Otra derrota para Evo Morales
Los bolivianos rechazan las elecciones judiciales impulsadas por el presidente
Cochabamba, El País
La histórica elección celebrada el domingo en Bolivia para elegir a los magistrados del poder judicial se ha convertido en una estrepitosa derrota para el presidente, Evo Morales. Seis de cada diez bolivianos votaron nulo o en blanco en unos comicios con los que Morales pretende, según sus críticos, controlar la cúpula judicial con gente afín. El mensaje de las urnas, dicen los analistas, es claro: Morales debe rectificar.
De acuerdo con las cifras preliminares, un 45% de los votos fue anulado por los electores, mientras que los votos blancos se aproximan al 20%; los votos válidos no superan el 40%. Los datos corresponden a la única empresa que asumió el reto del recuento rápido de votos, Ipsos Apoyo, para la red nacional de televisión ATB. Morales había anunciado “una victoria” con el 70% de los votos, aunque las elecciones no eran, en principio, políticas.
El ministro de Comunicación, Iván Canelas, se ha excusado de interpretar el resultado del sufragio mientras que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no difunda, dentro de una semana, las cifras oficiales de los comicios que, como ya es habitual en Bolivia, contaron con masiva y disciplinada participación.
Canelas afirma que los cuatro máximos tribunales (Agroambiental, Constitucional, Supremo de Justicia y Consejo de la Magistratura) estarán dirigidos a partir de ahora por 56 magistrados “profesionales”. Se trata de 29 mujeres y 27 varones, la mayoría con apellidos de raíz indígena. La oposición y destacadas figuras del ámbito judicial han denunciado que los requisitos para poder ser candidatos han dado un sesgo a las listas que deja la cúpula judicial en manos de partidarios del presidente.
El ministro Canelas ha achacado el abultado número de votos nulos a una deficiente información sobre las casillas que debieron marcarse (la papeleta medía 90 centímetros) y a la falta de conocimiento de los candidatos.
En los comicios de los últimos años se han venido registrando tasas muy bajas de los votos nulos y de los blancos, nunca superiores al 10% del total de votos, lo que da más contundencia a la expresión ciudadana del domingo. Morales ha insistido en que con “las autoridades electas” arrancará “la nueva justicia para Bolivia”.
“La votación refleja una desazón en el electorado”, apunta el analista Carlos Cordero, y deplora que “el presidente no tenga una buena lectura de la realidad y no quiera escuchar a la ciudadanía”.“Hay una clara y radical insatisfacción ciudadana”, asegura el investigador Roger Cortés. “Pese a la intensa convocatoria que hizo el presidente, el voto ciudadano está mostrando que [el Gobierno] tiene una imagen completamente falseada de la realidad”.
Los principales adversarios políticos han calificado el voto nulo y blanco como una contundente desaprobación a la gestión de Gobierno. El jefe de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, ha afirmado que coincide con el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, “que decía que si los votos nulos y blancos superaban el 50%, se deben anular estas elecciones. Se deben anular las elecciones porque no tienen legitimidad”.
El ex aliado del Gobierno y jefe del Movimiento Sin Miedo, Juan del Granado, advirtió que Morales tiene que escuchar “el veredicto de desaprobación masiva a su gestión autoritaria e ineficiente”. Del Granado culpa a las autoridades electorales del “errático” proceso, desde la designación de candidatos que hizo el Congreso hasta las restricciones de las libertades y derechos durante la campaña de información.
Los magistrados electos han obtenido una votación individual entre el 5% y el 14%, excepto la magistrada Cristina Mamani, una aimara de pollera y sombrero bombín que superó el 20%. Para los líderes políticos, eso implica que asumirán el cargo con una escasa legitimidad para poner en marcha profundos cambios que necesita el sistema judicial.
El revés en estos comicios se une a las crecientes muestras de rechazo hacia Evo Morales por parte de su propia base electoral, desde los mineros a las organizaciones indígenas. El referéndum se ha celebrado en plena marcha indígena contra la construcción de una carretera. La columna se encuentra ya a poca distancia de La Paz. Como nunca antes en estos últimos dos meses de caminata, las autoridades han utilizado un tono cordial para asegurar que el presidente Morales recibirá a los líderes indígenas.
