La Reserva Federal anuncia que mantendrá los tipos por debajo del 0,25% hasta 2013
Washington, El País
Nadie esperaba un milagro, y pocos una iniciativa rompedora. Pero sí que la reunión de la Reserva Federal diera racionalidad al sin sentido dominante Wall Street. El banco central de EE UU ha hablado y lo ha hecho para hacer un anuncio sin precedentes: los tipos se justifican en la zona cero hasta al menos mediados de 2013. Es decir, anticipa que la economía seguirá débil dos años más. El vuelco ha sido inmediato en el parqué. A la caída que siguió al anuncio los inversores respondieron con una fuerte vuelta a las compras que disparó los tres índices de Wall Street en la última media hora de la sesión. El Dow Jones cerró con un ascenso del 3,98% (con el que recuperó los 11.000 puntos que perdió la víspera, cuando anotó su mayor caída desde 2008), el Standard & Poor's, del 4,75%; y el Nasdaq, más del 5%.
EE UU entra en una nueva dinámica en el ámbito de la política monetaria. Hace dos semanas, esta reunión se veía como un encuentro de rutina para analizar las cosas con calma. Ahora la situación es la opuesta. La economía se frenó en seco en el primer semestre y hay dudas sobre el vigor del repunte en la segunda mitad. El mercado laboral sigue deprimido, como la vivienda, y eso mina el consumo, la actividad industrial y en los servicios.
La retirada por parte de Standard & Poor's de la triple A a la deuda soberana estadounidense reforzó la espiral caótica. La reunión de la Fed ha tenido lugar un día después de que el Down Jones sufriera el peor día desde diciembre de 2008. La presión, por tantao era alta. Es evidente que a la Fed le preocupa la tensión en los mercados. Pero le preocupa más la economía real.
Y el análisis que hace el equipo que preside Ben Bernanke es bastante oscuro, hasta el punto de que marcar en el calendario la fecha en la que ve la salida de este periodo de crecimiento anémico. En su decisión, que contó con tres opositores, la Fed admite que este año se crecerá considerablemente menos de lo esperado. Aún así, sigue atribuyendo el frenazo a factores transitorios.
El problema, por tanto, no es perder la triple A. Lo que necesita ahora es crecer a un ritmo sostenido de entre el 4% al 5% para hacer frente al paro (superior al 9%) y el déficit (10% del PIB). Y hay poca fe hacía lo que podría hacer la Fed para conseguirlo. De hecho, está en duda cuánto más pueda estimular la economía con los tipos entre el 0% y el 0,25% desde diciembre de 2008.
En otras palabras, Bernanke está atado literalmente de manos. Solo hay que mirar su caja de herramientas, sin útiles poderosos para hacer frente a otra crisis, como hizo hace cuatro años, cuando se cocinaba la crisis financiera. Las opciones que le quedan son tan limitadas, que desde JP Morgan la consideran "ridículas". Y eso obliga a la Fed a ser más creativa en su acción.
Una de ellas, la más extrema y controvertida, era volver a imprimir dinero para comprar de bonos, hipotecas y otros activos de riesgo. Sería la tercera ronda de estímulos monetarios, tras una segunda que acabó a final de junio con un resultado cuestionable. Y esta vez, además, no hay riesgo de deflación. Con su decisión de este martes, es una opción que deja lado.
La Fed cuenta con algo de margen en el tipo de interés que aplica al exceso de reserva de los bancos, que tampoco va a utilizar aún. Así que optó por seguir jugando con el lenguaje que anticipa al mercado el cambio de política. Además, reiteró el compromiso de mantener el balance intacto comprando más deuda con el principal de los bonos que vayan maduran.
Todo esto combinado le permite rebajar el coste del dinero a largo plazo. Pero en esta ecuación también debe tener en cuenta otro pilar de su mandato: la inflación. Por eso no quiso dar pasos que le pasen factura en el futuro, cuando la economía se enderece. En el comunicado señala que la perspectiva de inflación a largo plazo "permanece estables", lo que le da margen.
A Wall Street le costó digerir el hecho de que los tipos seguirán intactos dos años más, aun así salvó el día con una fuerte subida casiddel 4%. Ben Bernanke podrá explicar mejor su opinión sobre la situación de la economía en el encuentro anual de gobernadores en Jackson Hole (Wyoming). En ese idílico enclave en las Montañas Rocosas, el presidente de la Fed anunció hace un año la segunda ronda de estímulos. Es muy posible que la ansiedad de los inversores continúe hasta final de mes.
