Sospechoso compró 6 toneladas de fertilizante en Noruega
Oslo, Agencias
El noruego sospechoso de un atentado con bomba y una balacera que dejaron al menos 92 muertos compró seis toneladas de fertilizante antes de la masacre, dijeron el sábado las autoridades.
Un proveedor informó que el hombre había adquirido el fertilizante al tiempo que la policía investiga los relatos de testigos de que un segundo hombre estuvo implicado en el ataque a tiros.
La familia real y el primer ministro lamentaron el asesinato a balazos de decenas de jóvenes en una isla turística y visitaron a las familias de las víctimas, mientras el país continuaba conmocionado y surgían versiones de que el sospechoso quizá no actuó sólo.
El centro de Oslo se convirtió el sábado en un mar de retenes y dondequiera que eran instalados éstos atraían a curiosos.
Para la tarde, las autoridades cancelaron con rapidez las evacuaciones que habían dispuesto en una zona de la ciudad distante a unas cuadras del lugar donde ocurrió la poderosa explosión del viernes.
La matanza a tiros comenzó pocas horas después de una explosión enorme que causó devastación en un edifico alto que albergaba la oficina del primer ministro en Oslo. Al menos 92 personas se han contado entre los muertos por ambos ataques, pero muchas continúan desaparecidas, dijo la policía.
La televisora nacional local identificó al sospechoso en custodia como el noruego Anders Behring Brevik, de 32 años. La policía no confirmó la identidad debido a que el individuo no está acusado formalmente.
Según las autoridades, el hombre difundía mensajes en sitios de cristianos fundamentalistas en internet y supuestamente tenía puntos de vista antimusulmanes y de derecha. Alguna vez perteneció al ala juvenil de un partido derechista.
La reina y el primer ministro Jens Stoltenberg se dieron un abrazo cuando llegaron al hotel donde las familias aguardaban para identificar los cadáveres. El rey y la reina saludaron a las personas que perdieron a algún ser querido, en tanto que el primer ministro, con voz temblorosa, narraba a la prensa los relatos horrendos que le hicieron algunos sobrevivientes.
El noruego sospechoso de un atentado con bomba y una balacera que dejaron al menos 92 muertos compró seis toneladas de fertilizante antes de la masacre, dijeron el sábado las autoridades.
Un proveedor informó que el hombre había adquirido el fertilizante al tiempo que la policía investiga los relatos de testigos de que un segundo hombre estuvo implicado en el ataque a tiros.
La familia real y el primer ministro lamentaron el asesinato a balazos de decenas de jóvenes en una isla turística y visitaron a las familias de las víctimas, mientras el país continuaba conmocionado y surgían versiones de que el sospechoso quizá no actuó sólo.
El centro de Oslo se convirtió el sábado en un mar de retenes y dondequiera que eran instalados éstos atraían a curiosos.
Para la tarde, las autoridades cancelaron con rapidez las evacuaciones que habían dispuesto en una zona de la ciudad distante a unas cuadras del lugar donde ocurrió la poderosa explosión del viernes.
La matanza a tiros comenzó pocas horas después de una explosión enorme que causó devastación en un edifico alto que albergaba la oficina del primer ministro en Oslo. Al menos 92 personas se han contado entre los muertos por ambos ataques, pero muchas continúan desaparecidas, dijo la policía.
La televisora nacional local identificó al sospechoso en custodia como el noruego Anders Behring Brevik, de 32 años. La policía no confirmó la identidad debido a que el individuo no está acusado formalmente.
Según las autoridades, el hombre difundía mensajes en sitios de cristianos fundamentalistas en internet y supuestamente tenía puntos de vista antimusulmanes y de derecha. Alguna vez perteneció al ala juvenil de un partido derechista.
La reina y el primer ministro Jens Stoltenberg se dieron un abrazo cuando llegaron al hotel donde las familias aguardaban para identificar los cadáveres. El rey y la reina saludaron a las personas que perdieron a algún ser querido, en tanto que el primer ministro, con voz temblorosa, narraba a la prensa los relatos horrendos que le hicieron algunos sobrevivientes.