La oposición argentina trata de frenar el avance oficialista en el Parlamento
Buenos Aires, EFE
El oficialismo argentino da por descontado que potenciará su poder en el Parlamento en las elecciones del próximo día 23 mientras una resignada oposición pide el apoyo de los votantes para equilibrar fuerzas en el Congreso ante la casi segura reelección de la presidenta, Cristina Fernández.
Los candidatos cercanos al Gobierno echan números en estos días para calcular cuántos legisladores mantendrán en la Cámara de Diputados y en el Senado luego del amplio triunfo del Frente para la Victoria, liderado por la mandataria, en las primarias del pasado 14 de agosto.
De mantenerse los resultados de esos comicios, en los que Fernández logró más del 50 por ciento de los votos, el oficialismo podría alcanzar en la Cámara baja el quórum propio necesario para ganar cualquier debate, mientras que en el Senado tendría mayoría sumando a fuerzas aliadas.
En las elecciones de octubre, en las que además de la Presidencia se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, las estimaciones indican que el Frente para la Victoria pasaría de 87 diputados a más de un centenar, que se sumarían a los legisladores aliados que le permitirían arañar el quórum propio.
La ventaja del oficialismo podría ampliarse si se cumplen las proyecciones de la consultora Analogías, que adjudica a Fernández el 54,5 por ciento en intención de voto, seguida del socialista Hermes Binner, con el 13 por ciento, mientras el radical Ricardo Alfonsín bajaría de la segunda posición lograda en las primarias a un tercer puesto, con el 8 por ciento.
Más prudente se muestra la consultora OPSM, que calcula para la jefa de Estado el 41,7 por ciento de los votos, lo que arrastraría menos apoyos para las listas de candidatos parlamentarios del oficialismo, encabezadas en la provincia de Buenos Aires por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
"Es posible que el oficialismo recupere la mayoría en ambas cámaras. Creo que el Frente para la Victoria va a ampliar su ventaja en las elecciones. Además, el posicionamiento que ganará en el Congreso puede sumarle más alianzas", comentó a Efe la directora de la consultora Analogías, Analía del Franco.
Para el director ejecutivo de Poder Ciudadano, Hernán Charosky, "el oficialismo tendrá muchas más posibilidades de imponer su propia agenda en el Parlamento, pero no podrá hacerlo sin negociaciones con la oposición, que deberá coordinarse un poco mejor para que el oficialismo no haga lo que se le ocurra".
De momento, el jefe de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, ha optado por bajarle el tono a las expectativas al asegurar recientemente que el Frente para la Victoria mejorará su posición relativa en los comicios, pero "no" llegará "al quórum propio".
No obstante, fuentes oficialistas admiten que el Gobierno mantiene la ilusión de recuperar la mayoría parlamentaria que perdió en 2009, cuando el ahora fallecido Néstor Kirchner, esposo y antecesor de Fernández, perdió los comicios frente al peronista disidente Francisco de Narváez, actual candidato a gobernador bonaerense.
"Necesitamos equilibrar el poder para que (el oficialismo) no pueda hacer lo que quiera", señaló el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, un dirigente radical que se postula al frente de una coalición con peronistas disidentes.
Alfonsín, hijo del expresidente Raúl Alfonsín (1983-1989), obtuvo el segundo lugar en las elecciones primarias con el 12,2 por ciento, 38 puntos detrás de Fernández, quien se alzó con el 50,24 por ciento de los sufragios.
En medio de este escenario, el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, uno de los principales referentes de la oposición, optó por no alinearse con ningún aspirante presidencial mientras promueve a los candidatos parlamentarios de su fuerza (PRO).
El oficialismo argentino da por descontado que potenciará su poder en el Parlamento en las elecciones del próximo día 23 mientras una resignada oposición pide el apoyo de los votantes para equilibrar fuerzas en el Congreso ante la casi segura reelección de la presidenta, Cristina Fernández.
Los candidatos cercanos al Gobierno echan números en estos días para calcular cuántos legisladores mantendrán en la Cámara de Diputados y en el Senado luego del amplio triunfo del Frente para la Victoria, liderado por la mandataria, en las primarias del pasado 14 de agosto.
De mantenerse los resultados de esos comicios, en los que Fernández logró más del 50 por ciento de los votos, el oficialismo podría alcanzar en la Cámara baja el quórum propio necesario para ganar cualquier debate, mientras que en el Senado tendría mayoría sumando a fuerzas aliadas.
En las elecciones de octubre, en las que además de la Presidencia se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, las estimaciones indican que el Frente para la Victoria pasaría de 87 diputados a más de un centenar, que se sumarían a los legisladores aliados que le permitirían arañar el quórum propio.
La ventaja del oficialismo podría ampliarse si se cumplen las proyecciones de la consultora Analogías, que adjudica a Fernández el 54,5 por ciento en intención de voto, seguida del socialista Hermes Binner, con el 13 por ciento, mientras el radical Ricardo Alfonsín bajaría de la segunda posición lograda en las primarias a un tercer puesto, con el 8 por ciento.
Más prudente se muestra la consultora OPSM, que calcula para la jefa de Estado el 41,7 por ciento de los votos, lo que arrastraría menos apoyos para las listas de candidatos parlamentarios del oficialismo, encabezadas en la provincia de Buenos Aires por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
"Es posible que el oficialismo recupere la mayoría en ambas cámaras. Creo que el Frente para la Victoria va a ampliar su ventaja en las elecciones. Además, el posicionamiento que ganará en el Congreso puede sumarle más alianzas", comentó a Efe la directora de la consultora Analogías, Analía del Franco.
Para el director ejecutivo de Poder Ciudadano, Hernán Charosky, "el oficialismo tendrá muchas más posibilidades de imponer su propia agenda en el Parlamento, pero no podrá hacerlo sin negociaciones con la oposición, que deberá coordinarse un poco mejor para que el oficialismo no haga lo que se le ocurra".
De momento, el jefe de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, ha optado por bajarle el tono a las expectativas al asegurar recientemente que el Frente para la Victoria mejorará su posición relativa en los comicios, pero "no" llegará "al quórum propio".
No obstante, fuentes oficialistas admiten que el Gobierno mantiene la ilusión de recuperar la mayoría parlamentaria que perdió en 2009, cuando el ahora fallecido Néstor Kirchner, esposo y antecesor de Fernández, perdió los comicios frente al peronista disidente Francisco de Narváez, actual candidato a gobernador bonaerense.
"Necesitamos equilibrar el poder para que (el oficialismo) no pueda hacer lo que quiera", señaló el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, un dirigente radical que se postula al frente de una coalición con peronistas disidentes.
Alfonsín, hijo del expresidente Raúl Alfonsín (1983-1989), obtuvo el segundo lugar en las elecciones primarias con el 12,2 por ciento, 38 puntos detrás de Fernández, quien se alzó con el 50,24 por ciento de los sufragios.
En medio de este escenario, el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, uno de los principales referentes de la oposición, optó por no alinearse con ningún aspirante presidencial mientras promueve a los candidatos parlamentarios de su fuerza (PRO).