Un Ramadán signado por la incertidumbre

DUBAI/TRÍPOLI/SANÁ, Agencias
Los musulmanes encaran el Ramadán, que en la mayoría de los países árabes comenzó ayer, con una pregunta: ¿el sagrado mes de riguroso ayuno religioso será la ocasión de tener un respiro en la primavera árabe o dará pie a que se revigoricen las protestas?
Este es el primer Ramadán desde que comenzaron las revueltas en el Magreb y en el Oriente medio en enero; algunos no dudan en que galvanice a quienes protestan en Libia, Siria, Yemen u otros lugares. "En la historia musulmana, fue a menudo el mes de las revueltas y de las victorias -explicó Abdalá al Amadi, director del sitio en Internet Islamonline-. Pienso que los jóvenes se van a inspirar para llevar a cabo sus combates contra la injusticia y la tiranía". Según él, las protestas irán en aumento hacia los últimos diez días de este mes, los más sagrados.

Durante 30 días, los musulmanes no comen, no beben, no fuman ni mantienen relaciones sexuales desde la salida hasta la puesta del sol (están eximidos los enfermos, las personas mayores, los niños, los viajeros, las embarazadas y los combatientes). El Ramadán es también un tiempo de reflexión y perdón; los fieles deben reforzar su autodisciplina y su fe. El mes de la piedad es también percibido por numerosos creyentes como el mes del esfuerzo y del sacrificio.

En Siria hay más de 10.000 mezquitas a donde convergen todas las noches numerosos fieles, que pueden convertirse en manifestantes. Las autoridades temen, en particular, a las oraciones nocturnas ya que esos centros pueden transformarse en un foro capaz para amplificar las protestas. Desde el comienzo de la revuelta, a mediados de marzo, las marchas se llevaron a cabo en general a la salida de los templos los viernes, día de la gran oración semanal.

En Libia, los que tomaron las armas contra el régimen de Muamar Gaddafi esperan el Ramadán con gran determinación, aunque encaran con aprehensión la perspectiva de combatir y ayunar. "Si es la guerra y estamos cansados, comeremos. Si permanecemos en posición defensiva, ayunaremos. Dios está con nosotros", advirtió Hatem Aljadi, de 24 años.

En Yemen, donde el movimiento de protesta iniciado en enero perdió fuerza por las divisiones entre la oposición y la incertidumbre sobre las intenciones del presidente, Alí Abdalá Saleh (hospitalizado en Arabia Saudita desde junio), nadie puede predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos.

En Egipto, el Gobierno adoptó medidas para mantener el costoso sistema de subvenciones y así garantizar un bajo costo de ciertos productos básicos, como el pan. En Arabia Saudita, país muy poco afectado por la ola de protestas, el Ministerio de Comercio obligó a los productores de leche que vuelvan atrás su decisión de aumentar el valor, impidió un incremento en la carne y subvencionó el 50% del precio de la cebada importada; mientras que en los Emiratos Árabes Unidos, se exigió la venta de arroz a mitad de precio.

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