Einstein al rescate de Einstein en el caso de los neutrinos
El físico teórico Carlo Contaldi señala que no se tuvo en cuenta el efecto de la gravedad en los relojes que midieron las velocidades superiores a la de la luz
Madrid, El País
Einstein al rescate de Einstein podía haber sido el título del artículo del físico teórico Carlo Contaldi acerca del ya famoso experimento en el que, aparentemente, los neutrinos sobrepasan la máxima velocidad admitida en el universo, la de la luz. No se ha tenido en cuenta en dicho experimento, argumenta este científico del Imperial College de Londres, el efecto de la gravedad (diferente en la salida y en la meta de la carreta de 730 kilómetros de los neutrinos), según la Relatividad General de Einstein, sobre los relojes con los que se midió dicha velocidad.
Desde que, hace un par de semanas, los científicos del detector Opera, en Italia, anunciaran esos sorprendentes resultados que, si fueran verdad, tirarían por tierra un pilar de la Relatividad Especial de Einstein (la velocidad insuperable de la luz), físicos de todo el mundo se han puesto a la tarea de rebuscar por todas las esquinas de ese trabajo para encontrar la grieta que casi todos están convencidos que tiene que tener, aunque todavía no la han encontrado. Más de 20 artículos se han propuesto ya públicamente al respecto, incluido uno de Andy Cohen y el Premio Nobel Sheldon Glashow.
Contaldi explica que los físicos de Opera, en sus cálculos, no tuvieron en cuenta las pequeñas diferencias en la fuerza de la gravedad en los dos lugares (de origen y de destino de los neutrinos en ese experimento) que harían que los relojes hicieran tictac a ritmo ligeramente diferente, obedeciendo a la Relatividad General tan verificada experimentalmente, explica la revista Nature. La idea es que los relojes no estarían sincronizados con la precisión requerida.
Como la atracción gravitatoria en Ginebra (el origen de los neutrinos) es ligeramente más fuerte a la de Gran Sasso (la meta, en los Apeninos), el primer reloj iría algo más despacio que el segundo, por lo que el tiempo empleado por los neutrinos en recorrer los 730 kilómetros sería, en realidad, ligeramente superior a lo que los datos de Opera indican, lo suficiente, sugiere Contaldi, para dejar en suspenso la presunta velocidad superlumínica de las partículas que se ha anunciado. Otros físicos apuntan que el efecto sería insignificante.
En el experimento se han lanzado haces de paquetes de neutrinos desde el complejo de aceleradores del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra) hacia el laboratorio de Gran Sasso. Los neutrinos apenas interaccionan con la materia, por lo que atraviesan la roca del subsuelo limpiamente a lo largo de los 730 kilómetros de distancia entre el origen y el destino, sin necesidad de un túnel entre el CERN y Opera, como dijo la ministra italiana de Instrucción, Universidad e Investigación, Mariastella Gelmini, al presentarse los datos de Opera. Gelmini incluso se congratuló por la contribución italiana de 45 millones de euros para la construcción de ese túnel inexistente, provocando la hilaridad en medio mundo. Tampoco se han lanzado haces de neutrinos y de fotones paralelamente, como alguien ha dicho, para ver cual llega antes. Es obvio que los fotones de luz no pueden atravesar la tierra como los neutrinos sin un túnel como el de Gelmini.
Los científicos de Opera lo que han hecho es medir el tiempo que tardan los neutrinos en recorrer la distancia entre el punto de partida en el CERN y el detector en Italia recurriendo a relojes atómicos sincronizados y sistemas avanzados de GPS, teniendo incluso en cuenta movimientos geológicos, y compararlo con el tiempo que tardaría la luz en recorrer esa misma distancia de 731 kilómetros a su velocidad constante de 300.000 kilómetros por segundo en el vacío. Según sus resultados, los neutrinos tardan 60 nanosegundos menos de lo que tardaría la luz.
Dario Autiero, coordinador de Opera, responde en Nature que el argumento de Contaldi se debe a que no se ha entendido del todo cómo se ha hecho la sincronización de los relojes en el experimento. Por ello, anuncia que el equipo va a revisar el artículo en el que han presentado los resultados para aportar más detalles y pormenores del trabajo.
Contaldi ha calculado que si se ha pasado por alto el sutil efecto de la gravedad sobre los relojes, los resultados de la medida de la velocidad de los neutrinos pueden variar en decenas de nanosegundos, lo que podría dejar los resultados de Opera en el rango de la normalidad, es decir, con los neutrinos respetando el límite universal de velocidad.
