Berlín niega y París confirma el plan del núcleo duro del euro

Merkel reafirma su compromiso con el euro mientras París reconoce un plan para diseñar una Europa de dos velocidades

Berlín, El País
Las diversas informaciones sobre una negociación entre Francia y Alemania para reestructurar la Unión Europea causaron ayer revuelo en las capitales. La canciller alemana Angela Merkel se lanzó al desmentido diciendo en Berlín que su Gobierno “persigue desde hace meses el fin único de estabilizar la eurozona en su composición actual”. La alarmante situación de la deuda italiana y el caos griego alentaban ayer el debate sobre una posible Europa de dos velocidades. Según un modelo, se compondría de una eurozona reducida y conformada por los países más competitivos, que emitirían bonos conjuntos y coordinarían sus políticas fiscales, mientras los demás miembros de la Unión Europea seguirían asociados en un mercado común. Otro modelo propone que los Diecisiete se desmarquen hacia una mayor integración fiscal y política, dejando atrás a los otros 10 miembros de la Unión.

Merkel negó la mayor, lo mismo que el jefe del Eurogrupo Jean-Claude Juncker, quien insistió en que “la Eurozona conforma un grupo estable.” Pero mientras que en Alemania dementían “cualquier plan” en este sentido, un asesor de Nicolas Sarkozy dijo ayer a este diario que “el proyecto está sobre la mesa”. Francia y Alemania, apuntó, “tendrán que discutirlo, pero probablemente adopten esa dirección”. Añadió que la crisis “ha impedido hablar de ello y no se ha avanzado nada”.

La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Merkel comienza este domingo un Congreso Federal en Leipzig. Los democristianos votarán sobre la inclusión de una cláusula en los Tratados que permita la expulsión del euro de los países incapaces de resolver sus problemas de deuda. Según publica hoy el diario económico Handelsblatt, la propuesta no incluye la palabra “voluntariamente”. La CDU se plantea que un país “pueda salir de la Eurozona sin que esto suponga abandonar la Unión europea”. Sin “voluntariamente”, la propuesta significaría legalizar las expulsiones. Los Tratados actuales no contemplan la posibilidad de que un socio abandone el euro.

En Bruselas se percibe que la Comisión y otras instancias supranacionales como el Parlamento Europeo están quedando relegados por la deriva intergubernamental de la UE, pilotada por Merkel y Sarkozy. Es el riesgo de una Europa de varias velocidades. Por una parte, amenaza una división entre los 17 del euro y los 10 países de la Unión que no pertenecen a la moneda única. Reino Unido actúa con creciente nerviosismo en los foros europeos, a medida que comprueba que está quedando fuera de juego ante el avance de los 17. También Polonia y República Checa, aspirantes al euro, expresaron su malestar por no poder participar de las decisiones que toma el club.

A pesar de los desmentidos, diversas fuentes señalan que Francia y Alemania están trabajando en otra direccióin: la creación de un núcleo de vanguardia dentro del euro formado por los países que han logrado una mayor estabilidad de sus cuentas públicas y cuentan con la máxima solvencia de su deuda, que las agencias califican como triple A y otros países que hicieran los esfuerzos necesarios. Los países de este grupo crearían una Agencia Europea de deuda y podrían disfrutar de las ventajas de los eurobonos. Este grupo podría estar formado por nueve países, incluido España.

Angela Merkel dijo ayer que Alemania quiere preservar “el mercado único y el Tratado de Lisboa, en base a los cuales seguiremos colaborando en el futuro”. Berlín recuerda los “esfuerzos” realizados para la preservación del euro y para que Grecia se mantenga en la Unión Monetaria. El Gobierno alemán insiste en que las declaraciones de Merkel en Cannes, donde dijo que la Unión “está preparada” ante una eventual salida de Grecia, fueron una respuesta a la convocatoria del referendo griego sobre el rescate. Anulado éste, Alemania rechaza oficialmente cualquier plan de reducción o reestructuración de la eurozona hacia las dos velocidades.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, expresó su preocupación por esta doble división en su conferencia de Berlín, el pasado miércoles. Señaló que “defenderemos la integridad del mercado único y la integridad de la moneda única”.

Lo que parece cada vez más evidente es que el único objetivo de Francia en medio de la tempestad es ser un aliado fiable de Alemania. En París vislumbran una federación formada por los países de la zona euro y una unión confederal para el resto de miembros de la UE.

El martes, Nicolas Sarkozy dijo en Estrasburgo: “Nadie piensa que el federalismo, la integración total, es posible con 33, 34 o 35 países”, enfatizó. “No habrá moneda única sin una mayor integración fiscal y hacia eso es hacia lo que vamos. Claramente, habrá dos velocidades europeas; una velocidad hacia una mayor integración de la zona euro, y una velocidad más confederal en la UE”. Además, volvió a calificar como un error la entrada de Grecia en el euro, en 2001, y reiteró que su idea es mantener a Francia en el “pelotón de cabeza” de las grandes economías del planeta. Entre loas al modelo de rigor y austeridad con crecimiento, Sarkozy defendió la “convergencia” de Francia con Alemania.

El semanario Le Canard enchaîné ha revelado lo que Sarkozy les contó a sus ministros tras la cumbre del G20 de Cannes: “Papandreu es un gilipollas, un verdadero capullo. Nos ha reventado el G20. En Bruselas nos dice que acepta el plan de salvamento y luego anuncia un referéndum sin avisarnos, fue una puñalada por la espalda. Un escándalo absoluto. Y encima luego hay que darle las gracias”.

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