiones en los mercados de financiación y ayudar a mitigar las crecientes dificultades en la concesión de créditos a las familias y empresas, lo que es vital para sacar a la economía de las grandes potencias del estancamiento y afrontar los riesgos de recesión.
En concreto, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, así como sus homólogos de Suiza, Canadá, Japón y Reino Unido han acordado intervenir en el mercado de dinero con una rebaja en el precio de los contratos ya existentes de intercambio de divisas (swaps) en 50 puntos básicos sobre la tasa base, cuando hasta ahora esta prima era de 100 puntos básicos. Este abaratamiento de los costes que paga la banca para obtener dólares, que en cualquier caso tiene un impacto limitado, ofrece un incentivo para aumentar el dinero circulación, lo que debería facilitar al conjunto del sector la difícil tarea en las actuales condiciones del mercado de captar financiación. Esto, a su vez, debería dar más margen a la banca para conceder los créditos que necesita la economía con el objetivo de mantener la máquina de la actividad en marcha. La rebaja entrará en vigor a partir del 5 de diciembre y será efectiva hasta febrero.
La medida se explica por la necesidad de actuar contra la creciente falta de liquidez en el mercado de dinero y, aunque no es la medida definitiva contra la crisis, sí prepara el camino para futuros movimientos por parte de las autoridades monetarias de peso en el sistema financiero internacional, según coinciden en apuntar los expertos. En este sentido, los analistas apuntan a que, posiblemente, sea un primer paso con vistas a la reunión de la semana que viene del Consejo de Gobierno del BCE, en la que podrían adoptarse más medidas extraordinarias. De hecho, así lo ha entendido el mercado, donde las Bolsas han rebotado con fuerza tras conocerse la decisión.
Los inversores llevan días especulando -de ahí las subidas acumuladas desde el lunes- con que el instituto emisor del euro opte por volver a rebajar los tipos el próximo jueves desde el 1,25% actual. También se espera que aumente el plazo al que concede créditos a los bancos a tres años desde el máximo de ahora, que está en un año. Si finalmente cumplen con estos pronósticos, lanzarían otro salvavidas para no naufragar en la escasez de crédito, lo que reforzaría el arsenal con el que hacer frente al acechante riesgo de recesión en el Viejo Continente. Para más adelante, sin embargo, queda la opción de reforzar la compra de bonos de los países bajo presión en los mercados de deuda, una posibilidad que Alemania supedita a un pacto previo para reforzar la gobernanza económica de la eurozona.
De momento, como medida de contingencia paralela la rebaja de precios en los contratos sobre divisas, los bancos centrales han acordado al mismo tiempo establecer una línea swap de liquidez bilateral. Con ella prevén suministrar fondos en cualquiera de sus jurisdicciones y en cualquiera de sus monedas "mientras las condiciones de los mercados así lo aconsejen", según continúa el comunicado. "En estos momentos no existe necesidad, al margen de en dólares, de ofrecer liquidez en monedas distintas a las locales, pero los bancos centrales juzgan prudente hacer los preparativos necesarios para poder proporcionar este respaldo de liquidez tan rápidamente como surja la necesidad", precisan.
La falta de financiación en dólares es una medida derivada de la crisis de deuda de la eurozona, que a su vez está detrás de la posibilidad de una recaída en la recesión. En primer lugar, porque en las tripas de las entidades europeas hay grandes cantidades de deuda de estos Estados. También, porque si se sigue escarbando -en esta caso en el sector alemán y francés, principalmente- aparecen los activos tóxicos heredados de la crisis de las hipotecas en EE UU (subprime), que están denominados en divisa norteamericana. No obstante, todavía hay más: la posibilidad de una ruptura del euro tal y como existe actualmente. Todo este cúmulo de factores dificulta que los bancos del eurosistema salgan a pedir dinero en divisa estadounidense a entidades de otras regiones como las propias de EE UU o las asiáticas.
Prueba de las dificultades para captar financiación ante el cierre de los mercados, en este caso en euros, la apelación de la banca a las subastas extraordinarias de liquidez a siete días que realiza semanalmente el BCE marcó ayer un máximo de los últimos dos años.
Sobre la situación de sus colegas estadounidenses, en mejor situación que los europeos, de momento no tienen dificultares de financiación. Pese a ello, la Fed recuerda en un aviso a navegantes que cuenta con suficiente arsenal como para proporcionarles liquidez a corto plazo. "Si las condiciones se deterioraran, la Reserva Federal tiene una amplia gama de herramientas disponibles para proporcionar un respaldo eficaz de liquidez a estas instituciones, y está preparada para utilizarlas cuando sea necesario para apoyar la estabilidad financiera y promover la extensión del crédito a los hogares y a las empresas de EE UU".
El Nobel de Economía Paul Krugman, quien se ha mostrado muy crítico con las decisiones que han venido tomando las autoridades políticas -la última desde la UE es la de echarse en brazos del FMI- y económicas a ambos lados del Atlántico para superar la crisis, ha celebrado que la decisión de hoy de la Fed, el BCE y compañía supone que "al menos hacen algo, aunque no está claro el qué".