Cameron se enfrenta a una rebelión de diputados euroescépticos
Londres, EP
El primer ministro británico, David Cameron, se enfrenta este lunes por la noche al desafío de decenas de diputados conservadores que se disponen a votar en el Parlamento a favor de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.
Aunque el resultado no sería vinculante y las posibilidades de que gane el 'Sí' son remotas, dada también la oposición de liberaldemócratas y laboristas, la votación coloca a Cameron en una posición particularmente delicada que intentó evitar en una comparecencia en la Cámara de los Comunes.
"No es correcto (el referéndum) porque nuestro interés nacional es estar en la UE, ayudando a determinar las reglas que rigen el mercado único, nuestro mayor mercado de exportación, que consume más del 50% de nuestras exportaciones e impulsa gran parte de la inversión en el Reino Unido", afirmó.
Alentados por la actual crisis en la Eurozona, entre 60 y 100 de los 305 diputados 'Tories' anunciaron su intención de desobedecer la consigna de voto de su partido y respaldar la moción propiciada por una petición firmada por 100.000 británicos.
Si se confirma, sería la mayor rebelión contra un primer ministro en un tema relacionado con Europa desde que 41 diputados desafiaron en 1993 al gobierno conservador de John Major sobre el Tratado de Maastricht. Ante esta posibilidad, el partido amenazó al parecer con sanciones a los rebeldes.
Cameron insistió en que el momento de crisis económica actual no era el adecuado para organizar un referéndum. "Cuando la casa de tu vecino se incendia, tu primer impulso debe ser ayudarle a apagar las llamas, aunque sólo sea para evitar que lleguen a tu casa", afirmó ante los diputados.
Además, estimó que la perspectiva de una consulta podría hacer perder al país "la oportunidad real de favorecer nuestro interés nacional", al día siguiente de que la canciller alemana, Angela Merkel, no descartara la posibilidad de cambiar la Constitución Europea.
Cualquier cambio importante en los tratados de la UE puede conducir a un referéndum en Gran Bretaña, según una legislación aprobada desde la llegada de Cameron al poder, en 2010, en cuyo caso Londres podría presionar para obtener concesiones de sus socios europeos.
La posición británica con respecto a Europa ya provocó un enfrentamiento entre Cameron y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el domingo en Bruselas. "La crisis de la Eurozona afecta a todas nuestras economías", declaró Cameron, expresando su malestar por la voluntad de los 17 países que adoptaron la moneda europea de organizar una reunión sin el resto del bloque.
Sarkozy le contestó que estaba harto de "oírle criticar" a los dirigentes de la Eurozona. "Usted dice que detesta el euro, no ha querido adoptarlo y ahora quiere inmiscuirse en nuestras reuniones", le dijo, según la prensa británica.
El líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, estimó que Cameron está pagando el precio de sus "escarceos con el euroescepticismo". "Es como ver una reposición de una película antigua, un partido que ha perdido el contacto desgarrándose sobre Europa. Y cada vez se deja a los británicos preocupándose solos de sus empleos y sus sustentos", dijo.
El euroescepticismo, que provocó grandes divisiones entre los conservadores en los años 1990, ha resurgido con fuerza en los últimos meses.
El último referéndum organizado sobre Europa en el Reino Unido se remonta a 1975, cuando una mayoría de la población aprobó su ingreso en la UE.
La nueva consulta, cuya idea es respaldada por un 66% de la población, según un sondeo YouGov/Sunday Times, prevé tres opciones: el mantenimiento del Reino Unido en la UE, su salida o la negociación de relaciones más distendidas, basadas en "el comercio y la cooperación".
El primer ministro británico, David Cameron, se enfrenta este lunes por la noche al desafío de decenas de diputados conservadores que se disponen a votar en el Parlamento a favor de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.
Aunque el resultado no sería vinculante y las posibilidades de que gane el 'Sí' son remotas, dada también la oposición de liberaldemócratas y laboristas, la votación coloca a Cameron en una posición particularmente delicada que intentó evitar en una comparecencia en la Cámara de los Comunes.
"No es correcto (el referéndum) porque nuestro interés nacional es estar en la UE, ayudando a determinar las reglas que rigen el mercado único, nuestro mayor mercado de exportación, que consume más del 50% de nuestras exportaciones e impulsa gran parte de la inversión en el Reino Unido", afirmó.
Alentados por la actual crisis en la Eurozona, entre 60 y 100 de los 305 diputados 'Tories' anunciaron su intención de desobedecer la consigna de voto de su partido y respaldar la moción propiciada por una petición firmada por 100.000 británicos.
Si se confirma, sería la mayor rebelión contra un primer ministro en un tema relacionado con Europa desde que 41 diputados desafiaron en 1993 al gobierno conservador de John Major sobre el Tratado de Maastricht. Ante esta posibilidad, el partido amenazó al parecer con sanciones a los rebeldes.
Cameron insistió en que el momento de crisis económica actual no era el adecuado para organizar un referéndum. "Cuando la casa de tu vecino se incendia, tu primer impulso debe ser ayudarle a apagar las llamas, aunque sólo sea para evitar que lleguen a tu casa", afirmó ante los diputados.
Además, estimó que la perspectiva de una consulta podría hacer perder al país "la oportunidad real de favorecer nuestro interés nacional", al día siguiente de que la canciller alemana, Angela Merkel, no descartara la posibilidad de cambiar la Constitución Europea.
Cualquier cambio importante en los tratados de la UE puede conducir a un referéndum en Gran Bretaña, según una legislación aprobada desde la llegada de Cameron al poder, en 2010, en cuyo caso Londres podría presionar para obtener concesiones de sus socios europeos.
La posición británica con respecto a Europa ya provocó un enfrentamiento entre Cameron y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el domingo en Bruselas. "La crisis de la Eurozona afecta a todas nuestras economías", declaró Cameron, expresando su malestar por la voluntad de los 17 países que adoptaron la moneda europea de organizar una reunión sin el resto del bloque.
Sarkozy le contestó que estaba harto de "oírle criticar" a los dirigentes de la Eurozona. "Usted dice que detesta el euro, no ha querido adoptarlo y ahora quiere inmiscuirse en nuestras reuniones", le dijo, según la prensa británica.
El líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, estimó que Cameron está pagando el precio de sus "escarceos con el euroescepticismo". "Es como ver una reposición de una película antigua, un partido que ha perdido el contacto desgarrándose sobre Europa. Y cada vez se deja a los británicos preocupándose solos de sus empleos y sus sustentos", dijo.
El euroescepticismo, que provocó grandes divisiones entre los conservadores en los años 1990, ha resurgido con fuerza en los últimos meses.
El último referéndum organizado sobre Europa en el Reino Unido se remonta a 1975, cuando una mayoría de la población aprobó su ingreso en la UE.
La nueva consulta, cuya idea es respaldada por un 66% de la población, según un sondeo YouGov/Sunday Times, prevé tres opciones: el mantenimiento del Reino Unido en la UE, su salida o la negociación de relaciones más distendidas, basadas en "el comercio y la cooperación".