Paso en falso de la Reserva Federal
JUAN IGNACIO CRESPO, El País
Anteayer la Reserva Federal anunció el comienzo de la Operación Twist con objeto de estimular la actividad económica en los EE UU. Esa operación consiste en que venderá títulos de deuda pública norteamericana de corto plazo que tiene en su cartera y los sustituirá por otros (que comprará) con vencimientos a plazos de entre seis y 30 años. El objetivo es que las compras de obligaciones del Estado hagan subir su precio, lo que haría bajar las rentabilidades (que se mueven inversamente a ellos) y así reactivar el mercado de la vivienda norteamericano donde las hipotecas se firman a tipo fijo ligado al de la deuda pública.
Los riesgos de la operación son tan grandes que por sí solos dan una idea de la desesperación que está acometiendo a los responsables monetarios de los diferentes países, a la vista del poco efecto sobre el crecimiento económico de las políticas que aplican. John Maynard Keynes lo comparó con la impotencia que se siente al empujar una cuerda por uno de sus extremos.
¿En qué consisten esos riesgos? Hay uno y principal, y es que la curva de tipos de interés se invierta (es decir, que los tipos de largo se sitúen por debajo de los de corto plazo), lo que en EE UU suele anunciar casi siempre una recesión. Con ello la Reserva Federal habría precipitado justamente lo que pretendía evitar. La explicación de que así sea es que cuando los tipos de largo plazo están más bajos que los de plazo corto, los bancos al prestar pierden dinero (y, naturalmente, dejan de hacerlo). De ahí que, nada más anunciarse la medida, las cotizaciones de los bancos, y la Bolsa toda, hayan sufrido fuertes caídas.
Y es que no es solo la Reserva Federal quien va a actuar en esa dirección ya que los inversores en deuda pública intentarán adelantarse, comprando (o vendiendo) de forma inmediata lo que se sabe que va a comprar (o vender) la Reserva Federal después: sería una forma de ganar dinero sin incurrir en grandes riesgos.
El tipo de interés de la deuda USA a dos años está ahora en el 0,20% y el de 10 años en el 1,76%. Están tan cerca, que la operación de la Reserva Federal puede hacer que se intercambien las posiciones (ahora sí, como en un twist) muy rápidamente. La última vez que se invirtió la curva de tipos en EE UU fue en enero de 2008; la recesión había empezado el mes anterior.
El intento de manipular la curva de tipos de interés oscila entre lo ineficaz y lo peligroso. En España hubo una experiencia de ese tipo en los años 1987-1988 en que el Tesoro solo emitió deuda a corto plazo durante un largo período, con resultados desastrosos. También la Reserva Federal lo hizo en tiempos del presidente Kennedy, a una escala mucho menor y sin resultados concluyentes. Siempre que la desesperanza invade las salas de mando de la política monetaria se especula con ideas como esta. La última vez que el tema fue objeto de debate, algunos Estados norteamericanos estaban incluyendo en su Constitución cláusulas de rigor presupuestario como la que se ha introducido en la nuestra. Pasó aquello. Pasará esto también.
Juan Ignacio Crespo es analista económico.
Anteayer la Reserva Federal anunció el comienzo de la Operación Twist con objeto de estimular la actividad económica en los EE UU. Esa operación consiste en que venderá títulos de deuda pública norteamericana de corto plazo que tiene en su cartera y los sustituirá por otros (que comprará) con vencimientos a plazos de entre seis y 30 años. El objetivo es que las compras de obligaciones del Estado hagan subir su precio, lo que haría bajar las rentabilidades (que se mueven inversamente a ellos) y así reactivar el mercado de la vivienda norteamericano donde las hipotecas se firman a tipo fijo ligado al de la deuda pública.
Los riesgos de la operación son tan grandes que por sí solos dan una idea de la desesperación que está acometiendo a los responsables monetarios de los diferentes países, a la vista del poco efecto sobre el crecimiento económico de las políticas que aplican. John Maynard Keynes lo comparó con la impotencia que se siente al empujar una cuerda por uno de sus extremos.
¿En qué consisten esos riesgos? Hay uno y principal, y es que la curva de tipos de interés se invierta (es decir, que los tipos de largo se sitúen por debajo de los de corto plazo), lo que en EE UU suele anunciar casi siempre una recesión. Con ello la Reserva Federal habría precipitado justamente lo que pretendía evitar. La explicación de que así sea es que cuando los tipos de largo plazo están más bajos que los de plazo corto, los bancos al prestar pierden dinero (y, naturalmente, dejan de hacerlo). De ahí que, nada más anunciarse la medida, las cotizaciones de los bancos, y la Bolsa toda, hayan sufrido fuertes caídas.
Y es que no es solo la Reserva Federal quien va a actuar en esa dirección ya que los inversores en deuda pública intentarán adelantarse, comprando (o vendiendo) de forma inmediata lo que se sabe que va a comprar (o vender) la Reserva Federal después: sería una forma de ganar dinero sin incurrir en grandes riesgos.
El tipo de interés de la deuda USA a dos años está ahora en el 0,20% y el de 10 años en el 1,76%. Están tan cerca, que la operación de la Reserva Federal puede hacer que se intercambien las posiciones (ahora sí, como en un twist) muy rápidamente. La última vez que se invirtió la curva de tipos en EE UU fue en enero de 2008; la recesión había empezado el mes anterior.
El intento de manipular la curva de tipos de interés oscila entre lo ineficaz y lo peligroso. En España hubo una experiencia de ese tipo en los años 1987-1988 en que el Tesoro solo emitió deuda a corto plazo durante un largo período, con resultados desastrosos. También la Reserva Federal lo hizo en tiempos del presidente Kennedy, a una escala mucho menor y sin resultados concluyentes. Siempre que la desesperanza invade las salas de mando de la política monetaria se especula con ideas como esta. La última vez que el tema fue objeto de debate, algunos Estados norteamericanos estaban incluyendo en su Constitución cláusulas de rigor presupuestario como la que se ha introducido en la nuestra. Pasó aquello. Pasará esto también.
Juan Ignacio Crespo es analista económico.