¿Cómo encontró su voz la juventud árabe?

La juventud en Yemen, al igual que en otras naciones árabes, se siente parte de una nueva dimensión y ejerce sus derechos (AFP).


Libia, Agencias
Cuando Mohamed Bouazizi se prendió fuego en Túnez en enero, no sólo inició una serie de revueltas impredecibles sino que también fue el heraldo de la primera aparición de la juventud árabe en la historia moderna.
Los jóvenes del mundo árabe que fueron menospreciados y percibidos como una carga para el desarrollo de la región, se convirtieron en una promesa de progreso en una nueva era.
Los jóvenes de repente se sintieron como si una nueva dimensión hubiera sido descubierta y a través de la cual podían movilizarse. Finalmente ejercieron sus derechos y, más importante aún, dijeron “nunca más” a la era de dominio absoluto y autoritarismo de regímenes.

Sus ambiciones los llevaron a sacrificar sus vidas mientras hacían un llamado para reemplazar la humillación y deshumanización que tanto vivieron con derechos humanos, democracia, igualdad y gobierno legítimo.

Millones de jóvenes como yo que vivieron una vida entera bajo el dominio de un dictador autocrático cambiaron repentinamente de ser individuos en una sociedad en la que la opinión pública no importaba en la reconfiguración de las esferas políticas, culturales y de los medios de comunicación.

Con estos movimientos, unos cuantos meses de la Primavera Árabe crearon un sentimiento de solidaridad árabe que décadas de retórica política y eslógans políticos no pudieron lograr.

Tuve suerte de visitar Túnez, Libia, Egipto y otros países árabes unos meses antes del levantamiento y después presenciar cómo esos eventos históricos redefinieron la identidad de los jóvenes que viven en esos países.

Visitar El Cairo nuevamente en julio durante las protestas fue un experiencia completamente nueva y este sentido de solidaridad no la sentía más en ningún otro lugar como en la Plaza de Tahrir.

Recibí saludos excepcionales y una cálida bienvenida cada que los manifestantes se enteraban de que yo era de Yemen y muchos de ellos insistían en invitarme a un “té de libertad” durante el cual tuvimos discusiones interminables sobre la situación de Yemen y el progreso de la revolución.

Sorpresivamente, todos estaban bien informados y al día de los acontecimientos en cada país árabe que estaba pasando por un proceso de cambios profundos y reformas. Sentí como si la Plaza de Tahrir fuera la sede de los levantamientos árabes.

El cambio dramático en cómo los jóvenes de diferentes países se perciben es sorprendente. En el pasado, nuestros lazos eran superficiales y afectados negativamente por varias crisis y conflictos que atestiguamos en las últimas décadas, dando a los jóvenes más razones para estar en desacuerdo e incluso demonizarse entre ellos en muchos casos.

Pero ahora ha surgido un fuerte sentimiento de lucha conjunta y metas nobles compartidas. Es un sentimiento que surge espontáneamente al compartir dolores similares y la necesidad de abordarlos a través de una reforma democrática y pacífica.

Estos objetivos y ambiciones mutuas estaban presentes en todos los jóvenes que conocí en El Cairo, Amman, Beirut y otras ciudades árabes que visité recientemente.

Además de fortalecer sus lazos y reafirmar sus cosas en común, la Primavera Árabe creó una nueva identidad para los jóvenes que viven en la región. Les dio una dosis de seguridad en sí mismos y cambió sus actitudes; en vez de simplemente culpar el status quo, se han esforzado para cambiarlo.

Aún en las monarquías, en número de tabúes sociales y políticos que se rompieron es extraordinario. Las mujeres dirigiendo campañas en Arabia Saudita y los debates de hashtags en Jordania son ejemplos del alcance de la influencia de la Primavera Árabe en países que no vivieron revueltas.

Los jóvenes está más dispuestos a expresar sus opiniones y ser proactivos para influenciar sus sociedades en cualquier contexto en el que estén viviendo y claramente están mostrando su apoyo a sus colegas árabes luchando en otros países.

Marchas, eventos y campañas en línea apoyando la libertad de la gente en Siria, Libia y Yemen han sido constantes en los últimos meses. Asimismo, los reporteros ciudadanos de la región han jugado un papel importante en la difusión de las ideas y exponiendo las violaciones a los derechos humanos en Twitter, Facebook, YouTube y otras redes sociales.

Y no sólo son el pan y lo bienes materiales, como se ha dicho, lo que ha provocado el despertar de los jóvenes y la llegada del cambio en estas sociedades a las que le fueron negadas la libertad y oportunidades; más importante aún, fue la indignación que vivieron los ciudadanos y su incapacidad de ejercer sus derechos políticos y sociales.

Asimismo, los eslógans de todas las protestas en la región se centraban en cambios constitucionales, imperio de la ley e igualdad. Ciudadanos árabes están trabajando para definirse a sí mismos más que ser definidos por regímenes autoritarios o visiones orientales simplificadas en exceso.

Dicho proceso definitivamente tomará tiempo y requerirá sacrificios, pero el resultado en el largo plazo será indiscutiblemente una región más próspera y naciones más poderosas.

Para mí, como alguien que ha sido bendecido por vivir momentos tan destacados, la Primavera Árabe parece ser una resurrección de la juventud árabe desde tumba de la marginalización y represión, hacia una era de renacimiento labrado desde casa.

Cuando nuestras vidas parecían dirigirse a un callejón sin salida de frustración y videojuegos, la Primavera Árabe por primera vez ofreció la posibilidad de una vida que estemos ansiosos por vivir.


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