La violencia se extiende en Londres en la tercera jornada de disturbios callejeros

Policías y grupos de jóvenes se han enfrentado en los barrios de Hackney, Peckham y Lewisham.- La capital revive la violencia: tiendas saqueadas, coches quemados, edificios ardiendo.- Cameron suspende sus vacaciones

Londres, El País

Londres se ha enfrentado a una noche de revueltas generalizadas de jóvenes que amenazaba con extenderse a otras partes de Inglaterra y convertirse en una crisis política sin precedentes. El primer ministro, David Cameron, ha decidido por fin interrumpir sus vacaciones en la región italiana de Toscana y regresar de inmediato a Londres para ponerse al frente de la crisis. La policía no daba abasto no ya para controlar sino pura y simplemente para afrontar unos disturbios que aparecen como champiñones en los más variados barrios de la capital y que han llegado también a Birmingham y amenazan con estallar también en Leeds, en el centro de Inglaterra.

Los disturbios del sábado se extendieron el domingo a otras zonas de Londres, pero el lunes por la noche la violencia estalló en numerosos barrios, desde Hackney y East Ham en el este a Peckham y Lewisham en el sudeste, Clapham en el sur y Croydon, más allá de las fronteras del sur de Londres, una ciudad dormitorio a medio camino entre la capital y el aeropuerto de Gatwick en la que ardía de forma espectacular una gigantesca tienda de muebles.

La policía ha pedido a las familias que se pongan en contacto con sus hijos para asegurarse de que no se suman a manifestaciones violentas y ha pedido a los jóvenes que no salgan a la calle en los barrios más conflictivos. Scotland Yard difundirá de forma masiva imágenes de las cámaras de seguridad para que los londinenses ayuden a identificar y detener a los autores de actos violentos. Para prevenir nuevos focos de conflicto, se han cerrado estaciones clave de Londres y alrededores como Barking, al este; Harrow-on-the-Hill, al oeste; y Peckham Rye, West Croydon y South Bermondsey, al sur.

Más violencia


Los niveles de violencia del lunes por la noche fueron muy superiores a los de la víspera, cuando el estallido de cólera del sábado en Tottenham, provocado por la turbia muerte de un joven de 29 años abatido a tiros por la policía, se extendió con bandas de jóvenes asaltando tiendas de electrodomésticos, de teléfonos móviles y de ropa deportiva en Enfield, al norte; en Walthamstow, al Este; y en Brixton, en el sur de la capital. También se registraron incidentes en Islington, al norte , y en Oxford Circus, corazón comercial de Londres.

Por la tarde se registraron actos de vandalismo y enfrentamientos entre manifestantes y policías antidisturbios especialmente violentos en Hackney, donde los manifestantes atacaban tanto a policías como a reporteros y donde en medio de la confusión parecían arder tanto comercios como viviendas particulares en Croydon. La protesta se extendió luego a la zona comercial del Bullring, en el centro de Birmingham y de incidentes en la ciudad de Leeds.

Cameron regresa a Londres

Los políticos han tardado tres días en reaccionar. La ministra del Interior, Theresa May, ha interrumpido por fin sus vacaciones estivales para reincorporarse a su despacho y se espera que el alcalde, Boris Johnson, regrese mañana a mediodía a la capital británica. El primer ministro, David Cameron, había decidido en principio seguir en Italia, quizás con la intención de no dar señales de pánico, y así se reafirmaba Downing Street a última hora de la tarde de ayer. Cameron, sin embargo, decidió dar marcha atrás al darse cuenta de la dimensión que ha empezado a tomar la revuelta y la BBC ha asegurado que el primer ministro se dispone a volar de regreso esta noche para presidir hoy por la mañana una reunión de Cobra, el organismo que coordina la acción del Gobierno en crisis y emergencias.

En otro gesto político, el viceprimer ministro, Nick Clegg, visitó ayer la zona donde ha empezado todo: Tottenham. Según la responsable del Foreign Office, Theresa May, la policía había detenido hasta la tarde del lunes a 215 personas y el número de policías heridos se elevaba a 35. Las cifras sin duda cambiarán al alza cuando sean actualizadas.

Los analistas británicos parecen tan desconcertados como el Gobierno y las fuerzas del orden. Detrás de la revuelta parecen palpitar motivaciones distintas. Una mezcla de frustración por las condiciones personales y la falta de perspectivas de los jóvenes de los barrios más humildes de la capital, de sentimiento de marginación de las minorías étnicas pero también un componente de puro vandalismo juvenil alentado por la facilidad con que las redes sociales permiten emitir el mensaje de dónde se da la oportunidad de pillar teléfonos móviles, electrodomésticos o ropa deportiva gratis.

Según los medios británicos, algunos de los principales supermercados, como Sainsbury's, Waitrose o The Co-op estaban cerrando sus establecimientos en la zona de Islington desde las seis de la tarde de ayer ante el temor de que los escarceos que se vivieron el domingo por la noche se convirtieran en algo más serio. También cerraron algunas tiendas en el mercado de Camden al extenderse el rumor de que se temían incidentes.

La policía empieza a parecer completamente desbordada por la situación, a medio camino entre la revuelta espontánea y la actividad planificada a través de Blackberries. Muchos agentes están cancelando sus vacaciones por propia iniciativa y reincorporándose al cuerpo y la Policía Metropolitana está recibiendo refuerzos de otras zonas del país y helicópteros de apoyo de regiones vecinas. Algunos ciudadanos han empezado a pedir en comentarios en los medios la intervención del ejército.

Los primeros incidentes del domingo por la noche empezaron a última hora de la tarde en Edmonton, donde los antidisturbios se emplearon con gran contundencia. Pero la policía pareció mucho menos activa en Brixton, donde 200 jóvenes asaltaron las sucursales de granes cadenas nacionales como Marks and Spencer y Argos, una popular cadena de venta por catálogo a precios populares.

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