Madrid, El País
Einstein al rescate de Einstein podía haber sido el título del artículo del físico teórico Carlo Contaldi acerca del ya famoso experimento en el que, aparentemente, los neutrinos sobrepasan la máxima velocidad admitida en el universo, la de la luz. No se ha tenido en cuenta en dicho experimento, argumenta este científico del Imperial College de Londres, el efecto de la gravedad (diferente en la salida y en la meta de la carreta de 730 kilómetros de los neutrinos), según la Relatividad General de Einstein, sobre los relojes con los que se midió dicha velocidad.
Desde que, hace un par de semanas, los científicos del detector Opera, en Italia, anunciaran esos sorprendentes resultados que, si fueran verdad, tirarían por tierra un pilar de la Relatividad Especial de Einstein (la velocidad insuperable de la luz), físicos de todo el mundo se han puesto a la tarea de rebuscar por todas las esquinas de ese trabajo para encontrar la grieta que casi todos están convencidos que tiene que tener, aunque todavía no la han encontrado. Más de 20 artículos se han propuesto ya públicamente al respecto, incluido uno de Andy Cohen y el Premio Nobel Sheldon Glashow.
Contaldi explica que los físicos de Opera, en sus cálculos, no tuvieron en cuenta las pequeñas diferencias en la fuerza de la gravedad en los dos lugares (de origen y de destino de los neutrinos en ese experimento) que harían que los relojes hicieran tictac a ritmo ligeramente diferente, obedeciendo a la Relatividad General tan verificada experimentalmente, explica la revista Nature. La idea es que los relojes no estarían sincronizados con la precisión requerida.
Como la atracción gravitatoria en Ginebra (el origen de los neutrinos) es ligeramente más fuerte a la de Gran Sasso (la meta, en los Apeninos), el primer reloj iría algo más despacio que el segundo, por lo que el tiempo empleado por los neutrinos en recorrer los 730 kilómetros sería, en realidad, ligeramente superior a lo que los datos de Opera indican, lo suficiente, sugiere Contaldi, para dejar en suspenso la presunta velocidad superlumínica de las partículas que se ha anunciado. Otros físicos apuntan que el efecto sería insignificante.
En el experimento se han lanzado haces de paquetes de neutrinos desde el complejo de aceleradores del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra) hacia el laboratorio de Gran Sasso. Los neutrinos apenas interaccionan con la materia, por lo que atraviesan la roca del subsuelo limpiamente a lo largo de los 730 kilómetros de distancia entre el origen y el destino, sin necesidad de un túnel entre el CERN y Opera, como dijo la ministra italiana de Instrucción, Universidad e Investigación, Mariastella Gelmini, al presentarse los datos de Opera. Gelmini incluso se congratuló por la contribución italiana de 45 millones de euros para la construcción de ese túnel inexistente, provocando la hilaridad en medio mundo. Tampoco se han lanzado haces de neutrinos y de fotones paralelamente, como alguien ha dicho, para ver cual llega antes. Es obvio que los fotones de luz no pueden atravesar la tierra como los neutrinos sin un túnel como el de Gelmini.
Los científicos de Opera lo que han hecho es medir el tiempo que tardan los neutrinos en recorrer la distancia entre el punto de partida en el CERN y el detector en Italia recurriendo a relojes atómicos sincronizados y sistemas avanzados de GPS, teniendo incluso en cuenta movimientos geológicos, y compararlo con el tiempo que tardaría la luz en recorrer esa misma distancia de 731 kilómetros a su velocidad constante de 300.000 kilómetros por segundo en el vacío. Según sus resultados, los neutrinos tardan 60 nanosegundos menos de lo que tardaría la luz.
Dario Autiero, coordinador de Opera, responde en Nature que el argumento de Contaldi se debe a que no se ha entendido del todo cómo se ha hecho la sincronización de los relojes en el experimento. Por ello, anuncia que el equipo va a revisar el artículo en el que han presentado los resultados para aportar más detalles y pormenores del trabajo.
Contaldi ha calculado que si se ha pasado por alto el sutil efecto de la gravedad sobre los relojes, los resultados de la medida de la velocidad de los neutrinos pueden variar en decenas de nanosegundos, lo que podría dejar los resultados de Opera en el rango de la normalidad, es decir, con los neutrinos respetando el límite universal de velocidad.