Concentración récord en 2010 de gases de efecto invernadero
"Incluso si consiguiéramos detener hoy nuestras emisiones de gas de efecto invernadero, lo que está aún lejos de ser el caso, los gases ya presentes en la atmósfera permanecerían en ella durante decenas de años y seguirían perturbando el frágil equilibrio de la tierra y del clima", añadió.
Los gases de efecto invernadero captan parte de los rayos solares que atraviesan la atmósfera, lo que genera un calentamiento.
El dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero de origen humano más importante, y representa el 64% del calentamiento climático. Se origina en particular en la combustión de energías fósiles, como el petróleo
El metano es el segundo, y está causado por factores tan diversos como el estiércol o los desechos, entre otros.
La OMM destaca que tras "un período de estabilización temporal relativa (1999-2006), la concentración de metano en la atmósfera volvió a aumentar, y los científicos se esfuerzan por descubrir las razones de ello".
Una de las causas podría ser el deshielo del permafrost en el Antártico o el aumento de las zonas húmedas en las regiones tropicales.
El protóxido de azote (N20), otro gas de efecto invernadero, también contribuyó al calentamiento del planeta. En 2010, el contenido de N20 en la atmósfera era superior en un 20% respecto al año 1750, considerado como el inicio de la era industrial, según la OMM.
Su impacto sobre el clima, en un período de 100 años, es "298 veces superior al del dióxido de carbono, en emisiones iguales", indica la OMM, que precisa que esta gas "desempeña un rol importante en la destrucción de la capa de ozono estratosférica, que nos protege de los rayos ultravioletas nocivos emitidos por el sol".
La OMM, por intermedio de su Programa de vigilancia de la atmósfera global (VAG), coordina las observaciones de gas de efecto invernadero a través de una red de estaciones repartidas en más de 50 países.
Este informe sobre los gases de efecto invernadero es el séptimo publicado por la OMM desde 2004. Fue divulgado una semana antes de la conferencia sobre el clima de la ONU, que se celebrará en Durban, en Sudáfrica.
Del 28 de noviembre al 9 de diciembre, los participantes en esta conferencia intentará, bajo la égida de la ONU, limitar el calentamiento del planeta a 2°C.
Esta conferencia es considerada como una última oportunidad para encontrar una forma de avanzar en la lucha contra el cambio climático, pues el Protocolo de Kyoto, que contempla compromisos para reducir las emisiones de carbono, expira a fines de 2012.