Detenido Nem, el narcotraficante más codiciado de Río de Janeiro
La captura se produce a raíz de una denuncia anónima que alertaba a la policía sobre la intención del líder narco de escapar de la favela
Río de Janeiro, El País
El cerco a los narcotraficantes que controlan la favela Rocinha ha entrado en su fase crucial. Caída la pasada media noche, agentes del Batallón de Choque de la Policía Militar detuvieron en las inmediaciones de la Lagoa de Río de Janeiro a Antonio Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, el líder narco más codiciado por la policía carioca, el hombre que imponía su voluntad y sus caprichos en la que se considera la mayor favela de Río.
Nem fue encontrado en el interior del maletero de un vehículo diplomático perteneciente al Consulado de Congo. Lo acompañaban en el vehículo tres personas que se identificaron como el cónsul, un empleado de la legación congoleña y un abogado. Según informaciones del diario O Globo, los acompañantes esgrimieron en un primer momento una presunta inmunidad diplomática para evitar el registro y, ante la insistencia de los agentes, les ofrecieron una cuantiosa cantidad de dinero para que hicieran la vista gorda. Ambas tentativas fueron en vano, lo que certifica que algo está cambiando en el seno de la policía carioca, tan denostada en las últimas décadas por los sucesivos escándalos de corrupción. La captura de Nem se produce a raíz de una denuncia anónima que puso en alerta a la policía sobre la intención del líder narco de escapar de la Rocinha, que se encuentra estos días bajo un férreo cerco policial, con la ayuda de un grupo de agentes convenientemente pagados.
Nem, 35 años, alcanzó la cúspide del narcotráfico local de la Rocinha en noviembre de 2005, cuando tras la muerte del líder narco Bem-te-vi, sucesor de Lulu, se lanzó a una guerra fraticida para hacerse con el control de la favela. Para ello liquidó a su gran rival, Orlando José Rodrigues, alias Soul, y posteriormente ordenó las muertes de varios vecinos sospechosos de pasar información sobre sus movimientos a la policía. Cuentan de él que tiene tres mujeres y que profesionalizó el narcotráfico en la zona sur de Río, contratando a contables con titulación y comprando los favores de una amplia red de policías. Según una una fuente policial, sus negocios le generaron 96 millones de reales en dos años (unos 40 millones de euros). Nadie a dicho que tras su detención Nem abandone su liderazgo dentro de la red criminal ADA (Amigos dos Amigos). Probablemente seguirá controlando sus negocios desde la cárcel.
La captura de Nem no fue la única noticia de la noche. Horas antes de su detención, uno de los lugartenientes del líder narco, Anderson Rosa Mendoça, y otros cuatro criminales también consiguieron romper el cerco de la favela, esta vez bajo la protección de tres policías civiles y dos exagentes de la Policía Militar. Según fuentes policiales citadas por el diario carioca, los delincuentes pagaron dos millones de reales (unos 830.000 euros) por la ayuda de los uniformados. Fue la Policía Federal, conocida por ser de la menos corruptible, la encargada de darles caza y captura. En los vehículos donde se desplazaban los narcos fueron encontrados fardos de reales y euros, fusiles, pistolas, cargadores, granadas de mano y joyas de oro.
Todas las detenciones se producen a tres días de que la favela Rocinha, enquistada en un cerro que separa tres de los barrios más pudientes de Río de Janeiro (Leblon, Gavea y Sao Conrado) viva un momento histórico: el Estado entrará por primera vez con toda su contundencia, si es necesario a sangre y fuego, para arrebatarle su último bastión a las facciones criminales que controlan las favelas de la zona sur de Río. Oficialmente se desconoce el número de narcotraficantes que aun se encuentran parapetados en los meandros de esta favela, aunque se especula con que puedan ser unos doscientos.
Tras un prolongado trabajo de inteligencia para preparar la ocupación de la Rocinha, el cerco se mantiene día y noche en todos los accesos de la favela. Los registros de personas y vehículos se suceden con el objetivo de que ningún criminal abandone la comunidad antes del asalto definitivo previsto (aunque no confirmado oficialmente) para este domingo. Durante la pasada madrugada se podía escuchar el estruendo de los helicópteros militares realizando sobrevuelos de control sobre la favela.
La ocupación de la Rocinha y de la vecina comunidad de Vidigal tiene una simbología especial. Para el Gobierno de Río de Janeiro se trata de la cuadratura del círculo en un proceso emprendido hace casi tres años con la implantación de la primera Unidad de Policía Pacificadora (UPP) en la favela de Santa Marta. Desde entonces, las sucesivas ocupaciones policiales de suburbios para su posterior “pacificación” han ido arrebatándole valiosos bastiones al narcotráfico carioca. La expulsión de los criminales de la Rocinha y Vidigal supondrá el cierre de un cinturón de seguridad virtual en toda las zonas centro y sur de Río de Janeiro, precisamente las más valoradas por el mercado inmobiliario y las más expuestas al escrutinio internacional en los próximos años.
