El miedo se apodera de los mercados
La crisis en el BCE y el agravamiento en Grecia penalizan al euro y disparan las primas de riesgo - El plan de Obama no convence a los inversores
Madrid, El País
Vuelven a dominar las dudas a pocos días del tercer aniversario del colapso de Lehman Brothers. Europa y Estados Unidos despidieron la semana en desbandada, mientras el euro caía a 1,36 dólares por la crisis en el Banco Central Europeo (BCE). Ni siquiera el plan de estímulos de Barack Obama fue suficiente para limitar daños.
Los inversores no lo ven nada claro tras las explicaciones del presidente de la autoridad monetaria europea, Jean-Claude Trichet, ni por el de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Y por si no fuera suficiente con la incertidumbre dominante, los parqués se atragantaron con el anuncio de la dimisión del economista jefe de BCE, el alemán Jürgen Stark.
Falta de unidad sobre la estrategia a seguir también en la Fed, que obliga a Bernanke a trabajar para forjar un consenso antes de actuar para apoyar el crecimiento. Esa falta de soluciones decepcionó a los actores del mercado, que además vieron en el discurso de Obama ante el Congreso más política que economía. Se duda de que su plan de creación de empleo vaya a servir para algo más que estabilizar al paciente y se teme que suponga un aplazamiento del ajuste fiscal.
A la espera de un evento que sirva para devolver el optimismo, el DAX alemán se dejó un 4%. No fue mucho mejor el CAC francés, que perdió un 3,6%. La peor parada fue el Ibex, con un desplome del 4,4%, la cuarta mayor caída del año, lo que coloca el índice a nivel de marzo de 2009. Al cierre de Europa, Wall Street perdía más del 2%.
Los que más sufrieron fueron los valores financieros a ambas orillas del Atlántico. Société Générale perdió más de un 12% y una cuarta parte de su valor bursátil en la semana. Y de nuevo Bank of America fue protagonista, ya que no acaba de ganarse la confianza del mercado pese al rescate de Warren Buffett. Ahora se especula con la posibilidad de que acelere los recortes de plantilla, con 40.000 despidos más.
La crisis de la deuda en Europa, y en concreto los temores a una suspensión de pagos griega más su impacto en el sector financiero, pasó factura a la moneda única, que se dejó un 1,7% a media sesión en Nueva York mientras el dólar se reforzaba a un nivel que no se veía desde hace seis meses. Hace dos semanas, el euro se pagaba a 1,45 dólares y ayer se situó a 1,36.
La impresión de que no hay coherencia en el BCE para hacer frente a la situación, sumado al cisma interno escenificado por Jürgen Stark, precisamente por sus diferencias respecto del programa de compra de deuda de países con problemas, provocó que la prima de riesgo española (sobreprecio que paga el país para financiarse con respecto a Alemania, el país considerado más seguro) subiera ayer 21 puntos básicos, hasta los 338. La italiana lo hizo 23, hasta los 363 puntos.
Durante la segunda mitad de agosto, el plan de compra de bonos de estos dos países por parte del BCE sirvió para contener el ataque especulativo y mantuvo la prima de riesgo española en los 280 puntos. Pero la tranquilidad duró esas dos semanas, hasta que retomó el curso normal en septiembre y volvieron las dudas sobre todo respecto de las posibilidades de Grecia de evitar la quiebra. El respaldo días atrás del Tribunal Constitucional alemán al rescate griego quedó, por tanto, en un bálsamo temporal.
El bono español a 10 años ofrecía ayer una rentabilidad del 5,15% en el mercado secundario (donde se negocian los títulos una vez emitidos por los Estados); el italiano, el 5,4%. La cada vez mayor desconfianza sobre Grecia se traduce en que los bonos a corto plazo del país heleno (dos años) ofrecen unos intereses récord del 56,9%.
Madrid, El País
Vuelven a dominar las dudas a pocos días del tercer aniversario del colapso de Lehman Brothers. Europa y Estados Unidos despidieron la semana en desbandada, mientras el euro caía a 1,36 dólares por la crisis en el Banco Central Europeo (BCE). Ni siquiera el plan de estímulos de Barack Obama fue suficiente para limitar daños.
Los inversores no lo ven nada claro tras las explicaciones del presidente de la autoridad monetaria europea, Jean-Claude Trichet, ni por el de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Y por si no fuera suficiente con la incertidumbre dominante, los parqués se atragantaron con el anuncio de la dimisión del economista jefe de BCE, el alemán Jürgen Stark.
Falta de unidad sobre la estrategia a seguir también en la Fed, que obliga a Bernanke a trabajar para forjar un consenso antes de actuar para apoyar el crecimiento. Esa falta de soluciones decepcionó a los actores del mercado, que además vieron en el discurso de Obama ante el Congreso más política que economía. Se duda de que su plan de creación de empleo vaya a servir para algo más que estabilizar al paciente y se teme que suponga un aplazamiento del ajuste fiscal.
A la espera de un evento que sirva para devolver el optimismo, el DAX alemán se dejó un 4%. No fue mucho mejor el CAC francés, que perdió un 3,6%. La peor parada fue el Ibex, con un desplome del 4,4%, la cuarta mayor caída del año, lo que coloca el índice a nivel de marzo de 2009. Al cierre de Europa, Wall Street perdía más del 2%.
Los que más sufrieron fueron los valores financieros a ambas orillas del Atlántico. Société Générale perdió más de un 12% y una cuarta parte de su valor bursátil en la semana. Y de nuevo Bank of America fue protagonista, ya que no acaba de ganarse la confianza del mercado pese al rescate de Warren Buffett. Ahora se especula con la posibilidad de que acelere los recortes de plantilla, con 40.000 despidos más.
La crisis de la deuda en Europa, y en concreto los temores a una suspensión de pagos griega más su impacto en el sector financiero, pasó factura a la moneda única, que se dejó un 1,7% a media sesión en Nueva York mientras el dólar se reforzaba a un nivel que no se veía desde hace seis meses. Hace dos semanas, el euro se pagaba a 1,45 dólares y ayer se situó a 1,36.
La impresión de que no hay coherencia en el BCE para hacer frente a la situación, sumado al cisma interno escenificado por Jürgen Stark, precisamente por sus diferencias respecto del programa de compra de deuda de países con problemas, provocó que la prima de riesgo española (sobreprecio que paga el país para financiarse con respecto a Alemania, el país considerado más seguro) subiera ayer 21 puntos básicos, hasta los 338. La italiana lo hizo 23, hasta los 363 puntos.
Durante la segunda mitad de agosto, el plan de compra de bonos de estos dos países por parte del BCE sirvió para contener el ataque especulativo y mantuvo la prima de riesgo española en los 280 puntos. Pero la tranquilidad duró esas dos semanas, hasta que retomó el curso normal en septiembre y volvieron las dudas sobre todo respecto de las posibilidades de Grecia de evitar la quiebra. El respaldo días atrás del Tribunal Constitucional alemán al rescate griego quedó, por tanto, en un bálsamo temporal.
El bono español a 10 años ofrecía ayer una rentabilidad del 5,15% en el mercado secundario (donde se negocian los títulos una vez emitidos por los Estados); el italiano, el 5,4%. La cada vez mayor desconfianza sobre Grecia se traduce en que los bonos a corto plazo del país heleno (dos años) ofrecen unos intereses récord del 56,9%.