Roma no lo definió y Siena se lo empató al final
Roma, Espn
En el estadio Olímpico de esta capital, Roma y Siena empataron por 1 a 1, con goles de Pablo Osvaldo y Roberto Vitiello. Este resultado los deja a ambos en la décima plaza del campeonato, posición que comparten con Milan, los tres con dos unidades cada uno.
El partido vio dos equipos prácticamente opuestos: los giallorossi jugaron un fútbol de dominio, con tramas largas y en horizontal, mientras que la visita se dedicó sobre todo a la defensa, pero apuntándole muy bien a la contra, táctica con la que logró crear muchas ocasiones de gol.
El primer tiempo fue muy equilibrado. La Loba controló completamente el juego y aplastó a sus rivales en su propia mitad de la cancha, que por su lado inicialmente fueron demasiado pasivos y se dedicaron exclusivamente a la defensa.
Sin embargo, a pesar de su dominio, el equipo local no creó muchas ocasiones y, en realidad, su maniobra resultó ser bastante estéril e ineficaz a la hora de buscar la anotación.
Pero al minuto 25 José Ángel se escapó por izquierda, enganchó hacia atrás y puso un centro al primer palo, en donde Boriello anticipó muy bien a su marcador, llegó hasta el fondo y metió un centro bajo poderoso hacia el segundo palo. Ahí, Osvaldo tuvo apenas que tocarla para anotar el 1 a 0.
Con la tranquilidad de la ventaja, el dominio de Roma aumentó, puesto que su red de pases lució muy eficaz para esconderle el esférico a los muchachos de Sannino y, así, congelar el resultado.
Sin embargo, paulatinamente los giallorossi empeoraron, un poco porque mermaron físicamente y otro poco porque, con el 1 a 0, casi se olvidaron de la exigencia de buscar el arco rival; pero sobre todo porque salió la visita, que empezó a robar buenos balones en el medio y a tirar peligrosas contras.
En el complemento la diferencia de tendencia se hizo bastante marcada: sin preocuparse de la inútil posesión romanista, Vergassola y Brienza tomaron las riendas de la situación, el primero quitando y el segundo inventando, y cambiaron el partido.
En esa etapa, en efecto, Siena construyó muchas claras chances de gol, mientras que Roma raramente logró mostrarse con peligro en el área rival, si bien, al fin y al cabo, la Loba logró salvarse casi siempre gracias a una defensa atenta y preparada y, especialmente, por demérito del ataque albinegro, aún más estéril que el suyo.
Al final, pero, por una cuestión estadística antes o después la igualdad debía llegar y, efectivamente, tras un par de tapadas importantes de Lobont, un cabezazo afuera de Bolzoni, un despeje de Kjaer sobre la línea y un zurdazo de González que salió rozando el palo, llegó el gol del 1 a 1, faltando dos minutos desde el final.
En la ocasión, Brienza metió una gran gambeta al límite del área y desde ahí sacudió un remate de derecha quirúrgico, que se estampó sobre el poste a la izquierda de Lobont. Vitiello, entrando un poco por derecha, pudo recoger el rebote y de primera la mandó a guardar, aprovechando del arco quedado libre.
Roma reaccionó con rabia y tuvo una clamorosa chance para vencer al último segundo, cuando Gago inventó y Borini, desde el vértice derecho del área chica, desperdició todo lo bueno hecho por el argentino, pifiando malamente el balón que hubiese podido valer tres puntos.
En el estadio Olímpico de esta capital, Roma y Siena empataron por 1 a 1, con goles de Pablo Osvaldo y Roberto Vitiello. Este resultado los deja a ambos en la décima plaza del campeonato, posición que comparten con Milan, los tres con dos unidades cada uno.
El partido vio dos equipos prácticamente opuestos: los giallorossi jugaron un fútbol de dominio, con tramas largas y en horizontal, mientras que la visita se dedicó sobre todo a la defensa, pero apuntándole muy bien a la contra, táctica con la que logró crear muchas ocasiones de gol.
El primer tiempo fue muy equilibrado. La Loba controló completamente el juego y aplastó a sus rivales en su propia mitad de la cancha, que por su lado inicialmente fueron demasiado pasivos y se dedicaron exclusivamente a la defensa.
Sin embargo, a pesar de su dominio, el equipo local no creó muchas ocasiones y, en realidad, su maniobra resultó ser bastante estéril e ineficaz a la hora de buscar la anotación.
Pero al minuto 25 José Ángel se escapó por izquierda, enganchó hacia atrás y puso un centro al primer palo, en donde Boriello anticipó muy bien a su marcador, llegó hasta el fondo y metió un centro bajo poderoso hacia el segundo palo. Ahí, Osvaldo tuvo apenas que tocarla para anotar el 1 a 0.
Con la tranquilidad de la ventaja, el dominio de Roma aumentó, puesto que su red de pases lució muy eficaz para esconderle el esférico a los muchachos de Sannino y, así, congelar el resultado.
Sin embargo, paulatinamente los giallorossi empeoraron, un poco porque mermaron físicamente y otro poco porque, con el 1 a 0, casi se olvidaron de la exigencia de buscar el arco rival; pero sobre todo porque salió la visita, que empezó a robar buenos balones en el medio y a tirar peligrosas contras.
En el complemento la diferencia de tendencia se hizo bastante marcada: sin preocuparse de la inútil posesión romanista, Vergassola y Brienza tomaron las riendas de la situación, el primero quitando y el segundo inventando, y cambiaron el partido.
En esa etapa, en efecto, Siena construyó muchas claras chances de gol, mientras que Roma raramente logró mostrarse con peligro en el área rival, si bien, al fin y al cabo, la Loba logró salvarse casi siempre gracias a una defensa atenta y preparada y, especialmente, por demérito del ataque albinegro, aún más estéril que el suyo.
Al final, pero, por una cuestión estadística antes o después la igualdad debía llegar y, efectivamente, tras un par de tapadas importantes de Lobont, un cabezazo afuera de Bolzoni, un despeje de Kjaer sobre la línea y un zurdazo de González que salió rozando el palo, llegó el gol del 1 a 1, faltando dos minutos desde el final.
En la ocasión, Brienza metió una gran gambeta al límite del área y desde ahí sacudió un remate de derecha quirúrgico, que se estampó sobre el poste a la izquierda de Lobont. Vitiello, entrando un poco por derecha, pudo recoger el rebote y de primera la mandó a guardar, aprovechando del arco quedado libre.
Roma reaccionó con rabia y tuvo una clamorosa chance para vencer al último segundo, cuando Gago inventó y Borini, desde el vértice derecho del área chica, desperdició todo lo bueno hecho por el argentino, pifiando malamente el balón que hubiese podido valer tres puntos.