Un odontólogo mexicano resuelve crímenes en Chihuahua con 50 pesos
México, Agencias
El sol del desierto de Ciudad Juárez, las aves de rapiña, el viento y el calor que alcanza los 42 grados Celsius en verano, dejaron sólo restos óseos y un trozo de piel momificado de un cadáver abandonado en una solitaria cuenca del área de San Agustín, Chihuahua, al norte de México.
Se supo que era mujer por los huesos de tórax y pelvis, cuando un perito y una antropóloga adscritos a los Laboratorios de Servicios Periciales de Ciudad Juárez, población catalogada como la más peligrosa del país, armaron su esqueleto en 2005.
Una muerte más sin identidad y sin causa, pues los restos no ofrecían evidencia suficiente para plantear ninguna hipótesis sobre las circunstancias del crimen.
Pero el odontólogo y médico forense Alejandro Hernández Cárdenas, había avanzado lo suficiente en el desarrollo de una fórmula para rehidratar cadáveres momificados y, por primera vez, le asignaron un caso.
Gracias a su trabajo, se pudo establecer que esta mujer había muerto apuñalada y que las heridas provocadas por el arma punzocortante que le quitó la vida, estaban escondidas en la única evidencia que hasta entonces era imposible escudriñar con los métodos habituales: un trozo de piel acartonado y seco; momificado, recuerda Héctor Hawley, perito de la Fiscalía Especializada en Investigación de Homicidios de Mujeres de Ciudad Juárez.
La técnica que Hernández Cárdenas desarrolló durante un año —2004 a 2005—, con pruebas de laboratorio realizadas en más de 100 dedos de cadáveres momificados, logró reconstruir la piel del cuello y tórax. Una vez rehidratada a su forma original, reveló el tipo de lesiones que tenía, y los peritos tuvieron la evidencia necesaria para abrir un expediente por homicidio.
Sin este descubrimiento, cinco de cada 30 casos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez irían a la fosa común sin causa de muerte, asegura Rodrigo Caballero Rodríguez, Agente del Ministerio Público de la fiscalía en Ciudad Juárez.
El método desarrollado por Hernández permite rehidratar cuerpos momificados, y según él mismo, al menos 60 personas han sido identificadas con este tratamiento de cuerpos.
Los fiscales de Chihuahua omitieron revelar en febrero de este año el número de casos en los que se aplica la técnica de rehidratación de cadáveres, pero según un informe publicado por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chihuahua en 2009, había 155 asesinatos vigentes cometidos entre 1993 y 2008, además de 27 casos en estatus de ausencia, extravío o desaparición en la ciudad.
Antes de 2005, cuando era imposible determinar causa de muerte, se registraba el hallazgo del cuerpo en una base de datos, y se inhumaba. Sin evidencia, no había delito que perseguir. Esto sucedía a menudo, asegura Rodrigo Caballero, agente del ministerio público de la fiscalía especializada.
Entre 1991 y 2004, fueron sepultados en una fosa común de Ciudad Juárez los restos de 4,250 cuerpos de ambos sexos, exhumados para tomar su ADN y clasificarlos, informó la agencia AFP en diciembre de 2007. Esta era la única forma de registrar su información para una posible identificación en el futuro dice el agente Rodrigo Caballero.
Trajo al presente mujeres del pasado
Con 50 pesos se puede conocer la identidad de una momia gracias a esta técnica.
Un lunar, tatuaje y huellas de tortura revelan identidad, causa de muerte e incluso asesinos.
Tiene las manos blancas y las uñas meticulosamente cuidadas y recortadas. Pertenecen a una mujer joven. Sobre su dedo meñique está todavía la marca de un anillo. La piel es tersa. La blancura de sus manos cambia el tono en la parte superior donde hay puntos negros: laceraciones de cigarro.
En una cueva de Casas Grandes, Chihuahua encontraron un cadáver. Los animales habían devorado casi todo. Sólo las manos se momificaron para llegar a la mesa de trabajo del médico forense Alejandro Hernández y revelar su identidad.
Con uno de sus dedos inmersos en 100 mililitros de la fórmula desarrollada por el médico forense, la mujer pudo ser identificada.
Rehidratar un cuerpo completo requiere 200 litros de la solución hecha con distintos químicos y sales, con un costo entre 1,500 y 2,000 pesos. Con 100 mililitros se puede rehidratar un dedo, para obtener huellas dactilares.
“Es más barato que un intento de obtener un perfil genético de 4,000 pesos, pues este a veces falla y tienen que hacerse varios perfiles”.