Cochabamba, El País
La histórica elección celebrada el domingo en Bolivia para elegir a los magistrados del poder judicial se ha convertido en una estrepitosa derrota para el presidente, Evo Morales. Seis de cada diez bolivianos votaron nulo o en blanco en unos comicios con los que Morales pretende, según sus críticos, controlar la cúpula judicial con gente afín. El mensaje de las urnas, dicen los analistas, es claro: Morales debe rectificar.
De acuerdo con las cifras preliminares, un 45% de los votos fue anulado por los electores, mientras que los votos blancos se aproximan al 20%; los votos válidos no superan el 40%. Los datos corresponden a la única empresa que asumió el reto del recuento rápido de votos, Ipsos Apoyo, para la red nacional de televisión ATB. Morales había anunciado “una victoria” con el 70% de los votos, aunque las elecciones no eran, en principio, políticas.
El ministro de Comunicación, Iván Canelas, se ha excusado de interpretar el resultado del sufragio mientras que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no difunda, dentro de una semana, las cifras oficiales de los comicios que, como ya es habitual en Bolivia, contaron con masiva y disciplinada participación.
Canelas afirma que los cuatro máximos tribunales (Agroambiental, Constitucional, Supremo de Justicia y Consejo de la Magistratura) estarán dirigidos a partir de ahora por 56 magistrados “profesionales”. Se trata de 29 mujeres y 27 varones, la mayoría con apellidos de raíz indígena. La oposición y destacadas figuras del ámbito judicial han denunciado que los requisitos para poder ser candidatos han dado un sesgo a las listas que deja la cúpula judicial en manos de partidarios del presidente.
El ministro Canelas ha achacado el abultado número de votos nulos a una deficiente información sobre las casillas que debieron marcarse (la papeleta medía 90 centímetros) y a la falta de conocimiento de los candidatos.
En los comicios de los últimos años se han venido registrando tasas muy bajas de los votos nulos y de los blancos, nunca superiores al 10% del total de votos, lo que da más contundencia a la expresión ciudadana del domingo. Morales ha insistido en que con “las autoridades electas” arrancará “la nueva justicia para Bolivia”.
“La votación refleja una desazón en el electorado”, apunta el analista Carlos Cordero, y deplora que “el presidente no tenga una buena lectura de la realidad y no quiera escuchar a la ciudadanía”.“Hay una clara y radical insatisfacción ciudadana”, asegura el investigador Roger Cortés. “Pese a la intensa convocatoria que hizo el presidente, el voto ciudadano está mostrando que [el Gobierno] tiene una imagen completamente falseada de la realidad”.
Los principales adversarios políticos han calificado el voto nulo y blanco como una contundente desaprobación a la gestión de Gobierno. El jefe de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, ha afirmado que coincide con el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, “que decía que si los votos nulos y blancos superaban el 50%, se deben anular estas elecciones. Se deben anular las elecciones porque no tienen legitimidad”.
El ex aliado del Gobierno y jefe del Movimiento Sin Miedo, Juan del Granado, advirtió que Morales tiene que escuchar “el veredicto de desaprobación masiva a su gestión autoritaria e ineficiente”. Del Granado culpa a las autoridades electorales del “errático” proceso, desde la designación de candidatos que hizo el Congreso hasta las restricciones de las libertades y derechos durante la campaña de información.
Los magistrados electos han obtenido una votación individual entre el 5% y el 14%, excepto la magistrada Cristina Mamani, una aimara de pollera y sombrero bombín que superó el 20%. Para los líderes políticos, eso implica que asumirán el cargo con una escasa legitimidad para poner en marcha profundos cambios que necesita el sistema judicial.
El revés en estos comicios se une a las crecientes muestras de rechazo hacia Evo Morales por parte de su propia base electoral, desde los mineros a las organizaciones indígenas. El referéndum se ha celebrado en plena marcha indígena contra la construcción de una carretera. La columna se encuentra ya a poca distancia de La Paz. Como nunca antes en estos últimos dos meses de caminata, las autoridades han utilizado un tono cordial para asegurar que el presidente Morales recibirá a los líderes indígenas.