Reflectores apuntan a fuerza iraní tras conjura en EEUU
Dubai, AP
Entre los muchos misterios de la jerarquía gobernante de Irán, la Fuerza Quds tiene un lugar especial detrás del poder.
Diversos funcionarios occidentales y de otras regiones le atribuyen una decena de operaciones clandestinas realizadas en el mundo.
Estas acciones incluyen el atentado explosivo que dejó gran número de muertos en un centro cultural judío en 1994 en Buenos Aires, asistencia a grupos paramilitares chiíes en Irak y envío de armas al Talibán en Afganistán.
En el suceso más reciente, la Fuerza Quds es señalada como la autora intelectual de una conjura para asesinar en Washington al embajador de Arabia Saudí.
Imagine reunir las capacidades de la CIA para operar de manera encubierta, el sigilo de Fuerzas Especiales militares, y los recursos económicos del Pentágono y de las grandes empresas.
Una interacción similar explicaría los alcances de la Fuerza Quds. Quds significa en árabe Jerusalén, y hace referencia a los sitios sagrados islámicos de esa ciudad.
La Fuerza Quds —de entre 5.000 y 15.000 agentes y expertos en tácticas de campo, según diversas proyecciones— cuenta con los recursos de una red militar e industrial vasta de la Guardia Revolucionaria, defensora de la clerecía gobernante y de la permanencia en el poder de ésta en Irán.
La guardia es portadora de un cheque en blanco. Controla la mayoría de los programas importantes, como proyectos nucleares, desarrollo de misiles y las investigaciones espaciales en ciernes de Irán, así como lo cuerpos paramilitares conocidos como Basiji, de millones de efectivos y a los que se ha utilizado para suprimir protestas callejeras.
La Fuerza Quds es considerada como la unidad especializada de la Guardia Revolucionaria para operaciones en el extranjero.
La táctica favorita, según los expertos, son las acciones de bajo riesgo como armar y adiestrar a aliados como Jezbolá en Líbano, Hamas en Gaza y paramilitares chiíes en Irak. Estados Unidos vincula a Irán con las bombas colocadas a ras de camino en Irak, que tienen el poder de perforar blindajes.
En julio, el principal portavoz de las fuerzas militares de Estados Unidos en Irak, general de división Jeffrey S. Buchanan, atribuyó el incremento de los ataques a la asistencia de Quds a una facción conocida como Brigadas de Hezbolá.
A principios de año, autoridades occidentales de espionaje en Afganistán aseguraron que un jefe del Talibán se entrevistó con integrantes de la Fuerza Quds en Irán y les pidió armas de mayor poder para combatir a las fuerzas de la OTAN.
En 2007, el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, afirmó en un informe que agentes de Quds tenían "secciones" especiales en las embajadas iraníes de las que está excluido el personal diplomático ordinario.
Se desconoce si los embajadores están al tanto plenamente de las operaciones de la Fuerza Quds, se indicó en el documento.
"Se dice que las filas de Quds están integradas por los oficiales de muy alta capacidad para operaciones especiales y espionaje", dijo Michael S. Smith II, experto en contraterrorismo y cofundador del grupo asesor de seguridad Kronos Advisory, que presentó en abril un informe sobre la Fuerza Quds en una reunión de legisladores estadounidenses.
En ese texto se describía a la Fuerza Quds como parte de una "incertidumbre conocida" a cuya red rastrean las autoridades de seguridad occidentales.
Irán, sin embargo, apenas reconoce su existencia. El grupo no es mencionado en el presupuesto nacional y no participa abiertamente en los desfiles militares al lado de sus compañeros de la Guardia Republicana.
Uno de los pocos rostros públicos con vínculos conocidos con las Quds es el ministro de Defensa, el general Ahmad Vahidi, quien fue el comandante de la fuerza durante el ataque explosivo de 1994 contra un centro cultural judío en Buenos Aires, en el cual murieron 85 personas.
Entre los muchos misterios de la jerarquía gobernante de Irán, la Fuerza Quds tiene un lugar especial detrás del poder.
Diversos funcionarios occidentales y de otras regiones le atribuyen una decena de operaciones clandestinas realizadas en el mundo.
Estas acciones incluyen el atentado explosivo que dejó gran número de muertos en un centro cultural judío en 1994 en Buenos Aires, asistencia a grupos paramilitares chiíes en Irak y envío de armas al Talibán en Afganistán.
En el suceso más reciente, la Fuerza Quds es señalada como la autora intelectual de una conjura para asesinar en Washington al embajador de Arabia Saudí.
Imagine reunir las capacidades de la CIA para operar de manera encubierta, el sigilo de Fuerzas Especiales militares, y los recursos económicos del Pentágono y de las grandes empresas.
Una interacción similar explicaría los alcances de la Fuerza Quds. Quds significa en árabe Jerusalén, y hace referencia a los sitios sagrados islámicos de esa ciudad.
La Fuerza Quds —de entre 5.000 y 15.000 agentes y expertos en tácticas de campo, según diversas proyecciones— cuenta con los recursos de una red militar e industrial vasta de la Guardia Revolucionaria, defensora de la clerecía gobernante y de la permanencia en el poder de ésta en Irán.
La guardia es portadora de un cheque en blanco. Controla la mayoría de los programas importantes, como proyectos nucleares, desarrollo de misiles y las investigaciones espaciales en ciernes de Irán, así como lo cuerpos paramilitares conocidos como Basiji, de millones de efectivos y a los que se ha utilizado para suprimir protestas callejeras.
La Fuerza Quds es considerada como la unidad especializada de la Guardia Revolucionaria para operaciones en el extranjero.
La táctica favorita, según los expertos, son las acciones de bajo riesgo como armar y adiestrar a aliados como Jezbolá en Líbano, Hamas en Gaza y paramilitares chiíes en Irak. Estados Unidos vincula a Irán con las bombas colocadas a ras de camino en Irak, que tienen el poder de perforar blindajes.
En julio, el principal portavoz de las fuerzas militares de Estados Unidos en Irak, general de división Jeffrey S. Buchanan, atribuyó el incremento de los ataques a la asistencia de Quds a una facción conocida como Brigadas de Hezbolá.
A principios de año, autoridades occidentales de espionaje en Afganistán aseguraron que un jefe del Talibán se entrevistó con integrantes de la Fuerza Quds en Irán y les pidió armas de mayor poder para combatir a las fuerzas de la OTAN.
En 2007, el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, afirmó en un informe que agentes de Quds tenían "secciones" especiales en las embajadas iraníes de las que está excluido el personal diplomático ordinario.
Se desconoce si los embajadores están al tanto plenamente de las operaciones de la Fuerza Quds, se indicó en el documento.
"Se dice que las filas de Quds están integradas por los oficiales de muy alta capacidad para operaciones especiales y espionaje", dijo Michael S. Smith II, experto en contraterrorismo y cofundador del grupo asesor de seguridad Kronos Advisory, que presentó en abril un informe sobre la Fuerza Quds en una reunión de legisladores estadounidenses.
En ese texto se describía a la Fuerza Quds como parte de una "incertidumbre conocida" a cuya red rastrean las autoridades de seguridad occidentales.
Irán, sin embargo, apenas reconoce su existencia. El grupo no es mencionado en el presupuesto nacional y no participa abiertamente en los desfiles militares al lado de sus compañeros de la Guardia Republicana.
Uno de los pocos rostros públicos con vínculos conocidos con las Quds es el ministro de Defensa, el general Ahmad Vahidi, quien fue el comandante de la fuerza durante el ataque explosivo de 1994 contra un centro cultural judío en Buenos Aires, en el cual murieron 85 personas.