El peronista Rodríguez Saá predica un populismo de promesas milagrosas
El candidato ‘federal’ y anti-Kirchner ofrece Wi-Fi gratis en toda Argentina
Buenos Aires, El País
Muchos de los anuncios de campaña del candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá le presentan con un cierto aire de predicador, en tonos muy claros y con ofertas casi milagrosas: “Pintemos juntos un futuro lleno de luz”, “Mi compromiso: Wi-Fi gratis para toda la Argentina”. En persona, el gobernador de la provincia de San Luis es un político bastante más terrenal, que sabe muy bien a lo que juega: conservar una cuota de poder dentro del peronismo no kirchnerista que le permita tener algunas cartas con las que negociar después de las elecciones del próximo domingo.
Las encuestas le conceden entre un 10% y un 8% de los votos, pero su gran objetivo es quedar por encima de Eduardo Duhalde, el otro representante del peronismo federal y anti-Kirchner. “Los dos fuimos a una [elección] interna, una contienda entre Duhalde y yo, pero cuando yo iba quedando por delante, Duhalde se separó”, explica. La típica batalla a cara de perro entre dirigentes justicialistas, no ya por ganar unas elecciones, sino por conservar la “conducción” de determinados espacios, resultó con dos candidatos presidenciales peronistas, además, por supuesto, de la propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que también se reclama heredera del general.
Alberto Rodríguez Saá, de 62 años, abogado, casado, con tres hijos, pertenece a una familia que manda en la provincia de San Luis desde hace décadas, o mejor dicho, un par de siglos. San Luis es un territorio relativamente pequeño para los parámetros argentinos: 76.748 kilómetros cuadrados, algo así como toda Castilla- La Mancha, pero con solo 400.000 habitantes, y la familia Rodríguez Saá siempre ha sido una de las más poderosas. Uno de sus antecesores, Juan Saá, fue gobernador allá por 1860, y desde entonces se puede decir que las cosas les han ido muy bien. Su hermano, “el Adolfo”, como le llaman en San Luis, fue gobernador durante cinco mandatos seguidos, de 1983 a 2001, y llegó incluso a ser presidente de la República durante siete días del funesto mes de diciembre de 2001, cuando todo el país estalló con la crisis del corralito. Algunos testigos de la época, cuentan que cuando el breve expresidente regresó a San Luis, celebró una fiesta de 48 horas seguidas, de la que todavía se habla. Tras un breve periodo de descanso en el control personal de la gobernación, en 2007 le sucedió su hermano Alberto, el actual gobernador.
“¿Es verdad que su hijo es el secretario del gobierno local y que su sobrina dirige un periódico que recibe subvenciones?”, le preguntó ayer la periodista Magdalena Ruiz Guiñazu en una de las entrevistas presidenciales que, a cuatro manos junto con el también periodista Víctor Hugo, realiza en Radio Continental. (http://www.continental.com.ar/) “Sí, pero las subvenciones no es un tema que lleve yo sino el vicegobernador”, respondió Rodríguez Saá sin vacilar. “Usted critica mucho el capitalismo de amigos, pero muchas empresas locales son de sus propios amigos”, insistió, por su parte, Víctor Hugo. “No, no son empresas de amigos, son sociedades anónimas con mayoría de capital del Estado”, aseguró el candidato.
Alberto Rodríguez Saá se presenta en estas elecciones ofreciendo trasladar a toda Argentina lo que ha hecho en San Luis, una provincia, explica, con más de 800 kilómetros de autopista, algo insólito en un país con unas infraestructuras viarias muy atrasadas, y en la que se han construido “en los últimos años”, 60.000 nuevas viviendas. San Luis ha sido, ciertamente, objeto de mucha atención y muchos reportajes en los medios argentinos, impresionados por el aspecto renovado de la provincia. “Por supuesto que cuando afirmo que mi compromiso es ofrecer Wi-Fi gratuito en toda Argentina, como sucede en mi provincia, a lo que me refiero es a un compromiso con una agenda del progreso del país”, alega.
El candidato asegura que es contrario a cualquier reforma de la Constitución que permita a Cristina Fernández renovar mandato en 2015, un tema que se ha comenzado a discutir, antes incluso de que gane las de 2011. Niega que su candidatura favorezca a la presidenta al haber dividido a los peronistas anti-Kirchner, como se le ha acusado, y lanza muchas criticas a la gestión social del Gobierno actual: “Las villa miseria no han disminuido en los últimos años, sino que han aumentado un tercio”, precisa. Y se vanagloria de que los 400.000 habitantes de su provincia ya no padecen el terrible Mal de Chagas, una enfermedad que se contagia en viviendas insalubres e infectadas de un insecto llamado vinchuca. “No pueden decir lo mismo en otras partes del país”.
