El paro nacional del miércoles pone a prueba al gobierno chileno
Santiago, AFP
El presidente de Chile Sebastián Piñera pasa por su momento más complejo: jaqueado desde hace tres meses por un extenso conflicto estudiantil, enfrenta a partir del miércoles un paro nacional de 48 horas que pondrá a prueba su capacidad de respuesta ante un creciente descontento social.
El paro, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para este miércoles y jueves, se produce en un contexto de efervescencia social no vista en años en Chile por el conflicto que ha convocado a cientos de miles de estudiantes a las calles por una reforma integral de la educación.
A la paralización de este miércoles adhieren unas 80 organizaciones, entre ellas de los empleados públicos y de empresas estatales, parte del transporte público y los taxistas privados.
Los trabajadores de la estatal Codelco, principal productora mundial de cobre, han anunciado que participarán pero no han precisado si eso significará que se detendrá la producción.
Con peticiones que van desde una reforma constitucional hasta la disminución de impuestos a los combustibles, la movilización amenaza con convertirse en un reclamo generalizado contra Piñera, el primer mandatario de derecha desde el retorno a la democracia en Chile en 1990.
La extensión de la protesta da cuenta de un creciente descontento social en Chile, considerado hace poco como ejemplo de estabilidad por su exitoso y pacífico tránsito desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) a la democracia, con un crecimiento proyectado de 6,5% para este año.
En este escenario, la popularidad de Piñera -que llegó a estar en 63%- ha caído en picada, llegando a un mínimo de 26%, la peor aprobación para un presidente en dos décadas.
"Estamos conscientes de que nuestro país tiene muchas deudas pendientes, que hay muchos problemas que no han sido resueltos, muchos de ellos se arrastran desde hace muchas décadas", reconoció este martes Piñera al hacer un llamado a la unidad nacional y al diálogo.
"Causa dolor como presidente ver que hay algunos que en estos mismos instantes están trabajando con mucho esfuerzo y dedicación para que nuestro país se paralice", agregó.
"El conflicto amenaza con extenderse más allá de las protestas estudiantiles. El paro nacional pudiera convertir el reclamo del movimiento estudiantil en un reclamo generalizado contra el gobierno", dijo a la AFP el politólogo de la Universidad Diego Portales Patricio Navia.
"El gobierno pasa por su peor momento. Además de la baja aprobación, los conflictos internos y el desorden al interior del gabinete del presidente Piñera le han imposibilitado retomar el control de la agenda política", agregó Navia.
El punto de inflexión lo marcaron las movilizaciones de los estudiantes, que han articulado una protesta por la educación pública gratuita y de calidad en un país donde el sistema educativo reproduce las mismas desigualdades de su sociedad.
Su reclamo cuenta con un altísimo respaldo ciudadano, sobre todo en la clase media, que después de años ha vuelto a salir a las calles para hacer sonar cacerolas -tal como en dictadura- contra un sistema político que mantiene las bases instauradas por Pinochet.
"La sociedad chilena está dialogando a través de estas movilizaciones. Detrás de esto hay una búsqueda de un mecanismo que resuelva el problema de fondo: pasar desde el orden social o pinochetista a un orden democrático, real, que todavía no tenemos", explicó o a la AFP el sociólogo Manuel Antonio Garretón.
"El movimiento del paro recoge esta doble crisis, de un modelo que en la educación ha generado muchas desigualdades y que en lo social significa una desprotección de los trabajadores y una dificultad de regulación del Estado en la economía y en las relaciones laborales", agregó el experto de la Universidad Católica.
"No creo que la democracia o la estabilidad del país esté en riesgo, pero es evidente que el gobierno de Piñera se encuentra en una posición difícil y que no ha sido capaz de traducir el buen momento económico y el crecimiento con una vigorosa creación de empleos en apoyo a su gestión", explicó Navia.
El presidente de Chile Sebastián Piñera pasa por su momento más complejo: jaqueado desde hace tres meses por un extenso conflicto estudiantil, enfrenta a partir del miércoles un paro nacional de 48 horas que pondrá a prueba su capacidad de respuesta ante un creciente descontento social.
El paro, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para este miércoles y jueves, se produce en un contexto de efervescencia social no vista en años en Chile por el conflicto que ha convocado a cientos de miles de estudiantes a las calles por una reforma integral de la educación.
A la paralización de este miércoles adhieren unas 80 organizaciones, entre ellas de los empleados públicos y de empresas estatales, parte del transporte público y los taxistas privados.
Los trabajadores de la estatal Codelco, principal productora mundial de cobre, han anunciado que participarán pero no han precisado si eso significará que se detendrá la producción.
Con peticiones que van desde una reforma constitucional hasta la disminución de impuestos a los combustibles, la movilización amenaza con convertirse en un reclamo generalizado contra Piñera, el primer mandatario de derecha desde el retorno a la democracia en Chile en 1990.
La extensión de la protesta da cuenta de un creciente descontento social en Chile, considerado hace poco como ejemplo de estabilidad por su exitoso y pacífico tránsito desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) a la democracia, con un crecimiento proyectado de 6,5% para este año.
En este escenario, la popularidad de Piñera -que llegó a estar en 63%- ha caído en picada, llegando a un mínimo de 26%, la peor aprobación para un presidente en dos décadas.
"Estamos conscientes de que nuestro país tiene muchas deudas pendientes, que hay muchos problemas que no han sido resueltos, muchos de ellos se arrastran desde hace muchas décadas", reconoció este martes Piñera al hacer un llamado a la unidad nacional y al diálogo.
"Causa dolor como presidente ver que hay algunos que en estos mismos instantes están trabajando con mucho esfuerzo y dedicación para que nuestro país se paralice", agregó.
"El conflicto amenaza con extenderse más allá de las protestas estudiantiles. El paro nacional pudiera convertir el reclamo del movimiento estudiantil en un reclamo generalizado contra el gobierno", dijo a la AFP el politólogo de la Universidad Diego Portales Patricio Navia.
"El gobierno pasa por su peor momento. Además de la baja aprobación, los conflictos internos y el desorden al interior del gabinete del presidente Piñera le han imposibilitado retomar el control de la agenda política", agregó Navia.
El punto de inflexión lo marcaron las movilizaciones de los estudiantes, que han articulado una protesta por la educación pública gratuita y de calidad en un país donde el sistema educativo reproduce las mismas desigualdades de su sociedad.
Su reclamo cuenta con un altísimo respaldo ciudadano, sobre todo en la clase media, que después de años ha vuelto a salir a las calles para hacer sonar cacerolas -tal como en dictadura- contra un sistema político que mantiene las bases instauradas por Pinochet.
"La sociedad chilena está dialogando a través de estas movilizaciones. Detrás de esto hay una búsqueda de un mecanismo que resuelva el problema de fondo: pasar desde el orden social o pinochetista a un orden democrático, real, que todavía no tenemos", explicó o a la AFP el sociólogo Manuel Antonio Garretón.
"El movimiento del paro recoge esta doble crisis, de un modelo que en la educación ha generado muchas desigualdades y que en lo social significa una desprotección de los trabajadores y una dificultad de regulación del Estado en la economía y en las relaciones laborales", agregó el experto de la Universidad Católica.
"No creo que la democracia o la estabilidad del país esté en riesgo, pero es evidente que el gobierno de Piñera se encuentra en una posición difícil y que no ha sido capaz de traducir el buen momento económico y el crecimiento con una vigorosa creación de empleos en apoyo a su gestión", explicó Navia.