¿Quién para esta guerra?


El mundo. es
No es bueno para nadie que cada clásico acabe en tángana. Declaraciones fuera de tono, patadas, pisotones, dedos en el ojo, manotazos, discusiones entre amigos de selección en un colofón lamentable a un partido enorme. Así siempre sale perdiendo el fútbol. Del pique sano que siempre ha existido entre dos jugadores sobre el césped se ha pasado a juzgar cada acción como si se fuera un criminal de guerra o se estuviera actuando en Hollywood. Todo ajeno al balón, el verdadero actor principal de este deporte. Madrid y Barça parecen estar en una guerra irreconciliable.

El triunfo de la décima Supercopa del Barcelona quedó afeado por cinco minutos lamentables. 300 segundos que estallaron tras la tensión acumulada en los cuatro clásicos de abril, el partido de ida del domingo y todo el encuentro del Camp Nou. Al final, todos los jugadores acabaron participando en unas imágenes lamentables y que dejaron al Madrid sin cumplir el protocolo de ver al campeón levantar el título.

En el Real Madrid, por encima de todos, un nombre propio, Pepe. El portugués fue el centro de todas las miradas en cada entrada, ya fuera un robo limpio, una plancha o un salto con el codo por delante. El defensa fue abucheado por la grada culé tras una entrada sobre Messi, su obsesión por frenarle llegó hasta a enfadar al argentino con gestos nada habituales en él. Otro de los objetivos ayer fue Marcelo. El brasileño es un habitual en el pique con Messi y fue el que provocó la reacción en cadena de los banquillos de Barça y Madrid tras una grave entrada sobre Cesc Fábregas.

Una tángana en la que participaron todos. Sin excepción. Unos para separar y otros para colaborar con el bochornoso espectáculo. Hasta Özil, Higuaín, o David Villa, futbolistas que no suelen caer en las provocaciones. La tensión fue máxima con los jugadores de la selección por el medio, separando y discutiendo, cada uno defendiendo sus intereses. Casillas, por un lado, Xavi, por el otro, hablando para intentar calmar los ánimos. Son muchos ya los roces entre los internacionales españoles y aunque ayer no hubo directamente ninguno, seguro que no se dijeron cosas agradables a la cara. En menos de 20 días tendrán que volver a verse en Las Rozas, el primer fin de semana de septiembre espera Liechtenstein, ¿afectará? El tiempo lo dirá...

Las rencillas no se olvidan en unos meses. Y si para el Barcelona, el Madrid hace su juego y pega patadas para intentar frenarles, desde el Santiago Bernabéu acusan a los jugadores culés de simular en cada balón dividido, en cada lance del juego. Ramos, Marcelo, Pepe, Carvalho, Khedira... pocos faltaron en señalar a algún jugador azulgrana. Alves, Adriano, Busquets, Messi o Iniesta centraron las protestas.

Pero las cosas no se acabaron con la 'batalla' del minuto 90. Tras el partido, los jugadores del Barcelona centraron sus palabras en José Mourinho. El técnico recibió de todos, por su encontronazo con Tito Vilanova, sus constantes críticas a los árbitros y la manera de calentar un partido. Piqué y Xavi fueron los más claros. Para el central español, el portugués está destrozando el fútbol español. "Muchas veces nos acusan a los catalanes, pero el culpable lo tienen en Madrid...". Tampoco bajó el tono Xavi Hernández: "Son lamentables ciertas acciones. Han hecho entradas que no vienen a cuento. Nosotros intentamos jugar al fútbol y al Real Madrid no le llega para ganar al Barcelona. El resumen es que el Barcelona es mejor que el Real Madrid".

Unas palabras que aseguran contestación más tarde o más temprano. Como dijo Guardiola en la rueda de prensa posterior al partido: "Si esto no se frena, va a acabar mal". La Federación, las directivas de los equipos, los jugadores, los propios entrenadores o los aficionados... ¿quién para esta guerra? Alguien debería por el bien de la Liga, el de la selección y el del fútbol español.

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