Paquistán suma 10 años de caos y la muerte de Bin Laden en su suelo tras 11-S

ISLAMABAD, Agencias
Los ataques del 11 de septiembre de 2001, que pusieron a Paquistán en la primera línea de la “guerra contra el terrorismo”, hundieron a la única potencia nuclear musulmana en el caos y en un baño de sangre, al tiempo que crecía la sospecha de que apoyaba a Al Qaida.
La noche ya había caído en Islamabad cuando las televisiones empezaron a difundir imágenes de las torres gemelas de Nueva York ardiendo, antes de que se derrumbaran.
“Me dije enseguida: '¡Oh, Dios mío! Paquistán tendrá problemas”, recuerda Imtiaz Gul, periodista especializado en la insurgencia talibán y en Al Qaida.
“Mis temores se concretaron: el 11 de septiembre llevó a Paquistán a una crisis de seguridad sin precedentes”, añade.

Islamabad era una de las pocas capitales que reconoció al régimen de los talibanes en Afganistán, que acogieron a Osama bin Laden y la red Al Qaida. Entonces, el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf “quien aseguró en 2006 que Estados Unidos había amenazado con "bombardear" su país hasta “devolverlo a la edad de piedra”— sólo tardó unos días en anunciar su alianza con Washington.

Pero en unas semanas, Bin Laden, sus principales lugartenientes y un gran número de guerrilleros escaparon a las fuerzas estadounidenses en Afganistán y llegaron a las zonas tribales de Paquistán, tras cruzar una montañosa frontera imposible de controlar.

Desde entonces, Al Qaida ha hecho de este cinturón tribal su principal santuario en el mundo, apoyada por los talibanes paquistaníes, hasta convertirlo en su bastión.

Muchos responsables de Al Qaida han sido capturados y entregados al gobierno de Estados Unidos, mientras el ejército de Paquistán ha lanzado varias ofensivas en las zonas tribales, donde asegura haber perdido más de 3,000 soldados desde finales de 2001.

Pero Washington, que envía miles de millones de dólares a su socio paquistaní en concepto de ayuda militar, ha acusado a Islamabad estos últimos años de doble juego, al rechazar atacar el principal bastión de Al Qaida y de los talibanes afganos de la red Haqani en el distrito tribal de Waziristán del Norte.

La muerte de Bin Laden el pasado 2 de mayo a manos de un comando estadounidense que entró clandestinamente en Paquistán con un helicóptero hasta la ciudad de Abbottabad encendió la mecha entre ambos países. En esta localidad, situada a dos horas al norte de Islamabad, viven numerosos militares.

Paquistán reprochó a Estados Unidos que actuara sin avisar, mientras altos responsables estadounidenses acusan al ejército paquistaní y a sus poderosos servicios de inteligencia (ISI) de haber escondido la presencia de Bin Laden, al tiempo que amenazan con cortar la ayuda económica a un país al borde de la bancarrota.

Pero Paquistán ha pagado con creces la “guerra contra el terrorismo” en Estados Unidos.

Islamabad asegura que más de 35,000 paquistaníes han fallecido desde que empezaron las represalias de los insurgentes aliados a Al Qaida a finales de 2001, y estima que la ola de atentados que tiene al país en un baño de sangre es una “guerra importada” por Estados Unidos desde que fallaron en la eliminación de la red en Afganistán.

Durante el verano de 2007, Bin Laden llamó a los talibanes paquistaníes a declarar la yihad (guerra santa) a Islamabad por su apoyo a Washington, lo que llevó a radicalizar su campaña de atentados, principalmente suicidas.

Según un recuento, en cuatro años unos 500 atentados han matado a cerca de 4,600 paquistaníes en todo el país.

Desde que se anunció la muerte del líder de Al Qaida, las relaciones entre Estados Unidos y Paquistán atraviesan un momento muy delicado, aunque la unión de estos aliados no puede separarse, según los expertos.
Islamabad no puede renunciar al dinero estadounidense, mientras que Washington no puede abrir un nuevo frente militar en este amplio país que tiene la bomba atómica y más de 180 millones de habitantes, la mayoría en contra de Estados Unidos.
Por lo pronto, Estados Unidos se contenta en mantener sus bombardeos contra el cinturón tribal de Paquistán con aviones no tripulados.

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