Un preso plegable
Caracas, El País
Ahí lo tienen, un narcotraficante en versión plegable. Se llama Juan Ramírez Tejerina. Está preso en la cárcel de Chetumal, en el caribeño Estado mexicano de Quintana Roo, desde 2007. Fue condenado a 20 años de prisión por posesión de armas de fuego y vínculos con el cartel de Sinaloa. El sábado bien tempranito recibió en el penal a su esposa, María del Carmen Arjona Rivero, de 19 años, quien le llevó una maleta llena de cariño y ropa limpia. A eso de las nueve de la mañana, María del Carmen salió de la prisión acarreando la maleta con ruedas. A los custodios les extrañó el nerviosismo de la joven y lo que le costaba arrastrar el equipaje. Le preguntaron: “¿Qué lleva usted ahí?” Y ella respondió: “La ropa sucia”. Desconfiados, le pidieron que la abriera y allí apareció, en versión de bolsillo, el tal Juan Ramírez Tejerina.
Un elemento de cuidado, por cierto. Según el Ejército mexicano, Ramírez Tejerina fue detenido en agosto de 2007 en el momento de recibir una avioneta procedente de Colombia y cargada con dos toneladas de cocaína para Joaquín Guzmán Loera, más conocido como Chapo Guzmán, el fugitivo líder del cartel de Sinaloa. Ya en chirona, Ramírez se convirtió en un verdadero dolor de cabeza. Según las autoridades, es una especie de alcaide paralelo del que depende el tráfico de drogas, la prostitución, la venta de alcohol y la protección a otros reclusos previo pago. Para ello, dispone de un buen número de custodios debidamente engrasados.
El negocio florecía, pero de todo se cansa uno y el sábado por la mañana el tal Tejerina decidió cambiar de vida. Hombre con ambiciones, quiso emular a Clint Eastwood en La fuga de Alcatraz o ser Paul Newman en La leyenda del indomable o tal vez pasar a la historia como Steve MacQueen en La gran evasión… El caso es que o le faltaron medios o le sobraron kilos. Las autoridades también detuvieron a dos reos llamados Edwin Valdemar y Mauricio Zapata. Al parecer ellos fueron los encargados de convertir en plegable al jefe en fuga.
Ahí lo tienen, un narcotraficante en versión plegable. Se llama Juan Ramírez Tejerina. Está preso en la cárcel de Chetumal, en el caribeño Estado mexicano de Quintana Roo, desde 2007. Fue condenado a 20 años de prisión por posesión de armas de fuego y vínculos con el cartel de Sinaloa. El sábado bien tempranito recibió en el penal a su esposa, María del Carmen Arjona Rivero, de 19 años, quien le llevó una maleta llena de cariño y ropa limpia. A eso de las nueve de la mañana, María del Carmen salió de la prisión acarreando la maleta con ruedas. A los custodios les extrañó el nerviosismo de la joven y lo que le costaba arrastrar el equipaje. Le preguntaron: “¿Qué lleva usted ahí?” Y ella respondió: “La ropa sucia”. Desconfiados, le pidieron que la abriera y allí apareció, en versión de bolsillo, el tal Juan Ramírez Tejerina.
Un elemento de cuidado, por cierto. Según el Ejército mexicano, Ramírez Tejerina fue detenido en agosto de 2007 en el momento de recibir una avioneta procedente de Colombia y cargada con dos toneladas de cocaína para Joaquín Guzmán Loera, más conocido como Chapo Guzmán, el fugitivo líder del cartel de Sinaloa. Ya en chirona, Ramírez se convirtió en un verdadero dolor de cabeza. Según las autoridades, es una especie de alcaide paralelo del que depende el tráfico de drogas, la prostitución, la venta de alcohol y la protección a otros reclusos previo pago. Para ello, dispone de un buen número de custodios debidamente engrasados.
El negocio florecía, pero de todo se cansa uno y el sábado por la mañana el tal Tejerina decidió cambiar de vida. Hombre con ambiciones, quiso emular a Clint Eastwood en La fuga de Alcatraz o ser Paul Newman en La leyenda del indomable o tal vez pasar a la historia como Steve MacQueen en La gran evasión… El caso es que o le faltaron medios o le sobraron kilos. Las autoridades también detuvieron a dos reos llamados Edwin Valdemar y Mauricio Zapata. Al parecer ellos fueron los encargados de convertir en plegable al jefe en fuga.