Occidente ve el futuro de Libia con creciente preocupación
“No sabemos lo que va a pasar”, dice una fuente europea.- La OTAN decide el viernes si confirma su retirada el día 31
Trípoli, El País
El salvaje modo en que acabó su vida Muamar el Gadafi, la proclamación de la sharía como fundamento constitucional de la nueva Libia, y la incertidumbre que pesa sobre la formación del Gobierno y cómo puedan evolucionar la situación en el país preocupan a la UE y a la OTAN, que oficialmente pasan de puntillas sobre las atrocidades de las últimas jornadas y expresan su confianza en una Libia democrática y respetuosa con los derechos humanos. Las declaraciones públicas enmascaran otra realidad. “No sabemos qué va a pasar en Libia”, comenta una fuente europea.
A Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, personalmente, y a Catherine Ashton, Alta Representante para la Política Exterior de la UE, a través de una portavoz, se les ha requerido opinión sobre el atroz fin de Gadafi. Sin entrar en la forma, ambos aluden a la necesidad de “que las nuevas autoridades respeten los principios del derecho internacional, los derechos humanos y la transparencia”, en palabras de Rasmussen que, en lo relativo a la transparencia, Maja Kocijancic, portavoz de Ashton, traduce como “que las autoridades libias investiguen” lo ocurrido. Lo mismo se aplica a las denuncias de asesinatos en masa en Sirte, último feudo de Gadafi.
Ashton ha llamado a la mesura y a la reconciliación nacional y los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión, en la declaración que siguió a su reunión del domingo en Bruselas, señalaron que “la muerte de Gadafi marca el fin de una era de despotismo y represión que el pueblo libio ha sufrido durante demasiado tiempo”. Distanciamiento interesado y vergonzante de las circunstancias de la muerte de Gadafi y del hecho de que una parte significativa de los signatarios del comunicado (o sus predecesores) visitaron o recibieron con todos los honores al dictador libio, incluida la propia Comisión Europea en 2004.
La confusión sobre el futuro de Libia se cierne sobre la OTAN, a la que por un lado el líder del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdelyalil, ha pedido que siga hasta finales de año para hacer frente a eventuales intentos desestabilizadores de las fuerzas progadafistas mientras uno de sus representantes ante Naciones Unidas reclamaba el fin de la intervención aérea.
La Alianza acordó el viernes de forma provisional dar por concluida la Operación Protector Unificado el próximo día 31, a la espera de confirmar esta semana la fecha. La reunión prevista hoy para ello se dejó para el viernes. La propia Alianza está dividida entre quienes quieren dar ya por resuelto el caso y volver a casa (grupo en el que están EE UU, España y otros muchos) y quienes prefieren seguir en el empeño, encabezado por Francia y Reino Unido. El viernes deberá cuadrar el círculo el Consejo Atlántico, integrado por los 28 embajadores aliados.
Primacía de la sharía
Los hoy triunfadores, y entonces rebeldes libios, recibieron su primer gran respaldo internacional en la conferencia organizada el pasado 29 de marzo en Londres. Allí hicieron pública su Visión De Una Libia Democrática, como se titulaba el documento, cuyo contenido era suscribible al 100% por cualquiera de las decenas de países y organizaciones presentes en la conferencia. Lo único que llamaba la atención era el énfasis en la confesionalidad del futuro Estado, “un Estado que saca fuerza de nuestras sólidas creencias religiosas en la paz, la verdad, la justicia y la igualdad (…) un Estado constitucional que respeta la santidad de la doctrina religiosa y condena la intolerancia”. Pero no se hablaba de sharía. Abdelyalil defiende ahora la absoluta primacía de la sharía “contra cualquier ley que vaya contra los principios del islam”.
“Esperamos que se aplique conforme al derecho internacional, respetando los derechos humanos y los principios democráticos, como las autoridades libias han dicho que harán”, señala la portavoz de Ashton, para quien “Libia se enfrenta a un período muy difícil”.
Aunque la UE reitera en público su compromiso de apoyar en todo lo necesario el nacimiento de una Libia democrática y airea como un hecho la promesa del CNT de formar un nuevo Gobierno interino dentro de un par de semanas y de celebrar elecciones dentro de ocho meses, en los despachos la impresión es otra.
“No sabemos lo que va a pasar en Libia”, comenta una fuente europea, que, por hablar solo de las elecciones, dice: “No hay censo ni nadie que lo pueda hacer; no hay partidos ni cultura de partidos; no hay Ministerio del Interior que se ocupe del procedimiento electoral, y no hay ley electoral”. En resumen, “si dentro de 20 meses hubiese elecciones, estaría muy bien”.
