La AIEA no encuentra explicación al yodo radioactivo detectado en Europa
Viena, EP
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) no ha podido determinar el origen del yodo-131 detectado en las últimas semanas en varios países europeos, aunque sí ha aclarado que la cantidad hallada de este material radiactivo hace que no suponga ningún peligro para la salud.
La AIEA ha confirmado en un comunicado que "República Checa, Austria, Eslovaquia, Alemania, Francia y Polonia han medido niveles muy bajos de yodo-131 en sus respectivas atmósferas en los últimos días".
Las trazas, ha subrayado la agencia, son "extremadamente bajas" y no representan un riesgo de salud pública. Si una persona respira en estos aires contaminados durante todo un año recibirá únicamente una dosis de 0,1 microsieverts, muy por debajo de los 2.400 en que la AIEA cifra la media de radiación anual procedente de fuentes naturales.
Las pesquisas se centran en averiguar el origen de este material, ya que la AIEA no cree que pueda proceder de la central nuclear japonesa de Fukushima. Podría derivar de fuentes diversas como laboratorios médicos, hospitales o incluso submarinos nucleares.
El Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear de Francia (IRSN) apuntó el pasado jueves que el yodo procede probablemente del centro o el este de Europa, de República Checa, Polonia, Hungría, Eslovenia, Rusia, Ucrania y Austria. Las autoridades checas, sin embargo, sugieren como posible origen la producción de radiofármacos.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) no ha podido determinar el origen del yodo-131 detectado en las últimas semanas en varios países europeos, aunque sí ha aclarado que la cantidad hallada de este material radiactivo hace que no suponga ningún peligro para la salud.
La AIEA ha confirmado en un comunicado que "República Checa, Austria, Eslovaquia, Alemania, Francia y Polonia han medido niveles muy bajos de yodo-131 en sus respectivas atmósferas en los últimos días".
Las trazas, ha subrayado la agencia, son "extremadamente bajas" y no representan un riesgo de salud pública. Si una persona respira en estos aires contaminados durante todo un año recibirá únicamente una dosis de 0,1 microsieverts, muy por debajo de los 2.400 en que la AIEA cifra la media de radiación anual procedente de fuentes naturales.
Las pesquisas se centran en averiguar el origen de este material, ya que la AIEA no cree que pueda proceder de la central nuclear japonesa de Fukushima. Podría derivar de fuentes diversas como laboratorios médicos, hospitales o incluso submarinos nucleares.
El Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear de Francia (IRSN) apuntó el pasado jueves que el yodo procede probablemente del centro o el este de Europa, de República Checa, Polonia, Hungría, Eslovenia, Rusia, Ucrania y Austria. Las autoridades checas, sin embargo, sugieren como posible origen la producción de radiofármacos.