Historias del TIPNIS y la Selva Negra

Jorge Gómez Barata
ELMERCURIODIGITAL

Cuentan de un indígena boliviano del TIPNIS que en calidad de turista fotografiaba la fauna salvaje en la Selva Negra cuando fue atacado por un león. El circunstante se defendió y en la trifulca resultó herido, mientras al león se le dañó el empaste de un colmillo.

Ambos —el indígena y el animal fueron atendidos. El aborigen resultó multado por perturbar a la fauna salvaje y debido a que carecía de seguro médico, obligado a asumir los costos de su hospitalización. Amable el representante de los pueblos originarios sudamericanos preguntó por el león y le dijeron que no se preocupara; la póliza del animal cubría los costos de estomatología, incluso de ortodoncia.

— ¡Apretaste papá! —Comentó mi hija que acostumbra a mirar sobre mi hombro cuando escribo— Los indígenas bolivianos no hacen turismo en Europa, en la Selva Negra de Baviera no hay leones ni en los hospitales alemanes pasan facturas por tratar urgencias; allí funciona la “Economía Social de Mercado” porque quedan ripios de lo que un día fueron los Estados de Bienestar.

—Tienes razón hija pero debido a que ocurren cosas muy extrañas me permito fabular sobre hechos que pueden suceder.

— ¿Cómo cuáles?

—Si fuera cierto que en Bolivia hay indígenas y campesinos pobres ecologistas que luchan contra un gobierno indigenista porque quiere construirles una carretera; también pueden haber leones en Baviera y, de triunfar el neoliberalismo, algún día no lejano los hospitales públicos alemanes pueden ser privatizados.

— Tal vez tengas razón porque ahora mismo los estudiantes chilenos, colombianos, incluso guatemaltecos, están demandando educación pública y de calidad, cosa que desde hace muchos años tienen los jóvenes en Alemania, Suiza, Austria y otros lugares.

— Por cierto —dije yo— Ya que eres universitaria cuéntame porque la repentina toma de conciencia de los estudiantes latinoamericanos y su demanda de calidad de la educación. ¿Es que acaso la clase media iberoamericana ha despertado y apuesta ahora por la justicia social?

—En ese movimiento hay de todo —razonó ella— pero si bien a algunos, no sé a cuántos, les preocupa la justicia, conozco a otros a quienes les interesa la competitividad. Cuando varios muchachos: uno graduado en Harvard y otros en las universidades de Hamburgo y Basilea y la Católica de Chile optan por una misma plaza ¿A cuál se la otorgan?

—Te aseguro que al chileno no es. Algunas luchas no son contra el capitalismo sino por un capitalismo más eficiente. Por cierto te enteraste que debido a mis artículos un lector sospecha que tengo acciones en la carretera que pasará por el TIPNS boliviano.

—Olvídalo papá —me aconsejó.

Mi hija tiene razón. Casi siempre hay más de una respuesta y cuando son erróneas las preguntas y las premisas de que se parte, las conclusiones siempre son falsas. Lo dijo el maestro: “La verdad es mezcla”. Allá nos vemos.
.

Entradas populares