Trípoli, El País
El salvaje modo en que acabó su vida Muamar el Gadafi, la proclamación de la sharía como fundamento constitucional de la nueva Libia, y la incertidumbre que pesa sobre la formación del Gobierno y cómo puedan evolucionar la situación en el país preocupan a la UE y a la OTAN, que oficialmente pasan de puntillas sobre las atrocidades de las últimas jornadas y expresan su confianza en una Libia democrática y respetuosa con los derechos humanos. Las declaraciones públicas enmascaran otra realidad. “No sabemos qué va a pasar en Libia”, comenta una fuente europea.
A Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, personalmente, y a Catherine Ashton, Alta Representante para la Política Exterior de la UE, a través de una portavoz, se les ha requerido opinión sobre el atroz fin de Gadafi. Sin entrar en la forma, ambos aluden a la necesidad de “que las nuevas autoridades respeten los principios del derecho internacional, los derechos humanos y la transparencia”, en palabras de Rasmussen que, en lo relativo a la transparencia, Maja Kocijancic, portavoz de Ashton, traduce como “que las autoridades libias investiguen” lo ocurrido. Lo mismo se aplica a las denuncias de asesinatos en masa en Sirte, último feudo de Gadafi.
Ashton ha llamado a la mesura y a la reconciliación nacional y los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión, en la declaración que siguió a su reunión del domingo en Bruselas, señalaron que “la muerte de Gadafi marca el fin de una era de despotismo y represión que el pueblo libio ha sufrido durante demasiado tiempo”. Distanciamiento interesado y vergonzante de las circunstancias de la muerte de Gadafi y del hecho de que una parte significativa de los signatarios del comunicado (o sus predecesores) visitaron o recibieron con todos los honores al dictador libio, incluida la propia Comisión Europea en 2004.
La confusión sobre el futuro de Libia se cierne sobre la OTAN, a la que por un lado el líder del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdelyalil, ha pedido que siga hasta finales de año para hacer frente a eventuales intentos desestabilizadores de las fuerzas progadafistas mientras uno de sus representantes ante Naciones Unidas reclamaba el fin de la intervención aérea.
La Alianza acordó el viernes de forma provisional dar por concluida la Operación Protector Unificado el próximo día 31, a la espera de confirmar esta semana la fecha. La reunión prevista hoy para ello se dejó para el viernes. La propia Alianza está dividida entre quienes quieren dar ya por resuelto el caso y volver a casa (grupo en el que están EE UU, España y otros muchos) y quienes prefieren seguir en el empeño, encabezado por Francia y Reino Unido. El viernes deberá cuadrar el círculo el Consejo Atlántico, integrado por los 28 embajadores aliados.
Primacía de la sharía
Los hoy triunfadores, y entonces rebeldes libios, recibieron su primer gran respaldo internacional en la conferencia organizada el pasado 29 de marzo en Londres. Allí hicieron pública su Visión De Una Libia Democrática, como se titulaba el documento, cuyo contenido era suscribible al 100% por cualquiera de las decenas de países y organizaciones presentes en la conferencia. Lo único que llamaba la atención era el énfasis en la confesionalidad del futuro Estado, “un Estado que saca fuerza de nuestras sólidas creencias religiosas en la paz, la verdad, la justicia y la igualdad (…) un Estado constitucional que respeta la santidad de la doctrina religiosa y condena la intolerancia”. Pero no se hablaba de sharía. Abdelyalil defiende ahora la absoluta primacía de la sharía “contra cualquier ley que vaya contra los principios del islam”.
“Esperamos que se aplique conforme al derecho internacional, respetando los derechos humanos y los principios democráticos, como las autoridades libias han dicho que harán”, señala la portavoz de Ashton, para quien “Libia se enfrenta a un período muy difícil”.
Aunque la UE reitera en público su compromiso de apoyar en todo lo necesario el nacimiento de una Libia democrática y airea como un hecho la promesa del CNT de formar un nuevo Gobierno interino dentro de un par de semanas y de celebrar elecciones dentro de ocho meses, en los despachos la impresión es otra.
“No sabemos lo que va a pasar en Libia”, comenta una fuente europea, que, por hablar solo de las elecciones, dice: “No hay censo ni nadie que lo pueda hacer; no hay partidos ni cultura de partidos; no hay Ministerio del Interior que se ocupe del procedimiento electoral, y no hay ley electoral”. En resumen, “si dentro de 20 meses hubiese elecciones, estaría muy bien”.