Buenos Aires, El País
Muchos de los anuncios de campaña del candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá le presentan con un cierto aire de predicador, en tonos muy claros y con ofertas casi milagrosas: “Pintemos juntos un futuro lleno de luz”, “Mi compromiso: Wi-Fi gratis para toda la Argentina”. En persona, el gobernador de la provincia de San Luis es un político bastante más terrenal, que sabe muy bien a lo que juega: conservar una cuota de poder dentro del peronismo no kirchnerista que le permita tener algunas cartas con las que negociar después de las elecciones del próximo domingo.
Las encuestas le conceden entre un 10% y un 8% de los votos, pero su gran objetivo es quedar por encima de Eduardo Duhalde, el otro representante del peronismo federal y anti-Kirchner. “Los dos fuimos a una [elección] interna, una contienda entre Duhalde y yo, pero cuando yo iba quedando por delante, Duhalde se separó”, explica. La típica batalla a cara de perro entre dirigentes justicialistas, no ya por ganar unas elecciones, sino por conservar la “conducción” de determinados espacios, resultó con dos candidatos presidenciales peronistas, además, por supuesto, de la propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que también se reclama heredera del general.
Alberto Rodríguez Saá, de 62 años, abogado, casado, con tres hijos, pertenece a una familia que manda en la provincia de San Luis desde hace décadas, o mejor dicho, un par de siglos. San Luis es un territorio relativamente pequeño para los parámetros argentinos: 76.748 kilómetros cuadrados, algo así como toda Castilla- La Mancha, pero con solo 400.000 habitantes, y la familia Rodríguez Saá siempre ha sido una de las más poderosas. Uno de sus antecesores, Juan Saá, fue gobernador allá por 1860, y desde entonces se puede decir que las cosas les han ido muy bien. Su hermano, “el Adolfo”, como le llaman en San Luis, fue gobernador durante cinco mandatos seguidos, de 1983 a 2001, y llegó incluso a ser presidente de la República durante siete días del funesto mes de diciembre de 2001, cuando todo el país estalló con la crisis del corralito. Algunos testigos de la época, cuentan que cuando el breve expresidente regresó a San Luis, celebró una fiesta de 48 horas seguidas, de la que todavía se habla. Tras un breve periodo de descanso en el control personal de la gobernación, en 2007 le sucedió su hermano Alberto, el actual gobernador.
“¿Es verdad que su hijo es el secretario del gobierno local y que su sobrina dirige un periódico que recibe subvenciones?”, le preguntó ayer la periodista Magdalena Ruiz Guiñazu en una de las entrevistas presidenciales que, a cuatro manos junto con el también periodista Víctor Hugo, realiza en Radio Continental. (http://www.continental.com.ar/) “Sí, pero las subvenciones no es un tema que lleve yo sino el vicegobernador”, respondió Rodríguez Saá sin vacilar. “Usted critica mucho el capitalismo de amigos, pero muchas empresas locales son de sus propios amigos”, insistió, por su parte, Víctor Hugo. “No, no son empresas de amigos, son sociedades anónimas con mayoría de capital del Estado”, aseguró el candidato.
Alberto Rodríguez Saá se presenta en estas elecciones ofreciendo trasladar a toda Argentina lo que ha hecho en San Luis, una provincia, explica, con más de 800 kilómetros de autopista, algo insólito en un país con unas infraestructuras viarias muy atrasadas, y en la que se han construido “en los últimos años”, 60.000 nuevas viviendas. San Luis ha sido, ciertamente, objeto de mucha atención y muchos reportajes en los medios argentinos, impresionados por el aspecto renovado de la provincia. “Por supuesto que cuando afirmo que mi compromiso es ofrecer Wi-Fi gratuito en toda Argentina, como sucede en mi provincia, a lo que me refiero es a un compromiso con una agenda del progreso del país”, alega.
El candidato asegura que es contrario a cualquier reforma de la Constitución que permita a Cristina Fernández renovar mandato en 2015, un tema que se ha comenzado a discutir, antes incluso de que gane las de 2011. Niega que su candidatura favorezca a la presidenta al haber dividido a los peronistas anti-Kirchner, como se le ha acusado, y lanza muchas criticas a la gestión social del Gobierno actual: “Las villa miseria no han disminuido en los últimos años, sino que han aumentado un tercio”, precisa. Y se vanagloria de que los 400.000 habitantes de su provincia ya no padecen el terrible Mal de Chagas, una enfermedad que se contagia en viviendas insalubres e infectadas de un insecto llamado vinchuca. “No pueden decir lo mismo en otras partes del país”.