Río de Janeiro, El País
El cerco a los narcotraficantes que controlan la favela Rocinha ha entrado en su fase crucial. Caída la pasada media noche, agentes del Batallón de Choque de la Policía Militar detuvieron en las inmediaciones de la Lagoa de Río de Janeiro a Antonio Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, el líder narco más codiciado por la policía carioca, el hombre que imponía su voluntad y sus caprichos en la que se considera la mayor favela de Río.
Nem fue encontrado en el interior del maletero de un vehículo diplomático perteneciente al Consulado de Congo. Lo acompañaban en el vehículo tres personas que se identificaron como el cónsul, un empleado de la legación congoleña y un abogado. Según informaciones del diario O Globo, los acompañantes esgrimieron en un primer momento una presunta inmunidad diplomática para evitar el registro y, ante la insistencia de los agentes, les ofrecieron una cuantiosa cantidad de dinero para que hicieran la vista gorda. Ambas tentativas fueron en vano, lo que certifica que algo está cambiando en el seno de la policía carioca, tan denostada en las últimas décadas por los sucesivos escándalos de corrupción. La captura de Nem se produce a raíz de una denuncia anónima que puso en alerta a la policía sobre la intención del líder narco de escapar de la Rocinha, que se encuentra estos días bajo un férreo cerco policial, con la ayuda de un grupo de agentes convenientemente pagados.
Nem, 35 años, alcanzó la cúspide del narcotráfico local de la Rocinha en noviembre de 2005, cuando tras la muerte del líder narco Bem-te-vi, sucesor de Lulu, se lanzó a una guerra fraticida para hacerse con el control de la favela. Para ello liquidó a su gran rival, Orlando José Rodrigues, alias Soul, y posteriormente ordenó las muertes de varios vecinos sospechosos de pasar información sobre sus movimientos a la policía. Cuentan de él que tiene tres mujeres y que profesionalizó el narcotráfico en la zona sur de Río, contratando a contables con titulación y comprando los favores de una amplia red de policías. Según una una fuente policial, sus negocios le generaron 96 millones de reales en dos años (unos 40 millones de euros). Nadie a dicho que tras su detención Nem abandone su liderazgo dentro de la red criminal ADA (Amigos dos Amigos). Probablemente seguirá controlando sus negocios desde la cárcel.
La captura de Nem no fue la única noticia de la noche. Horas antes de su detención, uno de los lugartenientes del líder narco, Anderson Rosa Mendoça, y otros cuatro criminales también consiguieron romper el cerco de la favela, esta vez bajo la protección de tres policías civiles y dos exagentes de la Policía Militar. Según fuentes policiales citadas por el diario carioca, los delincuentes pagaron dos millones de reales (unos 830.000 euros) por la ayuda de los uniformados. Fue la Policía Federal, conocida por ser de la menos corruptible, la encargada de darles caza y captura. En los vehículos donde se desplazaban los narcos fueron encontrados fardos de reales y euros, fusiles, pistolas, cargadores, granadas de mano y joyas de oro.
Todas las detenciones se producen a tres días de que la favela Rocinha, enquistada en un cerro que separa tres de los barrios más pudientes de Río de Janeiro (Leblon, Gavea y Sao Conrado) viva un momento histórico: el Estado entrará por primera vez con toda su contundencia, si es necesario a sangre y fuego, para arrebatarle su último bastión a las facciones criminales que controlan las favelas de la zona sur de Río. Oficialmente se desconoce el número de narcotraficantes que aun se encuentran parapetados en los meandros de esta favela, aunque se especula con que puedan ser unos doscientos.
Tras un prolongado trabajo de inteligencia para preparar la ocupación de la Rocinha, el cerco se mantiene día y noche en todos los accesos de la favela. Los registros de personas y vehículos se suceden con el objetivo de que ningún criminal abandone la comunidad antes del asalto definitivo previsto (aunque no confirmado oficialmente) para este domingo. Durante la pasada madrugada se podía escuchar el estruendo de los helicópteros militares realizando sobrevuelos de control sobre la favela.
La ocupación de la Rocinha y de la vecina comunidad de Vidigal tiene una simbología especial. Para el Gobierno de Río de Janeiro se trata de la cuadratura del círculo en un proceso emprendido hace casi tres años con la implantación de la primera Unidad de Policía Pacificadora (UPP) en la favela de Santa Marta. Desde entonces, las sucesivas ocupaciones policiales de suburbios para su posterior “pacificación” han ido arrebatándole valiosos bastiones al narcotráfico carioca. La expulsión de los criminales de la Rocinha y Vidigal supondrá el cierre de un cinturón de seguridad virtual en toda las zonas centro y sur de Río de Janeiro, precisamente las más valoradas por el mercado inmobiliario y las más expuestas al escrutinio internacional en los próximos años.