Nadie esperaba un milagro, y pocos una iniciativa rompedora. Pero sí que la reunión de la Reserva Federal diera racionalidad al sin sentido dominante Wall Street. El banco central de EE UU ha hablado y lo ha hecho para hacer un anuncio sin precedentes: los tipos se justifican en la zona cero hasta al menos mediados de 2013. Es decir, anticipa que la economía seguirá débil dos años más. El vuelco ha sido inmediato en el parqué. A la caída que siguió al anuncio los inversores respondieron con una fuerte vuelta a las compras que disparó los tres índices de Wall Street en la última media hora de la sesión. El Dow Jones cerró con un ascenso del 3,98% (con el que recuperó los 11.000 puntos que perdió la víspera, cuando anotó su mayor caída desde 2008), el Standard & Poor's, del 4,75%; y el Nasdaq, más del 5%.
EE UU entra en una nueva dinámica en el ámbito de la política monetaria. Hace dos semanas, esta reunión se veía como un encuentro de rutina para analizar las cosas con calma. Ahora la situación es la opuesta. La economía se frenó en seco en el primer semestre y hay dudas sobre el vigor del repunte en la segunda mitad. El mercado laboral sigue deprimido, como la vivienda, y eso mina el consumo, la actividad industrial y en los servicios.
La retirada por parte de Standard & Poor's de la triple A a la deuda soberana estadounidense reforzó la espiral caótica. La reunión de la Fed ha tenido lugar un día después de que el Down Jones sufriera el peor día desde diciembre de 2008. La presión, por tantao era alta. Es evidente que a la Fed le preocupa la tensión en los mercados. Pero le preocupa más la economía real.
Y el análisis que hace el equipo que preside Ben Bernanke es bastante oscuro, hasta el punto de que marcar en el calendario la fecha en la que ve la salida de este periodo de crecimiento anémico. En su decisión, que contó con tres opositores, la Fed admite que este año se crecerá considerablemente menos de lo esperado. Aún así, sigue atribuyendo el frenazo a factores transitorios.
El problema, por tanto, no es perder la triple A. Lo que necesita ahora es crecer a un ritmo sostenido de entre el 4% al 5% para hacer frente al paro (superior al 9%) y el déficit (10% del PIB). Y hay poca fe hacía lo que podría hacer la Fed para conseguirlo. De hecho, está en duda cuánto más pueda estimular la economía con los tipos entre el 0% y el 0,25% desde diciembre de 2008.
En otras palabras, Bernanke está atado literalmente de manos. Solo hay que mirar su caja de herramientas, sin útiles poderosos para hacer frente a otra crisis, como hizo hace cuatro años, cuando se cocinaba la crisis financiera. Las opciones que le quedan son tan limitadas, que desde JP Morgan la consideran "ridículas". Y eso obliga a la Fed a ser más creativa en su acción.
Una de ellas, la más extrema y controvertida, era volver a imprimir dinero para comprar de bonos, hipotecas y otros activos de riesgo. Sería la tercera ronda de estímulos monetarios, tras una segunda que acabó a final de junio con un resultado cuestionable. Y esta vez, además, no hay riesgo de deflación. Con su decisión de este martes, es una opción que deja lado.
La Fed cuenta con algo de margen en el tipo de interés que aplica al exceso de reserva de los bancos, que tampoco va a utilizar aún. Así que optó por seguir jugando con el lenguaje que anticipa al mercado el cambio de política. Además, reiteró el compromiso de mantener el balance intacto comprando más deuda con el principal de los bonos que vayan maduran.
Todo esto combinado le permite rebajar el coste del dinero a largo plazo. Pero en esta ecuación también debe tener en cuenta otro pilar de su mandato: la inflación. Por eso no quiso dar pasos que le pasen factura en el futuro, cuando la economía se enderece. En el comunicado señala que la perspectiva de inflación a largo plazo "permanece estables", lo que le da margen.
A Wall Street le costó digerir el hecho de que los tipos seguirán intactos dos años más, aun así salvó el día con una fuerte subida casiddel 4%. Ben Bernanke podrá explicar mejor su opinión sobre la situación de la economía en el encuentro anual de gobernadores en Jackson Hole (Wyoming). En ese idílico enclave en las Montañas Rocosas, el presidente de la Fed anunció hace un año la segunda ronda de estímulos. Es muy posible que la ansiedad de los inversores continúe hasta final de mes.