Paro cívico paceño y marcha indígena golpean la imagen del Gobierno de Morales
La Paz, Erbol
Un contundente paro cívico de organizaciones paceñas y la marcha indígena de defensa del TIPNIS pusieron en jaque este viernes al Gobierno, obligándole a cambiar su discurso y modificar su propuesta de acercamiento con los sectores involucrados.
La férrea disciplina que demostró la ciudadanía a una convocatoria de la Asamblea de la Paceñidad para protestar contra el gobierno, por un problema de límites territoriales promovido por tres alcaldes del MAS y la decisión de las organizaciones indígenas de mantener la movilización, pese al acoso policial y de colonizadores, golpeó con dureza la imagen del presidente Evo Morales.
El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, admitió que la paralización de actividades en la Sede de Gobierno fue notable y confirmó que hay una orden para no permitir que prosiga la marcha a La Paz, supuestamente para evitar que haya enfrentamientos con sectores que se oponen.
La sumatoria de estos dos hechos derivó para que autoridades gubernamentales se apresuren a poner paños fríos a la disputa limítrofe en la provincia Murillo y que el Primer Mandatario envíe una carta a la dirigencia de los marchistas pidiendo una reunión en la ciudad de Cochabamba.
La paralización fue total
Desde las primeras horas de hoy la ciudad de La Paz comenzó a paralizarse, con el transcurrir del día y durante muchas horas, plazas, calles y avenidas permanecieron vacías. El tradicional ajetreo de todas las jornadas estuvo ausente en pleno día laboral.
Varios ciudadanos paceños dijeron a ERBOL que el éxito del paro era un mensaje al gobierno para que “cesen las agresiones” contra La Paz.
El alcalde Luis Revilla indicó que los resultados de la medida es un recordatorio al presidente Evo Morales para que “gobierne para todos los bolivianos”.
“Hay que reconocer esta gran muestra de civismo y amor por La Paz, a la justicia y la libertad. Estamos cansados de los abusos y las agresiones. Queremos que se actúe correctamente”, enfatizó.
Esta es la primera vez, desde que el MAS asumió el mando de la nación, que los paceños con una medida de presión se enfrentan a la línea que se planteó desde el oficialismo, en esta oportunidad a través de tres alcaldes del Movimiento Al Socialismo.
El jaque de los marchistas
A un mes de la marcha indígena, el gobierno no consigue neutralizar sus efectos. Las acciones asumidas para desacreditar la movilización no dieron los resultados que esperaban.
Las insinuaciones de un supuesto financiamiento de organismos vinculados con el gobierno estadounidense a los movilizados, las acusaciones en contra del diputado Pedro Nuni y el cerco promovido en Yucumo, le echaron gasolina al incendio que se provocó desde la plaza Murillo de La Paz.
El ministro de la Presidencia, Carlos Romero, dijo que el diálogo para atender las demandas está abierto. Las heridas están abiertas y parecen difíciles de cicatrizar.
Un contundente paro cívico de organizaciones paceñas y la marcha indígena de defensa del TIPNIS pusieron en jaque este viernes al Gobierno, obligándole a cambiar su discurso y modificar su propuesta de acercamiento con los sectores involucrados.
La férrea disciplina que demostró la ciudadanía a una convocatoria de la Asamblea de la Paceñidad para protestar contra el gobierno, por un problema de límites territoriales promovido por tres alcaldes del MAS y la decisión de las organizaciones indígenas de mantener la movilización, pese al acoso policial y de colonizadores, golpeó con dureza la imagen del presidente Evo Morales.
El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, admitió que la paralización de actividades en la Sede de Gobierno fue notable y confirmó que hay una orden para no permitir que prosiga la marcha a La Paz, supuestamente para evitar que haya enfrentamientos con sectores que se oponen.
La sumatoria de estos dos hechos derivó para que autoridades gubernamentales se apresuren a poner paños fríos a la disputa limítrofe en la provincia Murillo y que el Primer Mandatario envíe una carta a la dirigencia de los marchistas pidiendo una reunión en la ciudad de Cochabamba.
La paralización fue total
Desde las primeras horas de hoy la ciudad de La Paz comenzó a paralizarse, con el transcurrir del día y durante muchas horas, plazas, calles y avenidas permanecieron vacías. El tradicional ajetreo de todas las jornadas estuvo ausente en pleno día laboral.
Varios ciudadanos paceños dijeron a ERBOL que el éxito del paro era un mensaje al gobierno para que “cesen las agresiones” contra La Paz.
El alcalde Luis Revilla indicó que los resultados de la medida es un recordatorio al presidente Evo Morales para que “gobierne para todos los bolivianos”.
“Hay que reconocer esta gran muestra de civismo y amor por La Paz, a la justicia y la libertad. Estamos cansados de los abusos y las agresiones. Queremos que se actúe correctamente”, enfatizó.
Esta es la primera vez, desde que el MAS asumió el mando de la nación, que los paceños con una medida de presión se enfrentan a la línea que se planteó desde el oficialismo, en esta oportunidad a través de tres alcaldes del Movimiento Al Socialismo.
El jaque de los marchistas
A un mes de la marcha indígena, el gobierno no consigue neutralizar sus efectos. Las acciones asumidas para desacreditar la movilización no dieron los resultados que esperaban.
Las insinuaciones de un supuesto financiamiento de organismos vinculados con el gobierno estadounidense a los movilizados, las acusaciones en contra del diputado Pedro Nuni y el cerco promovido en Yucumo, le echaron gasolina al incendio que se provocó desde la plaza Murillo de La Paz.
El ministro de la Presidencia, Carlos Romero, dijo que el diálogo para atender las demandas está abierto. Las heridas están abiertas y parecen difíciles de cicatrizar.