Ascienden a 22 los muertos por el nuevo terremoto en Turquía
Estambul, EP
Al servicios de rescate turcos han recuperado entre los escombros este viernes los cadáveres de otras diez víctimas mortales, varios de ellos niños, del segundo terremoto de 5,7 grados en la escala abierta de Richter registrado en la región de Van, en el este del país, con lo que el balance del seísmo asciende a un total de 22 fallecidos.
Los servicios de emergencia continúan trabajando en el centro de la región en la zona en la que se derrumbaron dos hoteles que en ese momento estaban llenos de huéspedes. La mayoría de la población de esta región había abandonado la zona hace tres semanas, el pasado 23 de octubre, cuando se registró el terremoto que acabó con la vida de más de 600 personas.
El último seísmo, que ha tenido menores consecuencias que el anterior, ha hecho aumentar el descontento de la población por la respuesta de las autoridades y porque muchas familias todavía continúan esperando a que les entreguen tiendas de campaña para poder alojarse hasta que la zona recupere la normalidad.
La desesperación de la población está yendo en aumento conforme avanza la llegada del invierno, que este viernes ha provocado la caída de las primeras nevadas en Van, una ciudad de un millón de habitantes rodeada por montañas.
El jueves, la Policía se vio obligada a lanzar gases lacrimógenos para dispersar a unos 200 manifestantes que habían exigido el cese del gobernador estatal porque no hay suficientes tiendas para alojar a todas las personas que continúan sin hogar.
La Administración de Desastres y Emergencias (AFAD) ha informado de la llegada de 44 aviones a la región con ayuda humanitaria. Entre los materiales facilitados figuran unas 6.500 tiendas y casi 50.000 mantas. Unos 300 damnificados han sido enviados a Estambul y Ankara, en el oeste de Turquía.
Tras el seísmo de 7,2 grados registrado el 23 de octubre, la región de Van ha experimentado varias réplicas de menor intensidad aunque el terremoto de 5,7 grados de esta semana ha sido catalogado como un nuevo temblor y no como una repetición del anterior movimiento telúrico, según ha subrayado el viceprimer ministro turco, Besir Atalay, encargado de coordinar la asistencia a las víctimas.
Por lo general, un terremoto de 5,7 grados de magnitud no suele causar graves daños materiales pero, en el caso de Van, los edificios se encontraban ya muy dañados por el anterior temblor, por lo que 22 de ellos se derrumbaron.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ya ha anunciado que se iniciará una investigación para esclarecer por qué los dos edificios que se derrumbaron por el segundo seísmo habían sido catalogados como seguros y finalmente se colapsaron.
"Desde luego, empezaremos aquí un proceso legal. Quien quiera que fuera quien los catalogó como habitables, ya sea de la comunidad universitaria o de la AFAD, iniciaremos un proceso legal sobre su actuación", ha afirmado.
Los equipos que continúan trabajando en las zonas más devastadas por el terremoto están retirando los escombros utilizando herramientas cortantes como hachas y carretillas elevadoras y han evitado emplear maquinaria que genere mucho ruido para poder distinguir cualquier voz que pertenezca a supervivientes.
"Continuaremos buscando hasta que se hayan retirado todos los escombros", ha asegurado uno de los miembros de los equipos de rescate desplegados en Van. Este segundo y último potente terremoto ha dejado la región sin electricidad pero los equipos de rescate han continuado trabajando durante la noche con la ayuda de generadores. El centro de la ciudad se asemeja a una ciudad fantasma con todos los edificios abandonados.
En las afueras de la ciudad, se han instalado una decena de tiendas de campaña pero la mayoría de las familias han preferido colocar las suyas cerca de sus hogares, si bien las autoridades pretenden trasladarlas a campamentos organizados en los que puedan tener servicios sanitarios.
Al servicios de rescate turcos han recuperado entre los escombros este viernes los cadáveres de otras diez víctimas mortales, varios de ellos niños, del segundo terremoto de 5,7 grados en la escala abierta de Richter registrado en la región de Van, en el este del país, con lo que el balance del seísmo asciende a un total de 22 fallecidos.
Los servicios de emergencia continúan trabajando en el centro de la región en la zona en la que se derrumbaron dos hoteles que en ese momento estaban llenos de huéspedes. La mayoría de la población de esta región había abandonado la zona hace tres semanas, el pasado 23 de octubre, cuando se registró el terremoto que acabó con la vida de más de 600 personas.
El último seísmo, que ha tenido menores consecuencias que el anterior, ha hecho aumentar el descontento de la población por la respuesta de las autoridades y porque muchas familias todavía continúan esperando a que les entreguen tiendas de campaña para poder alojarse hasta que la zona recupere la normalidad.
La desesperación de la población está yendo en aumento conforme avanza la llegada del invierno, que este viernes ha provocado la caída de las primeras nevadas en Van, una ciudad de un millón de habitantes rodeada por montañas.
El jueves, la Policía se vio obligada a lanzar gases lacrimógenos para dispersar a unos 200 manifestantes que habían exigido el cese del gobernador estatal porque no hay suficientes tiendas para alojar a todas las personas que continúan sin hogar.
La Administración de Desastres y Emergencias (AFAD) ha informado de la llegada de 44 aviones a la región con ayuda humanitaria. Entre los materiales facilitados figuran unas 6.500 tiendas y casi 50.000 mantas. Unos 300 damnificados han sido enviados a Estambul y Ankara, en el oeste de Turquía.
Tras el seísmo de 7,2 grados registrado el 23 de octubre, la región de Van ha experimentado varias réplicas de menor intensidad aunque el terremoto de 5,7 grados de esta semana ha sido catalogado como un nuevo temblor y no como una repetición del anterior movimiento telúrico, según ha subrayado el viceprimer ministro turco, Besir Atalay, encargado de coordinar la asistencia a las víctimas.
Por lo general, un terremoto de 5,7 grados de magnitud no suele causar graves daños materiales pero, en el caso de Van, los edificios se encontraban ya muy dañados por el anterior temblor, por lo que 22 de ellos se derrumbaron.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ya ha anunciado que se iniciará una investigación para esclarecer por qué los dos edificios que se derrumbaron por el segundo seísmo habían sido catalogados como seguros y finalmente se colapsaron.
"Desde luego, empezaremos aquí un proceso legal. Quien quiera que fuera quien los catalogó como habitables, ya sea de la comunidad universitaria o de la AFAD, iniciaremos un proceso legal sobre su actuación", ha afirmado.
Los equipos que continúan trabajando en las zonas más devastadas por el terremoto están retirando los escombros utilizando herramientas cortantes como hachas y carretillas elevadoras y han evitado emplear maquinaria que genere mucho ruido para poder distinguir cualquier voz que pertenezca a supervivientes.
"Continuaremos buscando hasta que se hayan retirado todos los escombros", ha asegurado uno de los miembros de los equipos de rescate desplegados en Van. Este segundo y último potente terremoto ha dejado la región sin electricidad pero los equipos de rescate han continuado trabajando durante la noche con la ayuda de generadores. El centro de la ciudad se asemeja a una ciudad fantasma con todos los edificios abandonados.
En las afueras de la ciudad, se han instalado una decena de tiendas de campaña pero la mayoría de las familias han preferido colocar las suyas cerca de sus hogares, si bien las autoridades pretenden trasladarlas a campamentos organizados en los que puedan tener servicios sanitarios.