El sol del desierto de Ciudad Juárez, las aves de rapiña, el viento y el calor que alcanza los 42 grados Celsius en verano, dejaron sólo restos óseos y un trozo de piel momificado de un cadáver abandonado en una solitaria cuenca del área de San Agustín, Chihuahua, al norte de México.
Se supo que era mujer por los huesos de tórax y pelvis, cuando un perito y una antropóloga adscritos a los Laboratorios de Servicios Periciales de Ciudad Juárez, población catalogada como la más peligrosa del país, armaron su esqueleto en 2005.
Una muerte más sin identidad y sin causa, pues los restos no ofrecían evidencia suficiente para plantear ninguna hipótesis sobre las circunstancias del crimen.
Pero el odontólogo y médico forense Alejandro Hernández Cárdenas, había avanzado lo suficiente en el desarrollo de una fórmula para rehidratar cadáveres momificados y, por primera vez, le asignaron un caso.
Gracias a su trabajo, se pudo establecer que esta mujer había muerto apuñalada y que las heridas provocadas por el arma punzocortante que le quitó la vida, estaban escondidas en la única evidencia que hasta entonces era imposible escudriñar con los métodos habituales: un trozo de piel acartonado y seco; momificado, recuerda Héctor Hawley, perito de la Fiscalía Especializada en Investigación de Homicidios de Mujeres de Ciudad Juárez.
La técnica que Hernández Cárdenas desarrolló durante un año —2004 a 2005—, con pruebas de laboratorio realizadas en más de 100 dedos de cadáveres momificados, logró reconstruir la piel del cuello y tórax. Una vez rehidratada a su forma original, reveló el tipo de lesiones que tenía, y los peritos tuvieron la evidencia necesaria para abrir un expediente por homicidio.
Sin este descubrimiento, cinco de cada 30 casos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez irían a la fosa común sin causa de muerte, asegura Rodrigo Caballero Rodríguez, Agente del Ministerio Público de la fiscalía en Ciudad Juárez.
El método desarrollado por Hernández permite rehidratar cuerpos momificados, y según él mismo, al menos 60 personas han sido identificadas con este tratamiento de cuerpos.
Los fiscales de Chihuahua omitieron revelar en febrero de este año el número de casos en los que se aplica la técnica de rehidratación de cadáveres, pero según un informe publicado por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chihuahua en 2009, había 155 asesinatos vigentes cometidos entre 1993 y 2008, además de 27 casos en estatus de ausencia, extravío o desaparición en la ciudad.
Antes de 2005, cuando era imposible determinar causa de muerte, se registraba el hallazgo del cuerpo en una base de datos, y se inhumaba. Sin evidencia, no había delito que perseguir. Esto sucedía a menudo, asegura Rodrigo Caballero, agente del ministerio público de la fiscalía especializada.
Entre 1991 y 2004, fueron sepultados en una fosa común de Ciudad Juárez los restos de 4,250 cuerpos de ambos sexos, exhumados para tomar su ADN y clasificarlos, informó la agencia AFP en diciembre de 2007. Esta era la única forma de registrar su información para una posible identificación en el futuro dice el agente Rodrigo Caballero.
Trajo al presente mujeres del pasado
Con 50 pesos se puede conocer la identidad de una momia gracias a esta técnica.
Un lunar, tatuaje y huellas de tortura revelan identidad, causa de muerte e incluso asesinos.
Tiene las manos blancas y las uñas meticulosamente cuidadas y recortadas. Pertenecen a una mujer joven. Sobre su dedo meñique está todavía la marca de un anillo. La piel es tersa. La blancura de sus manos cambia el tono en la parte superior donde hay puntos negros: laceraciones de cigarro.
En una cueva de Casas Grandes, Chihuahua encontraron un cadáver. Los animales habían devorado casi todo. Sólo las manos se momificaron para llegar a la mesa de trabajo del médico forense Alejandro Hernández y revelar su identidad.
Con uno de sus dedos inmersos en 100 mililitros de la fórmula desarrollada por el médico forense, la mujer pudo ser identificada.
Rehidratar un cuerpo completo requiere 200 litros de la solución hecha con distintos químicos y sales, con un costo entre 1,500 y 2,000 pesos. Con 100 mililitros se puede rehidratar un dedo, para obtener huellas dactilares.
“Es más barato que un intento de obtener un perfil genético de 4,000 pesos, pues este a veces falla y tienen que hacerse varios perfiles”.