España: Rajoy trata de conjurar el miedo de los electores

El candidato del PP asegura que los españoles solo necesitan un Gobierno un poco "potable"

Madrid, El País

Valencia podía ser un exceso, dialéctico y escenográfico, pero Mariano Rajoy supo evitarlo. El candidato del PP logró convertir el acto central de la campaña, celebrado ante más de 15.000 personas en la plaza de toros, en un mitin moderado.

Cuando falta una semana para las elecciones, el día en que la mayoría de medios publica unas encuestas que pronostican una victoria apabullante del PP, el líder popular se limitó a conjurar el miedo de los electores, el “pavor al inmovilismo” ante el 20-N, y lanzó su augurio sobre un país que ve preparado para el cambio. Por primera vez se atrevió, además, a dar su opinión: “Amigas y amigos, creo que vamos a ganar las elecciones”.

Ese “creo” forma parte de una forma u otra del mensaje de todos los que han intervenido estos últimos días en los mítines populares. Esto es, las elecciones aún no están ganadas, sencillamente porque se ganan en las urnas. El PP, además, maneja sus propias mediciones de intención de voto que, al menos estadísticamente, no le garantiza la mayoría absoluta. Según fuentes de Génova, existe un 20% posibilidades de no lograrla pese a la ventaja de 15 o 16 puntos sobre el PSOE. Esa ventaja, por otro lado, no es una novedad, lo que demuestra que, si atendemos a esos datos, las cosas no han cambiado mucho ni durante la campaña y ni siquiera después del cara a cara entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba.

En este contexto se explica la prudencia del líder del PP y su voluntad de no cambiar el tono moderado de la campaña para seguir apostando, aseguran las mismas fuentes, por el centro. Se trata de una decisión estratégica casi natural al observar un desplazamiento de Rubalcaba hacia la izquierda y a sectores próximos a IU.
El PP y la victoria

“El debate del 20-N es entre la resignación y la esperanza, entre mandar un mensaje positivo a Europa o, por contra, les decimos a Europa y al mundo que nos resignamos, nos rendimos y que no queremos jugar en la primera división”.

Otro de los temores que sobrevolaron el mitin tenía nombre. Aun así, Francisco Camps, que no acudió al acto como ya estaba previsto, solo apareció en las palabras del actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que recordó a “Eduardo [Zaplana] y Paco, grandísimos presidentes”. También Rajoy hizo una alusión indirecta al caso Gürtel y a la actuación de Camps, que en diciembre será juzgado junto a Ricardo Costa por la causa de los trajes. Pero solo se trató de un agradecimiento a Federico Trillo por su gestión “de algunos temas… que no vamos a calificar”.

Ni siquiera Rita Barberá mencionó al expresidente y, ciertamente, el escenario había cambiado mucho con respecto al pasado 17 de mayo, cuando Rajoy acudió a esta misma plaza para arropar a Camps antes de las elecciones municipales y autonómicas. O desde que el candidato mostró al expresidente todo su apoyo diciendo, a propósito de las dudas sobre su actuación en el caso de los trajes: “Yo siempre estaré detrás de ti, o delante, o al lado”.

No hubo muchos más obstáculos por el camino y todo mantuvo cierta aura de sobriedad, lejos de aquel mitin en el estadio Mestalla de 1996 que, por multitudinario y excesivo, asustó a un sector de votantes. Arropado por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, Alberto Fabra, el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, y por Esteban González Pons, Rajoy repasó los temas habituales de la campaña, por encima de todos el empleo como motor de reactivación económica, y se limitó a decir que los españoles solo necesitan un Gobierno un poco “potable”.

La intervención del líder del PP fue interrumpida unos segundos por unos asistentes que mostraron una pancarta con el lema PPSOE corrupto, uno de los hashttag (etiquetas) utilizados en las redes sociales por miembros del Movimiento 15-M, y han ondeado una bandera saharaui. Mientras tanto, Rajoy hablaba de economía, e invitó a volver “a los argumentos”. Argumentos, sobre todo ahora, en esta última semana, más prudentes que nunca.

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